La osamenta, que pertenece a una joven de entre 15 y 16 años del Pleistoceno Tardío, a quien bautizaron como "Naia", "ha sido estudiada desde hace casi tres años por especialistas nacionales y extranjeros y ha sido fechado científicamente con una antigüedad de 13.000 y 12.000 años en laboratorios de Estados Unidos y Canadá", dijo en conferencia de prensa María Teresa Franco, directora general del INAH.
Tras haber sido sometido a estudios de ADN mitocondrial, Carbono 14 y Uranio/Torio, se dedujo que se trata del "resto humano más antiguo que se conoce en América", lo que convierte a este "extraordinario hallazgo" en el eslabón que faltaba para confirmar el vínculo que existe entre los primeros pobladores de América y los grupos indígenas contemporáneos en este continente, añadió Franco.
El descubrimiento tuvo lugar en el sitio arqueológico Hoyo Negro, ubicado dentro de una cueva que se inundó después de la última glaciación finalizada hace unos 10.000 años, y los científicos piensan que los restos hallados pertenecen a Naia, una joven de origen asiático (Beringio) que formó parte de las migraciones que llegaron a América desde Siberia.
Tres espeleobuzos "entraron por un túnel lleno de agua, nadaron a 10 metros de profundidad y 200 metros de distancia, y luego caen en este pozo totalmente negro" donde hallaron los restos humanos, relató Pilar Luna, coordinadora del Proyecto Arqueológico Subacuático Hoyo Negro, que se inició en 2009.
Además del esqueleto humano, se descubrieron restos de 26 mamíferos correspondientes a 11 especies del Pleistoceno Tardío, como un gonfoterio, tigre dientes de sable, perezoso de tierra tipo Shasta, tapir gigante, cerdo de monte, oso, puma, lince, coyote, coatí y murciélago frutero, explicó el INAH, que calificó Hoyo Negro como "un contexto paleontológico perfecto".
Para realizar sus estudios, los científicos se valieron de fotografías, videos y muestras tomadas por los espeleobuzos, y luego extrajeron los vestigios más representativos de "Naia" para dejarlos bajo resguardo del INAH.
Organizaciones como National Geographic Society, el Instituto Waitt, el Archaeological Institute of America y la National Science Foundation participaron del análisis científico.