Guillen Doz, una lección de sensualidad.
La vanguardia anda dividida y mucho, porque mientras hay diseñadores que abrazan un neoclasicismo visionario de influencia africana, ya sea étnica o basada en el look safari, otros pretenden inyectarnos en vena un macarrismo suburbano cada vez más purista y destructivo.
De la primera tendencia hubo propuestas dispares: el tándem creativo Cardona Bonache y el diseñador Miguel Bolaño jugaron a los polos opuestos. Los primeros, Israel Bonache y Víctor Cardona, hicieron suyo el concepto de "menos es más", con una colección basada en los pliegues, que al ser tan correcta y medida despertó un sopor generalizado y unos aplausos poco contagiosos. 180º más allá se situó Bolaño y su gusto por un barroco donde más siempre es más, y donde mucho nunca es suficiente. El barcelonés, con su colección La bailarina española, aunque más acertado y comedido, volvió a abusar de elementos como los total looks realizados en ganchillo: lo poco gusta, lo mucho cansa.
En el otro extremo, el de los hijos del underground, también hay divergencias, las marcadas por la firma Jan Iú Més, que apuesta por un luto depurado plagado de detalles innovadores, y el maximalismo canalla de Joan Fàbregas. El catalán marcó con Joy Division el paso de hombres enigmáticos, que hacen de la estética leather su uniforme para los bajos fondos.
De la primera tendencia hubo propuestas dispares: el tándem creativo Cardona Bonache y el diseñador Miguel Bolaño jugaron a los polos opuestos. Los primeros, Israel Bonache y Víctor Cardona, hicieron suyo el concepto de "menos es más", con una colección basada en los pliegues, que al ser tan correcta y medida despertó un sopor generalizado y unos aplausos poco contagiosos. 180º más allá se situó Bolaño y su gusto por un barroco donde más siempre es más, y donde mucho nunca es suficiente. El barcelonés, con su colección La bailarina española, aunque más acertado y comedido, volvió a abusar de elementos como los total looks realizados en ganchillo: lo poco gusta, lo mucho cansa.
Hay diseñadores que abrazan una corriente de influencia étnica
En un término medio perfecto a caballo entre sus dos compañeros de tendencia, el creador Guillen Doz encontró la virtud creativa. Su exquisita colección Summer storm fue toda una lección de moderna sensualidad y renovada elegancia, donde los tejidos volátiles competían con la rigidez de chaquetas armadas, un conflicto formal resuelto a la perfección por una impecable paleta cromática. En el otro extremo, el de los hijos del underground, también hay divergencias, las marcadas por la firma Jan Iú Més, que apuesta por un luto depurado plagado de detalles innovadores, y el maximalismo canalla de Joan Fàbregas. El catalán marcó con Joy Division el paso de hombres enigmáticos, que hacen de la estética leather su uniforme para los bajos fondos.
Otros apuestan por un look suburbano cada vez más destructivo.