El sacerdote Pierre Etienne Albert
El tribunal correccional de Rodez (sur de Francia) decidió el jueves condenar a cinco años de cárcel al sacerdote Pierre Etienne Albert sin seguir la pena de diez años que había solicitado la Fiscalía.
El religioso que integró la comunidad católica de las Beatitudes, que llegó en libertad al juicio que duró dos días, debía ser en cambio escoltado por dos polícías rumbo a su detención.
El tribunal decidió sumar atención médica a la pena, prohibición de estar en contracto con menores y una obligación de seguimiento socio-judicial durante cinco años.
El sacerdote también deberá pagar una multa de 1.000 a 5.000 euros por daños y perjuicios a varios de los demandantes.
Al comparecer el miércoles ante el tribunal, el cura no negó los hechos e inclusive presentó él mismo una lista con los nombres de los 57 niños que fueron víctimas de sus actos pedófilos.
Pero dado que algunos de los hechos que se le imputan prescribieron, fue procesado por sólo 38 casos de agresión sexual entre 1985 y 2000.
Varias de las víctimas asistieron a la vista.
Durante todos esos años, carcomido por los remordimientos, el sacerdote Albert se confesó a los responsables de su comunidad, como Philippe Madre, procesado a su vez por violación de una adulta.
El fiscal, Yves Delperié, se negó a creer en el arrepentimiento del acusado, pidiendo por lo tanto la pena máxima, es decir diez años de prisión.
El religioso que integró la comunidad católica de las Beatitudes, que llegó en libertad al juicio que duró dos días, debía ser en cambio escoltado por dos polícías rumbo a su detención.
El tribunal decidió sumar atención médica a la pena, prohibición de estar en contracto con menores y una obligación de seguimiento socio-judicial durante cinco años.
El sacerdote también deberá pagar una multa de 1.000 a 5.000 euros por daños y perjuicios a varios de los demandantes.
Al comparecer el miércoles ante el tribunal, el cura no negó los hechos e inclusive presentó él mismo una lista con los nombres de los 57 niños que fueron víctimas de sus actos pedófilos.
Pero dado que algunos de los hechos que se le imputan prescribieron, fue procesado por sólo 38 casos de agresión sexual entre 1985 y 2000.
Varias de las víctimas asistieron a la vista.
Durante todos esos años, carcomido por los remordimientos, el sacerdote Albert se confesó a los responsables de su comunidad, como Philippe Madre, procesado a su vez por violación de una adulta.
El fiscal, Yves Delperié, se negó a creer en el arrepentimiento del acusado, pidiendo por lo tanto la pena máxima, es decir diez años de prisión.