Un total de 196 legisladores de los 257 parlamentarios presentes, de varios de los partidos que forman el congreso, aprobaron la medida, que marca un nuevo pulso con la UE por la austeridad impuesta a Atenas a cambio del rescate financiero.
La medida fue anunciada la semana pasada por el primer ministro griego, Alexis Tsipras, respondiendo a las crecientes presiones internas. Este anuncio tendrá un costo de 617 millones de euros (656 millones de dólares) y consistirá en un único pago extraordinario.
Atenas argumenta que la ayuda a los jubilados de bajos ingresos provendrá de un superávit fiscal, pero los acreedores estimaron este jueves que esta decisión genera "importantes preocupaciones" con respecto a los compromisos de Atenas con sus acreedores.
De todas formas, el Banco Central Europeo (BCE), el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MES) y la Comisión Europea, estimaron que "estas medidas no debieran cambiar de manera significativa los objetivos presupuestarios de 2017 y 2018".
A su llegada a Bruselas, Tsipras dijo que es posible lograr "un avance sin chantajes" de los acreedores.
"Creo que podemos lograr un avance sin chantajes y respetando la soberanía de cada país", dijo Tsipras a su llegada a una cumbre de mandatarios en Bruselas, un año y medio después de que el dirigente de izquierda sostuviera un firme enfrentamiento con sus socios del bloque por la deuda.
Alemania "es el único país, el único ministro de Finanzas de la eurozona, que representa un problema", dijo a los periodistas, el primer ministro que consideró que suspender las medidas de alivio "está más allá de la razón".
El tema planea sobre la agenda de la reunión del viernes entre Tsipras y la canciller alemana, Angela Merkel.
Sin embargo, la líder alemana negó que este fuera el tema central de la reunión, ya que no está entre sus "intenciones" negociar.
Francia entró en el debate situándose del lado griego y se mostró contraria a la decisión de suspender el ligero alivio acordado a Grecia.
El presidente francés, François Hollande, dijo que no se puede "impedir [a Atenas] adoptar un cierto número de decisiones soberanas" ni "pedir nuevos esfuerzos adicionales" a los griegos.
"Yo soy favorable a tratar dignamente a Grecia, que continúe en la zona euro y que logremos finalmente una solución de la deuda griega", una condición para la "estabilidad" en Europa, añadió el mandatario francés en Bruselas.
El miércoles, el portavoz del presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, anunció la suspensión de un ligero alivio de la deuda de Grecia, acordado por los ministros de Finanzas de la zona euro el 5 de diciembre y de impacto limitado.
"Las instituciones han llegado a la conclusión de que las medidas del gobierno griego parecen no estar en consonancia con nuestros compromisos", indicó el portavoz.
Los países de la eurozona acordaron el pasado 5 de diciembre medidas técnicas sobre los tipos de interés y los vencimientos del algunos tramos de la deuda griega. Sin embargo, este alivio de unas decenas de millones de euros es limitado en comparación con los 315.000 millones de euros de la deuda pública griega en la actualidad.
Actualmente, Grecia está sumida en su tercer plan de ayuda de 86.000 millones de euros y la deuda pública se sitúa en torno al 180% del PIB.
El ministro francés de Finanzas también se desmarcó.
"Las expresiones individuales no son expresiones colectivas del Eurogrupo", afirmó Sapin en rueda de prensa, en alusión implícita a Alemania, país que pidió el miércoles la suspensión de esas medidas.
"Ningún gobierno ha respetado tanto sus compromisos" como el ejecutivo griego de Alexis Tsipras, aseguró.
El comisario europeo de Asuntos Financieros, Pierre Moscovici, también se mostró disidente y argumentó que "estas medidas no suponen un problema para el alivio de la deuda acordado", ya que "las condiciones del acuerdo del Eurogrupo no han cambiado".
Tsipras, con una popularidad en baja y muchos frentes abiertos en casa, levantó la carta de la soberanía nacional para explicar su decisión.
Irónicamente, la asociación de pensionistas griegos rechazó el aguinaldo, de unos 300 euros, por considerarlo como una minucia.
Cientos de pensionistas se manifestaron este jueves en Atenas para criticar la medida, que se produce en un momento en que el gobierno está recortando las pensiones, una de las cuestiones fundamentales en el debate sobre la austeridad.
Tsipras también anuncio que habrá recortes fiscales a las islas del Egeo que han recibido a miles de migrantes, pero esta medida todavía tiene que ser discutida en el parlamento la próxima semana.
