Jorge Drexler
-En 1999, con La Frontera, introdujo elementos electrónicos a su propuesta. Pero ahora parece buscar de nuevo los sonidos orgánicos, al mejor estilo de Eco (2004). ¿Por qué?
-Es la idea que nucleó el disco: lo registré a la antigua usanza, con todos los músicos tocando en directo. Necesitaba este giro de timón. Había trabajando demasiado con los instrumentos grabados por partes y era un lastre sonoro. Pero Amar la trama lo construí como un arquitecto: combinando los sonidos, registrando la interacción humana.
-Usted, que es doctor, interrelaciona la neurofisiología y la canción en afirmaciones del tipo: «La música es el perfume del ADN» ¿Este disco es fruto de su carga genética? Porque hasta le dedica una letra a su hijo...
-Se titula Noctiluca, que es el nombre de una luciérnaga de mar. Cuando la vi me pareció que era el anuncio de algo bonito que me iba a pasar. El arte en general es el perfume del ADN humano. Y la música, algo que se desprende del ser humano. Está hecha a su imagen y semejanza; de sus componentes biológicos. La cultura es nieta de la biología. Hay un montón de patrones que se reproducen como genes. El «tra, tra, tra» es una clave africana que ha polinizado la música, como un gen musical que ha optado por ser fuerte y ha abierto camino. La música y los patrones funcionan como seres vivos.
-En la letra de Tres millones de latidos, canta: ¿Se nace lo que se es/ o se será aquello en lo que se crea...?
-Es la pregunta que recorre el disco entero. Y en otra canción hay una estrofa que lo contradice: «Se es lo que siempre se ha sido». Hay muchas canciones que hablan de la identidad. Supongo que responde al hecho de venir de una familia con diferentes identidades, de haber cambiado de país y de profesión a mitad de mi vida... Son cosas que te invitan a pensar qué quería ser realmente, si estaba predestinado a ser algo...
-Es la canción que abre el disco y empieza así: «Estoy aquí de paso...»
-Esta sensación de desarraigo me acompaña desde la adolescencia. Y es una metáfora de la vida. Olvidarse de eso, de que en realidad todos estamos de paso, es el origen de muchos males. Esa absurda inmediatez que tienen muchas civilizaciones hace que tratemos el planeta como una propiedad que puedes usar y sacarle el máximo partido. En la canción explico que no quiero llevarme nada; ¡que no puedo llevarme nada! Y pensar que las decisiones que afectan al mundo se toman por periodos de unos cuatro años, lo que dura el periodo electoral... No se toman decisiones valientes para no perder votos. Y quiero dejar claro que el mundo no se termina en el próximo periodo electoral. El sistema está mal montado. Las mismas empresas no ayudan a que te sientas parte de ella y nadie piensa en las cosas a largo plazo.
-Y una canción me trajo hasta aquí es la letra que dedica a Víctor Manuel y Ana Belén. La historia real de por qué vive en España, ¿verdad?
-Sí. Me encargaron una canción para su gira conjunta y allí empezó todo. La canción habla a su vez de cuando fui a Madrid por primera vez y personas como Sabina, que dio el primer paso, y ellos mismos me acogieron tan bien. Cambió el viento en mi vida.
-Leonor Watling también ha cambiado su vida y con ella canta a dúo Toque de queda.
-Esa canción la escribí para Leonor. Pensé: «Voy a hacer una canción, una milonga, para el sonido de Marlango». Y como a ella la tengo en casa... Lo raro es que acabara cantándola también yo. Me encanta Leonor; me parece maravillosa. Y en esta canción hago que use sus graves y agudos. Está hecha a medida; claro que le tengo las medidas muy pilladas...
-Tras ganar el primer Oscar a una canción en castellano por Al otro lado del río, de la película Diarios de motocicleta, ¿le han llegado más ofertas?
-El cine me ha dado muchas alegrías. La última que se ha estrenado es The city of your final destination, de James Ivory y protagonizada por Anthony Hopkins, de la que he hecho toda la banda sonora. Y el documental rodado en Barcelona con Manuel Huerga Un instante precioso. Estoy muy orgulloso de mi trabajo y Manuel me parece una persona maravillosa. Fue un placer compartir con él esta experiencia catalana.
-Y más allá del cine, ¿le gustaría componer para otras disciplinas?
-Pues precisamente Julio Bocca me ha encargado un ballet.
-¿Música para danza? ¡No debe resultar fácil!
