El cantante de 55 años fue invitado por la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles y su director, el electrizante Dudamel, a participar en el festival Americas and Americans, que tiene lugar esta semana en el prestigioso anfiteatro ubicado en las colinas de Hollywood.
Durante una semana, el festival convoca a un puñado de íconos de la música hispanoamericana, desde el panameño Rubén Blades hasta el puertorriqueño Eddie Palmieri, pasando por el cantante pop colombiano Juanes y el tenor español Plácido Domingo.
Participar en el festival era "para nosotros un orgullo y un honor", dice a la AFP el músico que, con sus composiciones cuidadas y sus letras esmeradamente poéticas, dio cartas de nobleza internacional a sus ritmos caribeños preferidos: el merengue y la bachata.
"El rasgo que caracteriza a la música dominicana podríamos decir que es la energía de la musica bailable. Es una música alegre. Cuando uno la oye, siente el deseo de saltar y brincar y reírse", señala el autor de temas como "Ojalá que llueva café", "La bilirrubina", "Burbujas de amor" o "El Niágara en bicicleta".
Pero "también es una música romántica, una música, cómo digo, buena para los pies y para la cabeza. Esos son rasgos que transmite la música dominicana y yo diría la música latinoamericana en general".
"Yo creo que somos países con una música feliz", asegura Guerra, que ha vendido más de 30 millones de discos y tiene en su haber dos premios Grammy y 12 Grammy Latino.
El martes en la noche, tras una apertura sinfónica dirigida por Dudamel, el cantante interpretará nueve de sus éxitos, acompañado por su banda y por la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles (LA Phil).
Las canciones serán "las más populares y las más adaptables. La gente que va a mis conciertos espera algunas canciones que nosostros cantemos, que son los clásicos. Y, por otra parte, había canciones que ya había grabado con cuerda o con oboe y sabía que iban a funcionar muy bien", añade.
"Es la primera vez que lo hacemos y la primera vez que trabajo mis canciones en una forma sinfónica", apunta. "Lo hemos disfrutado mucho. A mí me encanta oír estas bachatas con cuerdas, con oboe, o un merengue con todos estos instrumentos. Es maravilloso".
Acostumbrado a colaborar con artistas de todo el mundo, Juan Luis Guerra afirma que ama "todo tipo de música: clásica, jazz, blues, folk".
"Estoy abierto a todo y escucho mucho. Creo que es parte del desarollo de un músico, escuchar y analizar diferentes músicas de los grandes compositores. Eso es una escuela".
En Estados Unidos, donde se presenta con regularidad, Guerra tiene éxito garantizado en la comunidad latinoamericana, pero también convoca a los estadounidenses.
"El público americano es sumamente abierto", destaca el artista. "Cada vez que vamos a Estados Unidos, vemos que la mayoría de los latinos llevan a norteamericanos. O sea que ya ellos van con una cierta idea de lo que van a ver".
"Pero también tuvimos la oportunidad de tocar en Nueva Orleans, en un festival, y allí era una mayoría de norteamericanos que recibieron la música con un gozo y una alegría muy buenas", dice el rey del merengue. "Pero, por supuesto, los latinos ayudan mucho a que esto suceda".
Para el artista, también es una oportunidad de oro trabajar con Dudamel, quien a sus 31 años es considerado un prodigio de la música y ha conquistado públicos de todas partes del globo con su vigoroso estilo de dirección.
"Me encanta su forma de dirigir y su energía", dice. "Creo que saca de los músicos algo nuevo".
Tras la experiencia sinfónica del martes, Juan Luis Guerra no piensa detenerse y menciona escuetamente "un proyecto con una orquesta clásica".
"Yo creo que lo mejor está por venir", agrega.