Los iraníes y los estadounidenses, ambos aliados del primer ministro chiita, Nuri al Maliki, dejaron la puerta abierta a mantener conversaciones sobre cómo ayudar a Irak a frenar el rápido avance de los insurgentes sunitas hacia Bagdad.
"No descartaría nada que fuera constructivo", dijo sobre ello el secretario de Estado norteamericano John Kerry.
Desde el domingo, el diario estadounidense Wall Street Journal indicaba que Washington y Teherán podrían conversar directamente sobre Irak, aunque no existan relaciones diplomáticas directas entre ellos desde hace 34 años.
Un responsable estadounidense explicó el lunes que este diálogo sólo podría tener lugar de manera "completamente desconectada" de las negociaciones nucleares entre Irán y el grupo 5+1 (Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania).
"En las negociaciones de Viena, sólo hablaremos del programa nuclear iraní", subrayó por su parte el jefe de los negociadores iraníes, Abas Araghchi.
Cuando se aproxima la fecha límite del 20 de julio, el tiempo apremia para cerrar un acuerdo.
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, quien dirige las negociaciones entre Teherán y el grupo de potencias, desayunó con su homólogo iraní, Mohamad Javad Zarif, antes de recibir ambos a mediodía a la delegación estadounidense encabezada por el subsecretario de Estado, William Burns.
Estas negociaciones buscan limitar el programa nuclear iraní para garantizar su carácter pacífico, a cambio de un levantamiento de las sanciones occidentales.
La última ronda de negociaciones en mayo pareció alejar las esperanzas de los últimos meses de conseguir cerrar un acuerdo final.
Sin embargo, Estados Unidos afirmó el lunes que, pese a lo asegurado en mayo, en esa ronda comenzó la redacción de un acuerdo definitivo que continuará ahora.
Zarif aseguró, por su parte, que la fecha límite del 20 de julio continuaba vigente.
"En los temas más importantes ni siquiera se atisba la solución", señalaba sin embargo una fuente diplomática occidental este domingo.
El principal punto de discordia sigue siendo el enriquecimiento de uranio en centrifugadoras, que permite a partir de cierto punto fabricar el combustible para una bomba atómica.
- El riesgo de prolongar las negociaciones -
La República Islámica de Irán quiere, no obstante, aumentar el número de centrifugadoras para alimentar los reactores que producen energía nuclear para el uso civil, aunque los países occidentales sospechan que Teherán busca enriquecer uranio para fines militares.
Un acuerdo provisional, cerrado en noviembre, prevé la posibilidad de prolongar de común acuerdo las discusiones durante seis meses más, si bien esta opción tiene sus riesgos políticos.
En Washington, el presidente estadounidense, Barack Obama, deberá consultar con el próximo congreso que se renovará en noviembre y seguramente podría ser más reacio a un acuerdo con Teherán.
Mientras en Irán, los sectores más conservadores presionan al presidente iraní, Hasan Rohani, preocupados por el futuro del programa nuclear.
La amenaza de desintegración de Irak por el avance yihadista añade una incógnita más a esta ecuación compleja.