-Tengo carta blanca. Solo me ha dicho que debe durar entre 25 y 40 minutos y que se estrenará en Uruguay en el 2011. Soy un inconsciente...
-Es la idea que nucleó el disco: lo registré a la antigua usanza, con todos los músicos tocando en directo. Necesitaba este giro de timón. Había trabajando demasiado con los instrumentos grabados por partes y era un lastre sonoro. Pero Amar la trama lo construí como un arquitecto: combinando los sonidos, registrando la interacción humana.
-Usted, que es doctor, interrelaciona la neurofisiología y la canción en afirmaciones del tipo: «La música es el perfume del ADN» ¿Este disco es fruto de su carga genética? Porque hasta le dedica una letra a su hijo...
-Se titula Noctiluca, que es el nombre de una luciérnaga de mar. Cuando la vi me pareció que era el anuncio de algo bonito que me iba a pasar. El arte en general es el perfume del ADN humano. Y la música, algo que se desprende del ser humano. Está hecha a su imagen y semejanza; de sus componentes biológicos. La cultura es nieta de la biología. Hay un montón de patrones que se reproducen como genes. El «tra, tra, tra» es una clave africana que ha polinizado la música, como un gen musical que ha optado por ser fuerte y ha abierto camino. La música y los patrones funcionan como seres vivos.
-En la letra de Tres millones de latidos, canta: ¿Se nace lo que se es/ o se será aquello en lo que se crea...?
-Es la pregunta que recorre el disco entero. Y en otra canción hay una estrofa que lo contradice: «Se es lo que siempre se ha sido». Hay muchas canciones que hablan de la identidad. Supongo que responde al hecho de venir de una familia con diferentes identidades, de haber cambiado de país y de profesión a mitad de mi vida... Son cosas que te invitan a pensar qué quería ser realmente, si estaba predestinado a ser algo...
-Es la canción que abre el disco y empieza así: «Estoy aquí de paso...»
-Esta sensación de desarraigo me acompaña desde la adolescencia. Y es una metáfora de la vida. Olvidarse de eso, de que en realidad todos estamos de paso, es el origen de muchos males. Esa absurda inmediatez que tienen muchas civilizaciones hace que tratemos el planeta como una propiedad que puedes usar y sacarle el máximo partido. En la canción explico que no quiero llevarme nada; ¡que no puedo llevarme nada! Y pensar que las decisiones que afectan al mundo se toman por periodos de unos cuatro años, lo que dura el periodo electoral... No se toman decisiones valientes para no perder votos. Y quiero dejar claro que el mundo no se termina en el próximo periodo electoral. El sistema está mal montado. Las mismas empresas no ayudan a que te sientas parte de ella y nadie piensa en las cosas a largo plazo.
-Y una canción me trajo hasta aquí es la letra que dedica a Víctor Manuel y Ana Belén. La historia real de por qué vive en España, ¿verdad?
-Sí. Me encargaron una canción para su gira conjunta y allí empezó todo. La canción habla a su vez de cuando fui a Madrid por primera vez y personas como Sabina, que dio el primer paso, y ellos mismos me acogieron tan bien. Cambió el viento en mi vida.
-Leonor Watling también ha cambiado su vida y con ella canta a dúo Toque de queda.
-Esa canción la escribí para Leonor. Pensé: «Voy a hacer una canción, una milonga, para el sonido de Marlango». Y como a ella la tengo en casa... Lo raro es que acabara cantándola también yo. Me encanta Leonor; me parece maravillosa. Y en esta canción hago que use sus graves y agudos. Está hecha a medida; claro que le tengo las medidas muy pilladas...
-Tras ganar el primer Oscar a una canción en castellano por Al otro lado del río, de la película Diarios de motocicleta, ¿le han llegado más ofertas?
-El cine me ha dado muchas alegrías. La última que se ha estrenado es The city of your final destination, de James Ivory y protagonizada por Anthony Hopkins, de la que he hecho toda la banda sonora. Y el documental rodado en Barcelona con Manuel Huerga Un instante precioso. Estoy muy orgulloso de mi trabajo y Manuel me parece una persona maravillosa. Fue un placer compartir con él esta experiencia catalana.
-Y más allá del cine, ¿le gustaría componer para otras disciplinas?
-Pues precisamente Julio Bocca me ha encargado un ballet.
-¿Música para danza? ¡No debe resultar fácil!
-Tengo carta blanca. Solo me ha dicho que debe durar entre 25 y 40 minutos y que se estrenará en Uruguay en el 2011. Soy un inconsciente...