"Admira Camila [la novela de Fanny Burney] y no toma el té con leche", escribe la autora de Orgullo y prejuicio a su hermana Cassandra en 1796. Ésta es la más antigua de las 17 epístolas que se exhiben en la Morgan Library de Nueva York, cuyo archivo ostenta un tercio de la correspondencia existente de Austen. La muestra Woman's wit: Jane Austen's life and legacy (El ingenio de una mujer: vida y legado de Jane Austen), que permanecerá abierta hasta el 17 de marzo, presenta además el único manuscrito que se conserva de esta autora correspondiente a su primera novela Lady Susan.
Aguda observadora de su entorno, Austen derrocha humor y sensibilidad en las cartas que se cruzó con su adorada hermana. La crónica social -casamientos, ligues y muertes- y las discusiones de moda están trufadas de deliciosos comentarios. Jane definió la temática de su correspondencia como "importantes naderías". El costoso precio del papel le llevó a usar el espacio al máximo escribiendo en sentido vertical sobre las líneas horizontales y aprovechando los márgenes. Durante sus viajes a la costa o a las casas de algún familiar, cada tres días enviaba una carta a Cassandra y en todas ellas, como la excelente corresponsal que era, recreaba un tono de conversación y cháchara. "Te he hablado en esta carta tan rápido como me ha sido posible", escribe en una de ellas.
La muestra ofrece un completo repaso a la vida de Austen y hace un guiño a los detalles cotidianos que recogió en sus novelas. Un pequeño libro de cuentas muestra los gastos que anotó en 1783 (13 libras en ropa, 8 en lavandería, 3 en cartas y 3 en limosnas); un par de manuales de etiqueta y un conjunto de ilustraciones satíricas del siglo XVIII de James Gillray, testifican los usos y costumbres de la época. El retrato de Miss Q pintado por William Blake (que Austen aseguró que era la viva imagen de los personajes de Orgullo y prejuicio) y los grabados de Isabel Bishop que ilustraron las ediciones conmemorativas de sus novelas, ofrecen la visión gráfica del universo de esta autora. "Hemos tratado de poner el material original en su contexto histórico y social", explican en conversación telefónica el comisario de la muestra Declan Kiely y su asistente Clara Drummond. "Austen es una autora del XVIII, su sensibilidad está en sintonía con esa tradición y con el ingenio de ese momento".
La inmensa popularidad de la que ha gozado la autora de Emma entre sus colegas es otro de los aspectos que esta exposición ilustra mediante notas y cartas de Nabokov, Yeats y Kipling, entre otros. Un vídeo recoge además los testimonios de autores contemporáneos como Siri Hustvedt o Colm Tóibín, que expresan su devoción por la autora. Pero Austen no sólo gusta a otros escritores, probablemente es una de las autoras que goza de mayor popularidad entre el público y cuya obra sigue inspirando best sellers (desde Bridget Jones hasta El Club Jane Austen). La exposición señala la biografía que su sobrino publicó en el siglo XIX como el comienzo del mito Austen. Ayer la escritora hubiera celebrado su 234º cumpleaños. En cuestión de popularidad, vive, casi dos siglos después de su muerte, uno de sus mejores momentos gracias, mal que le pese a los profesores de literatura, a libros que revisan en clave de terror adolescente su obra, como Orgullo y prejuicio y zombies. "Desde los noventa Jane está pasando por su punto álgido", apunta Drummond. "Su ingenio ha superado la prueba del tiempo".
Aguda observadora de su entorno, Austen derrocha humor y sensibilidad en las cartas que se cruzó con su adorada hermana. La crónica social -casamientos, ligues y muertes- y las discusiones de moda están trufadas de deliciosos comentarios. Jane definió la temática de su correspondencia como "importantes naderías". El costoso precio del papel le llevó a usar el espacio al máximo escribiendo en sentido vertical sobre las líneas horizontales y aprovechando los márgenes. Durante sus viajes a la costa o a las casas de algún familiar, cada tres días enviaba una carta a Cassandra y en todas ellas, como la excelente corresponsal que era, recreaba un tono de conversación y cháchara. "Te he hablado en esta carta tan rápido como me ha sido posible", escribe en una de ellas.
La muestra ofrece un completo repaso a la vida de Austen y hace un guiño a los detalles cotidianos que recogió en sus novelas. Un pequeño libro de cuentas muestra los gastos que anotó en 1783 (13 libras en ropa, 8 en lavandería, 3 en cartas y 3 en limosnas); un par de manuales de etiqueta y un conjunto de ilustraciones satíricas del siglo XVIII de James Gillray, testifican los usos y costumbres de la época. El retrato de Miss Q pintado por William Blake (que Austen aseguró que era la viva imagen de los personajes de Orgullo y prejuicio) y los grabados de Isabel Bishop que ilustraron las ediciones conmemorativas de sus novelas, ofrecen la visión gráfica del universo de esta autora. "Hemos tratado de poner el material original en su contexto histórico y social", explican en conversación telefónica el comisario de la muestra Declan Kiely y su asistente Clara Drummond. "Austen es una autora del XVIII, su sensibilidad está en sintonía con esa tradición y con el ingenio de ese momento".
La inmensa popularidad de la que ha gozado la autora de Emma entre sus colegas es otro de los aspectos que esta exposición ilustra mediante notas y cartas de Nabokov, Yeats y Kipling, entre otros. Un vídeo recoge además los testimonios de autores contemporáneos como Siri Hustvedt o Colm Tóibín, que expresan su devoción por la autora. Pero Austen no sólo gusta a otros escritores, probablemente es una de las autoras que goza de mayor popularidad entre el público y cuya obra sigue inspirando best sellers (desde Bridget Jones hasta El Club Jane Austen). La exposición señala la biografía que su sobrino publicó en el siglo XIX como el comienzo del mito Austen. Ayer la escritora hubiera celebrado su 234º cumpleaños. En cuestión de popularidad, vive, casi dos siglos después de su muerte, uno de sus mejores momentos gracias, mal que le pese a los profesores de literatura, a libros que revisan en clave de terror adolescente su obra, como Orgullo y prejuicio y zombies. "Desde los noventa Jane está pasando por su punto álgido", apunta Drummond. "Su ingenio ha superado la prueba del tiempo".