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Política
Jane Campion
Antes de la película, la directora australiana Jane Campion recibió la Carroza de Oro, el premio que la Sociedad Francesa de Realizadores reserva todos los años, por votación, a uno de sus colegas extranjeros.
Muy emocionada, la directora de "La lección de piano", agradeció este premio "de Jean a Jane", en alusión a Jean Renoir, director de la película que da nombre al trofeo.
En un teatro Croisette abarrotado, Ari Folman, que en 2008 compitió en el festival con "Vals con Bachir", declaró abierta la presente edición en compañía de las actrices Robin Wright y Sami Gayle, que esta noche descubrían en Cannes "The Congress", una profunda reflexión sobre el cine de hoy y su futuro incierto.
Robin Wright, inolvidable "Princesa prometida", se interpreta a sí misma, como actriz confrontada a la falta de propuestas de trabajo por culpa de su edad y los gustos del público joven, más afines a las nuevas tecnologías y a los juegos video.
La última posibilidad de los capitostes de Hollywood, que defiende su agente Harvey Keitel, es dejarse escanear para que su imagen, remodelada y rejuvenecida, "actúe" en todos los productos visuales que la actriz de carne y hueso rechaza.
Folman, que sorprendió con el uso brillante de la animación en "Vals con Bachir", vuelve a recurrir con gran talento al dibujo en la segunda parte de la película, cuando Robin Wright se zambulle en ese mundo virtual que ya habitan grandes estrellas del cine y que según el director está a la vuelta de la esquina.
Muy emocionada, la directora de "La lección de piano", agradeció este premio "de Jean a Jane", en alusión a Jean Renoir, director de la película que da nombre al trofeo.
En un teatro Croisette abarrotado, Ari Folman, que en 2008 compitió en el festival con "Vals con Bachir", declaró abierta la presente edición en compañía de las actrices Robin Wright y Sami Gayle, que esta noche descubrían en Cannes "The Congress", una profunda reflexión sobre el cine de hoy y su futuro incierto.
Robin Wright, inolvidable "Princesa prometida", se interpreta a sí misma, como actriz confrontada a la falta de propuestas de trabajo por culpa de su edad y los gustos del público joven, más afines a las nuevas tecnologías y a los juegos video.
La última posibilidad de los capitostes de Hollywood, que defiende su agente Harvey Keitel, es dejarse escanear para que su imagen, remodelada y rejuvenecida, "actúe" en todos los productos visuales que la actriz de carne y hueso rechaza.
Folman, que sorprendió con el uso brillante de la animación en "Vals con Bachir", vuelve a recurrir con gran talento al dibujo en la segunda parte de la película, cuando Robin Wright se zambulle en ese mundo virtual que ya habitan grandes estrellas del cine y que según el director está a la vuelta de la esquina.
