El músico John Cage
Y el domingo 25 todos estábamos invitados (el evento era gratuito) a Cage, el primero de los conciertos organizados en el Auditori con motivo del ciclo Tardor Cage-Cunningham. Y todos, en apariencia, disfrutamos, aunque el paréntesis de 15 minutos entre la primera y segunda partes sirvió a alguno para irse para no volver. En la primera parte, el grupo bcn216 se acercó a Thirteen (1992), su última obra y la última de sus Number pieces, tituladas según el número de intérpretes. En Thirteen eran, así, 13 los músicos concentrados en hacer justicia al no-control controlado de Cage, juego de reglas escritas pero resultados inesperados, la otra noche una serie de diálogos instrumentales entrecortados, erupciones de marimba y clímax nunca llegados; la hipnosis.
MURMULLOS Y TOSES / Para la segunda parte se unió la gran pianista Margaret Leng Tan, célebre sobre todo por sus interpretaciones de la música de Cage, su mentor durante largo tiempo. Primero sonó (es un decir) la clásica cacofonía silenciosa 4’33” (1952), entre murmullos, golpes, gruñidos, risas disfrazadas de toses y risas no disimuladas.
Y como colofón, el Concierto para piano preparado y orquesta de cámara (1951), cuya tercera parte, igual que 4’33”, es resultado de tiradas con el I Ching. La música del azar interpretada por músicos nada azarosos; había que ver a Margaret Len Chan haciendo serpentear sus dedos entre las teclas del piano, en una segura pero grácil y flotante coreografía.
Un minuto antes del final, la señora a mi derecha se despierta de forma violenta. ¿De la hipnosis o de la siesta? Ojalá que de lo primero.
MURMULLOS Y TOSES / Para la segunda parte se unió la gran pianista Margaret Leng Tan, célebre sobre todo por sus interpretaciones de la música de Cage, su mentor durante largo tiempo. Primero sonó (es un decir) la clásica cacofonía silenciosa 4’33” (1952), entre murmullos, golpes, gruñidos, risas disfrazadas de toses y risas no disimuladas.
Y como colofón, el Concierto para piano preparado y orquesta de cámara (1951), cuya tercera parte, igual que 4’33”, es resultado de tiradas con el I Ching. La música del azar interpretada por músicos nada azarosos; había que ver a Margaret Len Chan haciendo serpentear sus dedos entre las teclas del piano, en una segura pero grácil y flotante coreografía.
Un minuto antes del final, la señora a mi derecha se despierta de forma violenta. ¿De la hipnosis o de la siesta? Ojalá que de lo primero.