La medida fue anunciada la semana pasada por el primer ministro griego, Alexis Tsipras, respondiendo a las crecientes presiones internas. Este anuncio tendrá un costo de 617 millones de euros (656 millones de dólares) y consistirá en un único pago extraordinario.
Atenas argumenta que la ayuda a los jubilados de bajos ingresos provendrá de un superávit fiscal, pero los acreedores estimaron este jueves que esta decisión genera "importantes preocupaciones" con respecto a los compromisos de Atenas con sus acreedores.
- 'Sin chantajes' -
De todas formas, el Banco Central Europeo (BCE), el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MES) y la Comisión Europea, estimaron que "estas medidas no debieran cambiar de manera significativa los objetivos presupuestarios de 2017 y 2018".
A su llegada a Bruselas, Tsipras dijo que es posible lograr "un avance sin chantajes" de los acreedores.
"Creo que podemos lograr un avance sin chantajes y respetando la soberanía de cada país", dijo Tsipras a su llegada a una cumbre de mandatarios en Bruselas, un año y medio después de que el dirigente de izquierda sostuviera un firme enfrentamiento con sus socios del bloque por la deuda.
Alemania "es el único país, el único ministro de Finanzas de la eurozona, que representa un problema", dijo a los periodistas, el primer ministro que consideró que suspender las medidas de alivio "está más allá de la razón".
El tema planea sobre la agenda de la reunión del viernes entre Tsipras y la canciller alemana, Angela Merkel.
Sin embargo, la líder alemana negó que este fuera el tema central de la reunión, ya que no está entre sus "intenciones" negociar.
Francia entró en el debate situándose del lado griego y se mostró contraria a la decisión de suspender el ligero alivio acordado a Grecia.
El presidente francés, François Hollande, dijo que no se puede "impedir [a Atenas] adoptar un cierto número de decisiones soberanas" ni "pedir nuevos esfuerzos adicionales" a los griegos.
"Yo soy favorable a tratar dignamente a Grecia, que continúe en la zona euro y que logremos finalmente una solución de la deuda griega", una condición para la "estabilidad" en Europa, añadió el mandatario francés en Bruselas.
El miércoles, el portavoz del presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, anunció la suspensión de un ligero alivio de la deuda de Grecia, acordado por los ministros de Finanzas de la zona euro el 5 de diciembre y de impacto limitado.
"Las instituciones han llegado a la conclusión de que las medidas del gobierno griego parecen no estar en consonancia con nuestros compromisos", indicó el portavoz.
Los países de la eurozona acordaron el pasado 5 de diciembre medidas técnicas sobre los tipos de interés y los vencimientos del algunos tramos de la deuda griega. Sin embargo, este alivio de unas decenas de millones de euros es limitado en comparación con los 315.000 millones de euros de la deuda pública griega en la actualidad.
Actualmente, Grecia está sumida en su tercer plan de ayuda de 86.000 millones de euros y la deuda pública se sitúa en torno al 180% del PIB.
- Posiciones divergentes -
El ministro francés de Finanzas también se desmarcó.
"Las expresiones individuales no son expresiones colectivas del Eurogrupo", afirmó Sapin en rueda de prensa, en alusión implícita a Alemania, país que pidió el miércoles la suspensión de esas medidas.
"Ningún gobierno ha respetado tanto sus compromisos" como el ejecutivo griego de Alexis Tsipras, aseguró.
El comisario europeo de Asuntos Financieros, Pierre Moscovici, también se mostró disidente y argumentó que "estas medidas no suponen un problema para el alivio de la deuda acordado", ya que "las condiciones del acuerdo del Eurogrupo no han cambiado".
Tsipras, con una popularidad en baja y muchos frentes abiertos en casa, levantó la carta de la soberanía nacional para explicar su decisión.
Irónicamente, la asociación de pensionistas griegos rechazó el aguinaldo, de unos 300 euros, por considerarlo como una minucia.
Cientos de pensionistas se manifestaron este jueves en Atenas para criticar la medida, que se produce en un momento en que el gobierno está recortando las pensiones, una de las cuestiones fundamentales en el debate sobre la austeridad.
Tsipras también anuncio que habrá recortes fiscales a las islas del Egeo que han recibido a miles de migrantes, pero esta medida todavía tiene que ser discutida en el parlamento la próxima semana.