Jóvenes brasileños rescatan música popular convirtiéndose en lutiers


SAO PAULO, Anella Reta, (AFP) - En un barrio humilde de la periferia de Sao Paulo, el sonido de un violín aún desafinado se confunde con una sierra eléctrica que da forma a un nuevo tambor: son jóvenes aprendices de lutier que fabrican instrumentos típicos de la música popular brasileña usando incluso madera encontrada en basurales.



Rabecas.
Rabecas.
En Sao Miguel Paulista, en la zona este de la gran urbe brasileña, David Rocha, de 20 años, se luce con una de sus más recientes creaciones: una "rabeca", instrumento parecido al violín muy popular en la cultura brasileña.
"Aprendí a tocar con partituras en la Iglesia", confió a la AFP este introvertido joven que encontró en la fabricación de instrumentos un espacio de expresión cultural.
David es uno de los más aplicados alumnos de la Fundación Tide Setubal, que busca rescatar la cultura popular en una región de casas modestas marcada por la migración de brasileños provenientes del empobrecido noreste.
Para contar con un ingreso, David vende algunos de los instrumentos que fabrica a partir de la madera que recoge de basurales y de las márgenes del contaminado río Tieté.
Con paciencia y dedicación, el joven coloca las cuerdas de su última creación: un "cavaquinho" -suerte de pequeña guitarra- recientemente barnizado, hecho con maderas locales de imbuia, jacarandá y araucaria. La "rabeca" fue construida de araucaria, imbuia y pau-brasil provenientes de los restos de una cama, contó.
Una de sus guitarras fue hecha a partir de cajas que transportaron bacalao desde Noruega y que encontró en el Mercado Central de Sao Paulo.
"Consigo las maderas en un terreno baldío, o en las márgenes del Tieté. Lo que trae el agua lo tomo y lo seco", afirmó el joven, que ya perdió la cuenta de cuantos instrumentos fabricó.
David dice que su especialidad son los instrumentos de cuerda.
Rodeados de serruchos, martillos y sierras, Renato Soares, de 21 años, y Caique Aron, de 18 años, también se empeñan en terminar su segunda "alfaia", un instrumento de percusión muy popular en la región nordestina brasileña, hecho con cuero que se estira para un mejor sonido y cuerdas a los costados.
"Es para el hermano de una amiga que tiene cinco años. Como se pasa tocando la flauta le prometí que le iba a hacer una 'alfaia' que hace más ruido", destacó Renato con humor.
Los armarios del taller están colmados de instrumentos de percusión, más grandes o más pequeños, con cuero limpio o con el pelaje original, que son fabricados por los 15 alumnos para las clases de música que reciben unos 60 niños a partir de siete años de edad en la fundación.
El propio Renato es profesor de percusión de los más pequeños, y ya un gran experto en la materia.
"Me gusta más construir instrumentos de percusión", admitió al contar cómo llega a sus coloridos diseños: tinta, cola, y aserrín para hacer más vistosos los rombos violetas y amarillos que decoran las piezas.
Caique todavía es ayudante pero ya adelanta que también prefiere la percusión.
Tras dar vida al "cavaquinho", David debe ahora probar su sonido. Para ello, arma un dúo a ritmo de samba con su nuevo instrumento, acompañado por Renato tocando su "alfaia".
Miércoles, 11 de Mayo 2011
AFP (Agencia France-Presse)
           


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