Invitado por el Festival de Annecy (sureste), Del Toro, de 51 años, aprovechó la oportunidad de una "clase magistral" para hablar de la serie animada.
El cineasta explicó que el guión de "Trollhunters", producida con Dreamworks y que se difundirá a partir de diciembre, fue inicialmente concebida como una trilogía de largometrajes.
Cuenta la historia de Jim, un joven estudiante de una pequeña ciudad de California secuestrado una noche en su habitación por una misteriosa criatura, 45 años después de que ocurriera lo mismo a su tío.
Adaptado de la serie de libros fantásticos escritos junto a Daniel Kraus, el guión "alterna secuencias de la secundaria con secuencias de aventuras", revela Del Toro.
Anton Yelchin ("Viaje a las estrellas"), Ron Perlman ("Hellboy") y Kesley Grammer ("Frasier") darán su voz a los protagonistas.
Para optimizar su trabajo, el realizador explicó que creó una "burbuja de libertad y creatividad en torno a los animadores". "'Trollhunters' reposa sobre una idea que permea en muchas de mis películas: detrás de nuestro mundo se esconde otro, más bello y misterioso aún".
"La animación es un medio, no un género", aseguró. "Es la forma más bella y acabada de manejar la creación", destacó el cineasta de 51 años ante una sala llena. "El problema en Estados Unidos es que se piensa que la animación está solo destinada a los niños, cuando en realidad es un arte adulto".
Guillermo del Toro habló de su precoz pasión por esta forma de cine, que enseñó en la secundaria tras aprender como autodidacta la técnica del "stop motion" tras comprar su primera cámara.
Sobre sus difíciles inicios con los efectos especiales, cuyos secretos descubrió en el Instituto de Ciencias de Guadalajara, Guillermo del Toro contó que más de una vez le dijeron que no era muy bueno pero trabajador.
"Nunca hice una película por la cual no estaba dispuesto a dejar la vida", asegura, al explicar que "las mejores historias para contar son las historias verdaderas que están en nuestra cabeza".
"En la animación, la carrera de un realizador está hecha de sensibilidad, de brutalidad y de suerte. Los que tienen éxito son aquellos que perseveran", insiste el director de "El espinazo del diablo" (2001), "El laberinto del fauno" (2006) y "Pacific Rim" (2013).
Al comparar la animación con la filmación de imágenes reales, el realizador estima que permite un control total, mientras que dirigir actores en un set clásico equivale según él a "cazar mariposas".
Agrega que aprendió a "decir no" durante su única experiencia en Hollywood. "Allá hay que ser firme desde un principio para mantener las riendas de su propio trabajo".
El cineasta explicó que el guión de "Trollhunters", producida con Dreamworks y que se difundirá a partir de diciembre, fue inicialmente concebida como una trilogía de largometrajes.
Cuenta la historia de Jim, un joven estudiante de una pequeña ciudad de California secuestrado una noche en su habitación por una misteriosa criatura, 45 años después de que ocurriera lo mismo a su tío.
Adaptado de la serie de libros fantásticos escritos junto a Daniel Kraus, el guión "alterna secuencias de la secundaria con secuencias de aventuras", revela Del Toro.
Anton Yelchin ("Viaje a las estrellas"), Ron Perlman ("Hellboy") y Kesley Grammer ("Frasier") darán su voz a los protagonistas.
Para optimizar su trabajo, el realizador explicó que creó una "burbuja de libertad y creatividad en torno a los animadores". "'Trollhunters' reposa sobre una idea que permea en muchas de mis películas: detrás de nuestro mundo se esconde otro, más bello y misterioso aún".
"La animación es un medio, no un género", aseguró. "Es la forma más bella y acabada de manejar la creación", destacó el cineasta de 51 años ante una sala llena. "El problema en Estados Unidos es que se piensa que la animación está solo destinada a los niños, cuando en realidad es un arte adulto".
- Pasión precoz -
Guillermo del Toro habló de su precoz pasión por esta forma de cine, que enseñó en la secundaria tras aprender como autodidacta la técnica del "stop motion" tras comprar su primera cámara.
Sobre sus difíciles inicios con los efectos especiales, cuyos secretos descubrió en el Instituto de Ciencias de Guadalajara, Guillermo del Toro contó que más de una vez le dijeron que no era muy bueno pero trabajador.
"Nunca hice una película por la cual no estaba dispuesto a dejar la vida", asegura, al explicar que "las mejores historias para contar son las historias verdaderas que están en nuestra cabeza".
"En la animación, la carrera de un realizador está hecha de sensibilidad, de brutalidad y de suerte. Los que tienen éxito son aquellos que perseveran", insiste el director de "El espinazo del diablo" (2001), "El laberinto del fauno" (2006) y "Pacific Rim" (2013).
Al comparar la animación con la filmación de imágenes reales, el realizador estima que permite un control total, mientras que dirigir actores en un set clásico equivale según él a "cazar mariposas".
Agrega que aprendió a "decir no" durante su única experiencia en Hollywood. "Allá hay que ser firme desde un principio para mantener las riendas de su propio trabajo".