Las fuerzas de seguridad registraron viviendas en la isla de Java, que creen que podrían pertenecer a los dos kamikazes que detonaron sus bombas el miércoles por la noche frente a la terminal de Kampung Melayu, en un barrio obrero de la capital.
Las explosiones sembraron el pánico, la gente huyó del lugar mientras una humareda emanaba de la estación. Pedazos de cuerpos quedaron esparcidos por la calle, cubierta de vidrios.
Los dos autores del atentado también perdieron la vida. Cinco policías y cinco civiles resultaron heridos.
Los investigadores creen que se estaba actuando contra la policía, mientras que algunos agentes se estaban encargando de mantener el orden en una manifestación cercana.
Las fuerzas de seguridad están siendo atacadas desde hace años por los yihadistas indonesios, que hace tiempo que no apuntan contra objetivos occidentales.
Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo, estaba en estado de alerta elevado tras una serie de proyectos de atentado urdidos por los islamistas, inspirados en los yihadistas del EI.
Al ser preguntado acerca de un vínculo entre el EI y los responsables del doble atentado, Awi Setyono, portavoz de la policía, respondió "sí, existe uno", sin dar más detalles.
El presidente, Joko Widodo, anunció el jueves en un discurso televisado que había ordenado una investigación, instando a "todos los ciudadanos a guardar la calma y permanecer unidos".
"El escuadrón antiterrorista Densus 88 está llevando a cabo una investigación, queremos saber de dónde venían los kamikazes, a qué grupos estaban afiliados", declaró a la AFP el portavoz de la policía nacional Setyo Wasisto.
El portavoz declinó hacer ninguna hipótesis sobre los autores, aunque confirmó que las bombas se habían fabricado con ollas a presión.
En un registro en casa de uno de los dos suicidas, en la ciudad de Bandung (sureste de Yakarta) este jueves, la policía encontró documentos sobre la enseñanza del islam y dos armas blancas.
El hombre, cuya identidad no fue revelada, estaba casado, tenía dos hijos y había sido vendedor de hierbas medicinales, según la policía.
La casa del segundo atacante, en Cimahi, cerca de Bandung, también fue registrada. Su madre y su hermana todavía viven allí, sgún la misma fuente.
En un ataque perpetrado en Bandung el pasado febrero se utilizó una bomba similar a las del miércoles. Aquel ataque fue obra de un yihadista de Jamaah Ansharut Daulah (JAD), un grupo que juró lealtad al grupo EI y al que se le ha imputado una serie de atentados recientes.
Indonesia se vio sacudida por los atentados de Bali en 2002 que causaron 202 muertos, de los cuales numerosos extranjeros. Las autoridades lanzaron acto seguido una gran ofensiva contra los extremistas islamistas, y debilitó los grupos más peligrosos, según los expertos.
Pero el grupo Estado Islámico (EI) ha conseguido en los últimos tiempos volver a movilizar a los radicales. En enero de 2016, una serie de atentados suicidas costaron la vida a cuatro civiles.
Las explosiones sembraron el pánico, la gente huyó del lugar mientras una humareda emanaba de la estación. Pedazos de cuerpos quedaron esparcidos por la calle, cubierta de vidrios.
Los dos autores del atentado también perdieron la vida. Cinco policías y cinco civiles resultaron heridos.
Los investigadores creen que se estaba actuando contra la policía, mientras que algunos agentes se estaban encargando de mantener el orden en una manifestación cercana.
Las fuerzas de seguridad están siendo atacadas desde hace años por los yihadistas indonesios, que hace tiempo que no apuntan contra objetivos occidentales.
Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo, estaba en estado de alerta elevado tras una serie de proyectos de atentado urdidos por los islamistas, inspirados en los yihadistas del EI.
Al ser preguntado acerca de un vínculo entre el EI y los responsables del doble atentado, Awi Setyono, portavoz de la policía, respondió "sí, existe uno", sin dar más detalles.
El presidente, Joko Widodo, anunció el jueves en un discurso televisado que había ordenado una investigación, instando a "todos los ciudadanos a guardar la calma y permanecer unidos".
- Ollas a presión -
"El escuadrón antiterrorista Densus 88 está llevando a cabo una investigación, queremos saber de dónde venían los kamikazes, a qué grupos estaban afiliados", declaró a la AFP el portavoz de la policía nacional Setyo Wasisto.
El portavoz declinó hacer ninguna hipótesis sobre los autores, aunque confirmó que las bombas se habían fabricado con ollas a presión.
En un registro en casa de uno de los dos suicidas, en la ciudad de Bandung (sureste de Yakarta) este jueves, la policía encontró documentos sobre la enseñanza del islam y dos armas blancas.
El hombre, cuya identidad no fue revelada, estaba casado, tenía dos hijos y había sido vendedor de hierbas medicinales, según la policía.
La casa del segundo atacante, en Cimahi, cerca de Bandung, también fue registrada. Su madre y su hermana todavía viven allí, sgún la misma fuente.
En un ataque perpetrado en Bandung el pasado febrero se utilizó una bomba similar a las del miércoles. Aquel ataque fue obra de un yihadista de Jamaah Ansharut Daulah (JAD), un grupo que juró lealtad al grupo EI y al que se le ha imputado una serie de atentados recientes.
Indonesia se vio sacudida por los atentados de Bali en 2002 que causaron 202 muertos, de los cuales numerosos extranjeros. Las autoridades lanzaron acto seguido una gran ofensiva contra los extremistas islamistas, y debilitó los grupos más peligrosos, según los expertos.
Pero el grupo Estado Islámico (EI) ha conseguido en los últimos tiempos volver a movilizar a los radicales. En enero de 2016, una serie de atentados suicidas costaron la vida a cuatro civiles.