En un comunicado, la cofradía de Mohamed Mursi, que denuncia un golpe de Estado y se negaba a reconocer a las nuevas autoridades, "llama a todas las fuerzas revolucionarias, a los partidos políticos y a las personalidades patrióticas a entablar un diálogo profundo para salir de la crisis actual".
Desde que el ejército derrocó a Mursi, el único presidente elegido democráticamente en el país, el gobierno interino lleva a cabo una represión implacable contra sus partidarios.
Más de un millar de personas, en su mayoría manifestantes pro-Mursi, murieron desde mediados de agosto y miles de islamistas fueron detenidos, entre ellos la casi totalidad de los dirigentes de los Hermanos Musulmanes.
La coalición, que sigue organizando manifestaciones cada semana a pesar de la violenta represión, defiende la "oposición pacífica" y pide que se ponga "fin al derramamiento de sangre" y a las "campañas de odio en los medios de comunicación".
Antes de entablar el diálogo, la coalición reclama la liberación de los prisioneros y la reapertura de los medios de comunicación islamistas cerrados después del derrocamiento y el arresto de Mursi el pasado 3 de julio.
En cambio sólo menciona de forma indirecta la vuelta al poder de Mursi, que antes ponían como condición para negociar.
La coalición pide "la vuelta a la legitimidad constitucional y al proceso democrático incluyendo a todos los movimientos políticos, sin que ninguno monopolice el proceso o se vea excluido de él".