El funcionario además afirmó que hubo progresos en el tema de los derechos de las víctimas, especialmente en "las medidas de reparación y las garantías de no repetición".
El gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmaron un acuerdo de paz el 26 de septiembre, tras casi cuatro años de negociaciones en Cuba, que fue rechazado sorpresivamente unos días después por un estrecho margen en un plebiscito.
Tras el triunfo del "No" a lo acordado con la principal y más antigua guerrilla del país, Santos convocó reuniones con los opositores para realizar cambios y ajustes que deriven en la construcción de un nuevo acuerdo.
"Creo obrar mejor por los intereses del país, si en lugar de ponerme en una pelea de 'aruñetazos' con el presidente de la República sigo buscando las reformas de fondo a los acuerdos", afirmó el expresidente y actual senador Álvaro Uribe, feroz contradictor de Santos y del acuerdo con las FARC, al salir de la reunión, a la que asistieron representantes de su colectividad, del Partido Conservador e iglesias cristianas.
El exmandatario (2002-2010), líder del derechista Centro Democrático, se opone al acuerdo principalmente por considerar que garantiza elegibilidad política e "impunidad total" a los guerrilleros responsables de delitos atroces.
Las partes se reunirán nuevamente el martes para discutir temas como el fin del conflicto armado y una solución al problema de las drogas ilícitas, dos de los seis puntos pactados en el acuerdo con las FARC, que en esencia busca que los rebeldes depongan los fusiles tras 52 años de lucha armada y se conviertan en partido político.
Posteriormente, "esta semana" los negociadores del gobierno viajarán a La Habana a discutir las conclusiones con el grupo rebelde, indicó Cristo, quien resaltó el ambiente "constructivo" para llegar a un nuevo acuerdo.