Decenas de miles de civiles han escapado de la ciudad, ubicada a sólo 50 kilómetros al oeste de Bagdad, tras una ofensiva contundente de las tropas iraquíes, que el jueves retomaron varias zonas del centro de Faluya, hasta ahora en manos del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Las organizaciones humanitarias intentan hacer frente a la situación, máxime cuando miles de personas que han soportado el hambre y el trauma de la guerra se enfrentan ahora en su huida a un sol tenaz.
"El número total de desplazados de Faluya está estimado en unas 30.000 personas en los últimos tres días", indicó este domingo el Consejo Noruego para los Refugiados (CNR).
Antes de esta ofensiva, miles de civiles estaban atrapados en la ciudad, un bastión yihadista asediado desde hace meses, y eran utilizados a veces como escudos humanos por los combatientes.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) estima que 84.000 personas se han visto obligadas a huir de sus hogares desde el inicio de la ofensiva de las tropas de Bagdad para tomar este bastión del EI, hace casi un mes.
"Las agencias tienen dificultades para responder a una situación que evoluciona rápidamente y nos enfrentamos a otro gran éxodo en los próximos días ya que estimamos que miles de personas siguen atrapadas en Faluya", advirtió Acnur.
La oenegé noruega teme no poder hacer frente a las necesidades en la medida que sus reservas de agua se agotan rápidamente, por lo que su director para Irak, Nasr Muflahi, urgió al gobierno iraquí a hacerse cargo "de esta catástrofe humanitaria que se está desarrollando".
El campo de Amriyat al Faluya, que alberga a cerca de 1.800 personas, solo dispone de una letrina para mujeres, alertó la oenegé.
"400 familias llegaron a nuestro campo en los últimos cuatro días, no tienen nada", dijo uno de los encargados del campo, que habló bajo anonimato.
"Logramos conseguir tiendas para algunos, pero otros, incluso mujeres y niños, duermen en el suelo bajo el sol. Su situación es trágica", advirtió.
El primer ministro Haider al Abadi prometió dar ayuda a los desplazados, que en la provincia de Al Anbar, donde se encuentra Faluya, enfrentan temperaturas sofocantes.
Pese a estar en la cuenca del Éufrates, esta zona es desértica.
"Todavía quedan zonas en manos de Dáesh", indicó a la AFP Raed Shaker Jawdat, el jefe de la policía federal, utilizando el acrónimo en árabe para designar al grupo.
El EI se apoderó de Faluya, ciudad poblada en su mayoría por sunitas, en 2014, cinco meses antes de su fulgurante ofensiva en Irak, que le permitió tomar el control de otras regiones del país como Mosul, la segunda ciudad del país al norte.
Pese a que en Faluya el grupo ofreció menos resistencia de lo pensado, todavía quedan francotiradores, coches bombas y trampas explosivas dejadas por los yihadistas.
Si el EI perdiera Faluya, solo le quedaría Mosul como gran ciudad bajo su control en Irak, después de haber sido expulsado de otras ciudades.
Actualmente las fuerzas de Bagdad relanzaron sus ofensivas en el norte, con el objetivo de retomar la localidad de Qayarah, para usarla como "trampolín" para llegar a Mosul, afirmó el ministro de Defensa Jaled al Obeidi, tras iniciar la operación para tomar la provincia de Nínive.
Las organizaciones humanitarias intentan hacer frente a la situación, máxime cuando miles de personas que han soportado el hambre y el trauma de la guerra se enfrentan ahora en su huida a un sol tenaz.
"El número total de desplazados de Faluya está estimado en unas 30.000 personas en los últimos tres días", indicó este domingo el Consejo Noruego para los Refugiados (CNR).
Antes de esta ofensiva, miles de civiles estaban atrapados en la ciudad, un bastión yihadista asediado desde hace meses, y eran utilizados a veces como escudos humanos por los combatientes.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) estima que 84.000 personas se han visto obligadas a huir de sus hogares desde el inicio de la ofensiva de las tropas de Bagdad para tomar este bastión del EI, hace casi un mes.
"Las agencias tienen dificultades para responder a una situación que evoluciona rápidamente y nos enfrentamos a otro gran éxodo en los próximos días ya que estimamos que miles de personas siguen atrapadas en Faluya", advirtió Acnur.
La oenegé noruega teme no poder hacer frente a las necesidades en la medida que sus reservas de agua se agotan rápidamente, por lo que su director para Irak, Nasr Muflahi, urgió al gobierno iraquí a hacerse cargo "de esta catástrofe humanitaria que se está desarrollando".
El campo de Amriyat al Faluya, que alberga a cerca de 1.800 personas, solo dispone de una letrina para mujeres, alertó la oenegé.
"400 familias llegaron a nuestro campo en los últimos cuatro días, no tienen nada", dijo uno de los encargados del campo, que habló bajo anonimato.
"Logramos conseguir tiendas para algunos, pero otros, incluso mujeres y niños, duermen en el suelo bajo el sol. Su situación es trágica", advirtió.
- Francotiradores y coches bombas -
El primer ministro Haider al Abadi prometió dar ayuda a los desplazados, que en la provincia de Al Anbar, donde se encuentra Faluya, enfrentan temperaturas sofocantes.
Pese a estar en la cuenca del Éufrates, esta zona es desértica.
"Todavía quedan zonas en manos de Dáesh", indicó a la AFP Raed Shaker Jawdat, el jefe de la policía federal, utilizando el acrónimo en árabe para designar al grupo.
El EI se apoderó de Faluya, ciudad poblada en su mayoría por sunitas, en 2014, cinco meses antes de su fulgurante ofensiva en Irak, que le permitió tomar el control de otras regiones del país como Mosul, la segunda ciudad del país al norte.
Pese a que en Faluya el grupo ofreció menos resistencia de lo pensado, todavía quedan francotiradores, coches bombas y trampas explosivas dejadas por los yihadistas.
Si el EI perdiera Faluya, solo le quedaría Mosul como gran ciudad bajo su control en Irak, después de haber sido expulsado de otras ciudades.
Actualmente las fuerzas de Bagdad relanzaron sus ofensivas en el norte, con el objetivo de retomar la localidad de Qayarah, para usarla como "trampolín" para llegar a Mosul, afirmó el ministro de Defensa Jaled al Obeidi, tras iniciar la operación para tomar la provincia de Nínive.