El jefe de la delegación del gobierno, Humberto De La Calle-a la izquierda-le da la mano al jefe de la delegación de las FARC, Iván Márquez
Inmersos desde hace tres años en un proceso de diálogo para terminar con medio siglo de enfrentamiento armado, los rebeldes y el gobierno anunciaron un inédito pacto sobre las víctimas, considerado el punto medular de los diálogos que llevan a cabo en La Habana.
"En cumplimiento de nuestro compromiso de poner a las víctimas en el centro del acuerdo (...), el gobierno nacional y las FARC acordamos crear el sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición" de violencia, según una declaración conjunta leída en La Habana.
El acuerdo fue suscrito por Iván Márquez y Humberto de La Calle, jefes de los equipos negociadores de las FARC y el gobierno, respectivamente, en presencia de representantes de Cuba y Noruega, garantes del proceso, y de las víctimas, que viajaron a La Habana para respaldar el histórico pacto.
"Los colombianos tenemos una muy buena noticia para el mundo. No es retórica decir que el anuncio del acuerdo sobre el reconocimiento de los derechos de las víctimas pronostica el posible fin del conflicto y el advenimiento de una paz firme", celebró De La Calle.
El acuerdo, que corona año y medio de discusiones, define el trato que recibirán los responsables de delitos de lesa humanidad bajo un sistema jurídico especial que será creado como parte del proceso de paz, y que incluye penas alternativas de reclusión.
También otorga amnistía para los excombatientes que no estén implicados en delitos atroces, como secuestro, violencia sexual y ejecuciones fuera de combate, y solo estén acusados de levantarse en armas contra el Estado.
El conflicto colombiano, que inició como una sublevación campesina reprimida a sangre y fuego, es uno de los más prolongados del mundo y deja unos 220.000 muertos y seis millones de desplazados, según cifras oficiales.
"En La Habana llegamos a acuerdo con FARC en el punto de Víctimas. ¡Nunca antes estuvimos tan cerca de un acuerdo definitivo!", proclamó el presidente colombiano Juan Manuel Santos en Twitter.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno consideraban el pacto sobre víctimas el más complicado de la negociación, por lo que su suscripción encamina los diálogos hacia un desenlace satisfactorio.
De esa forma, las partes se han puesto de acuerdo en cuatro de los seis puntos que pactaron.
Antes ya habían convenido fórmulas para atender la reforma agraria -origen del conflicto-, y el del cultivo y tráfico de drogas ilegales, además de convenir la participación en política de las FARC una vez depongan las armas.
Restan entonces por definir el fin del enfrentamiento -que incluye el desarme de las FARC- y la implementación y refrendación de los pactos de La Habana.
Durante la rubricación del convenio, los representantes de las víctimas anunciaron que serán "veedores atentos del estricto cumplimiento de los acuerdos que se firman".
"Hoy reivindicamos nuestra dignidad y nuestra exigencia de que los acuerdos sean fieles a los reclamos de todas las víctimas. Nuestro respaldo al proceso de paz no significa que renunciemos a la justicia, a la reparación y sobre todo a la verdad", dijo Jineth Bedoya, una periodista secuestrada y violada por paramilitares en 2000, quien entregó su testimonio ante los negociadores en La Habana a fines de 2014.
Las FARC y el gobierno se comprometieron a firmar la paz de forma definitiva antes del 23 de marzo de 2016, tras un histórico apretón de manos en Cuba entre el presidente Santos y el comandante máximo de la guerrilla, Timoleón Jiménez, el 23 de septiembre.
Ese día los dos hombres que se enfrentaron en la guerra por años, anunciaron el pacto de justicia para las víctimas del conflicto, pero después surgieron diferencias sobre el alcance del convenio que en teoría quedaron superadas con la declaración de este martes.
"Ahora tenemos al frente el desafío de convenir las normas para el cese del fuego y hostilidades bilateral y definitivo, la dejación de armas; es decir, el fin del conflicto", indicó De La Calle.
"En cumplimiento de nuestro compromiso de poner a las víctimas en el centro del acuerdo (...), el gobierno nacional y las FARC acordamos crear el sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición" de violencia, según una declaración conjunta leída en La Habana.
El acuerdo fue suscrito por Iván Márquez y Humberto de La Calle, jefes de los equipos negociadores de las FARC y el gobierno, respectivamente, en presencia de representantes de Cuba y Noruega, garantes del proceso, y de las víctimas, que viajaron a La Habana para respaldar el histórico pacto.
"Los colombianos tenemos una muy buena noticia para el mundo. No es retórica decir que el anuncio del acuerdo sobre el reconocimiento de los derechos de las víctimas pronostica el posible fin del conflicto y el advenimiento de una paz firme", celebró De La Calle.
El acuerdo, que corona año y medio de discusiones, define el trato que recibirán los responsables de delitos de lesa humanidad bajo un sistema jurídico especial que será creado como parte del proceso de paz, y que incluye penas alternativas de reclusión.
También otorga amnistía para los excombatientes que no estén implicados en delitos atroces, como secuestro, violencia sexual y ejecuciones fuera de combate, y solo estén acusados de levantarse en armas contra el Estado.
El conflicto colombiano, que inició como una sublevación campesina reprimida a sangre y fuego, es uno de los más prolongados del mundo y deja unos 220.000 muertos y seis millones de desplazados, según cifras oficiales.
"En La Habana llegamos a acuerdo con FARC en el punto de Víctimas. ¡Nunca antes estuvimos tan cerca de un acuerdo definitivo!", proclamó el presidente colombiano Juan Manuel Santos en Twitter.
- La voz de las víctimas -
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno consideraban el pacto sobre víctimas el más complicado de la negociación, por lo que su suscripción encamina los diálogos hacia un desenlace satisfactorio.
De esa forma, las partes se han puesto de acuerdo en cuatro de los seis puntos que pactaron.
Antes ya habían convenido fórmulas para atender la reforma agraria -origen del conflicto-, y el del cultivo y tráfico de drogas ilegales, además de convenir la participación en política de las FARC una vez depongan las armas.
Restan entonces por definir el fin del enfrentamiento -que incluye el desarme de las FARC- y la implementación y refrendación de los pactos de La Habana.
Durante la rubricación del convenio, los representantes de las víctimas anunciaron que serán "veedores atentos del estricto cumplimiento de los acuerdos que se firman".
"Hoy reivindicamos nuestra dignidad y nuestra exigencia de que los acuerdos sean fieles a los reclamos de todas las víctimas. Nuestro respaldo al proceso de paz no significa que renunciemos a la justicia, a la reparación y sobre todo a la verdad", dijo Jineth Bedoya, una periodista secuestrada y violada por paramilitares en 2000, quien entregó su testimonio ante los negociadores en La Habana a fines de 2014.
Las FARC y el gobierno se comprometieron a firmar la paz de forma definitiva antes del 23 de marzo de 2016, tras un histórico apretón de manos en Cuba entre el presidente Santos y el comandante máximo de la guerrilla, Timoleón Jiménez, el 23 de septiembre.
Ese día los dos hombres que se enfrentaron en la guerra por años, anunciaron el pacto de justicia para las víctimas del conflicto, pero después surgieron diferencias sobre el alcance del convenio que en teoría quedaron superadas con la declaración de este martes.
"Ahora tenemos al frente el desafío de convenir las normas para el cese del fuego y hostilidades bilateral y definitivo, la dejación de armas; es decir, el fin del conflicto", indicó De La Calle.