La ONU estimó este sábado que más de mil personas murieron en Irak en el mes de mayo en una ola de violencia que hace temer que se agraven los enfrentamientos confesionales entre sunitas y chiitas.
"La violencia confesional declinará si se llega a un acuerdo político", estimó el enviado de la ONU a Irak, Martin Kobler.
"Si hay un acuerdo político, habrá más seguridad. Actualmente vemos lo contrario : al no haber acuerdo político, aumenta la violencia confesional", puntualizó.
Para Maria Fantappie, del International Crisis Group, "el gobierno tiene que dirigirse realmente hacia una negociación con la calle, con los manifestantes".
En lugar de actuar de este modo, ha tratado el asunto como si fuera un mero problema de represión policial, con lo cual ha agravado la violencia, agregó.
John Drake, de la compañía especializada en temas de seguridad AKE, también consideró que aumentar el número de miembros de las fuerzas de seguridad en la calle, así como los arrestos, haría empeorar las cosas.
"El modo más eficaz de abordar el tema de la violencia probablemente sea a través del compromiso y el diálogo", declaró.
Más de mil personas murieron en Irak en el mes de mayo en una ola de violencia que hace temer que se agraven los enfrentamientos confesionales, indicó este sábado la ONU.
Según un recuento de la AFP en base a la información proporcionada por fuentes médicas y de seguridad, este número de muertos en mayo superaba los 600.
La violencia en Irak disminuyó desde su período de mayor auge, entre 2006 y 2007. Sin embargo, 10 años después de la invasión dirigida por Estados Unidos, los ataques siguen siendo comunes.
Por lo menos 112.000 civiles murieron en Irak en los 10 años transcurridos desde la invasión de 2003, que derrocó a Sadam Husein, según un informe publicado en marzo.
Este informe señaló que la violencia sigue siendo importante, con una cifra anual de muertos civiles de entre 4.000 y 5.000 personas, equivalente al total de 4.804 hombres de las fuerzas de la coalición que murieron desde 2003 hasta la retirada de los militares estadounidenses, en diciembre de 2011.
La violencia ha vuelto a aumentar en el país desde el inicio del año, que coincide con una movilización contra el gobierno del chiita Nuri al-Maliki, acusado por sus detractores de acaparar el poder.
La minoría sunita, que dirigió el país desde su nacimiento, tras la Primera Guerra Mundial, hasta el derrocamiento de Sadam Husein en 2003, acusa al gobierno de marginar a su comunidad.
El gobierno ha hecho varias concesiones para aplacar las protestas, como liberar a prisioneros y aumentar los salarios de los combatientes sunitas contra Al Qaida, pero no ha tomado en cuenta otros problemas que plantea esta minoría.
Frente a la ola de violencia, el gobierno decidió esta semana "actuar contra todas las milicias que cometen actos fuera de la ley", pero también llamó a una reunión "de las fuerzas políticas que deben asumir su responsabilidad".
"La violencia confesional declinará si se llega a un acuerdo político", estimó el enviado de la ONU a Irak, Martin Kobler.
"Si hay un acuerdo político, habrá más seguridad. Actualmente vemos lo contrario : al no haber acuerdo político, aumenta la violencia confesional", puntualizó.
Para Maria Fantappie, del International Crisis Group, "el gobierno tiene que dirigirse realmente hacia una negociación con la calle, con los manifestantes".
En lugar de actuar de este modo, ha tratado el asunto como si fuera un mero problema de represión policial, con lo cual ha agravado la violencia, agregó.
John Drake, de la compañía especializada en temas de seguridad AKE, también consideró que aumentar el número de miembros de las fuerzas de seguridad en la calle, así como los arrestos, haría empeorar las cosas.
"El modo más eficaz de abordar el tema de la violencia probablemente sea a través del compromiso y el diálogo", declaró.
Más de mil personas murieron en Irak en el mes de mayo en una ola de violencia que hace temer que se agraven los enfrentamientos confesionales, indicó este sábado la ONU.
Según un recuento de la AFP en base a la información proporcionada por fuentes médicas y de seguridad, este número de muertos en mayo superaba los 600.
La violencia en Irak disminuyó desde su período de mayor auge, entre 2006 y 2007. Sin embargo, 10 años después de la invasión dirigida por Estados Unidos, los ataques siguen siendo comunes.
Por lo menos 112.000 civiles murieron en Irak en los 10 años transcurridos desde la invasión de 2003, que derrocó a Sadam Husein, según un informe publicado en marzo.
Este informe señaló que la violencia sigue siendo importante, con una cifra anual de muertos civiles de entre 4.000 y 5.000 personas, equivalente al total de 4.804 hombres de las fuerzas de la coalición que murieron desde 2003 hasta la retirada de los militares estadounidenses, en diciembre de 2011.
La violencia ha vuelto a aumentar en el país desde el inicio del año, que coincide con una movilización contra el gobierno del chiita Nuri al-Maliki, acusado por sus detractores de acaparar el poder.
La minoría sunita, que dirigió el país desde su nacimiento, tras la Primera Guerra Mundial, hasta el derrocamiento de Sadam Husein en 2003, acusa al gobierno de marginar a su comunidad.
El gobierno ha hecho varias concesiones para aplacar las protestas, como liberar a prisioneros y aumentar los salarios de los combatientes sunitas contra Al Qaida, pero no ha tomado en cuenta otros problemas que plantea esta minoría.
Frente a la ola de violencia, el gobierno decidió esta semana "actuar contra todas las milicias que cometen actos fuera de la ley", pero también llamó a una reunión "de las fuerzas políticas que deben asumir su responsabilidad".