BRUSELAS, 7 octubre 2009 (AFP) -
Tras la amplia victoria del "sí" en el referéndum irlandés del viernes, quedó levantando el principal obstáculo para la entrada en vigencia de este texto destinado a hacer funcionar mejor a la UE.
Pero para que esto ocurra, el presidente polaco Lech Kaczynski y, sobre todo, Vaclav Klaus todavía deben firmar el documento ya ratificado por vía parlamentarios en sus países.
Como ninguno de los dos ha dado a conocer una fecha para esa firma, Europa continúa en la incertidumbre en cuanto a su futuro institucional.
El titular de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el presidente en ejercicio de la UE, el primer ministro sueco Fredrik Reinfeldt, tenían previsto reunirse el miércoles a media jornada con Fischer para tratar de aclarar la situación.
"Estoy persuadido de que la ratificación estará también terminada con éxito en República Checa muy pronto", estimó el primer ministro checo tras el referéndum irlandés.
Pero la firma final para la ratificación está en manos de Vaclav Klaus, con quien los responsables europeos aún no han logrado entrar en contacto en forma directa.
Para convencer a Klaus, la UE podría ofrecer a Praga un puesto de comisario europeo a medida, con la condición de que el texto sea ratificado en plazo razonable, estiman los analistas.
La razón es que el tiempo apremia, ya que el mandato de la actual Comisión Europea termina el 31 de octubre y se plantea la cuestión de saber sobre qué base será nombrado el próximo ejecutivo comunitario.
Con el Tratado de Niza, que rige actualmente la UE, habrá menos comisarios que Estados europeos. Con el Tratado de Lisboa, habría un comisario para cada uno de los 27 miembros del bloque.
Si Klaus mantiene su negativa a firmar la ratificación, los checos corren el riego de verse privados de comisario.
Frente a quienes lo presionan, Vaclav Klaus argumenta que senadores de su propia formación política presentaron nuevos recursos ante la Corte Constitucional checa.
Se necesitarán entre dos y tres semanas para que el máximo tribunal del país decida si ha lugar al recurso. Si lo acepta, la decisión sobre el fondo de la cuestión podría llevar dos o tres meses más.
Mientras tanto, Klaus, que una vez comparó a la UE con la Unión Soviética, se mantiene inflexible, ya que tiene la convicción de que el texto amenaza la soberanía checa.
Sin embargo, no es seguro que el presidente euroescéptico pueda resistir durante mucho tiempo en esta tesitura. Su homólogo polaco, Lech Kaczynski, también euroescéptico, firmaría dentro de poco la ratificación, dejando al jefe de Estado checo aislado.
La firma de Kaczynski se produciría "en cuestión de días", aseguró Mariusz Handzlik, responsable de la política exterior en la presidencia polaca.
En cuanto a la hipótesis de que Klaus espere el regreso al poder de los conservadores británicos, cuyo líder David Cameron prometió organizar un referéndum sobre el tratado si éste no ha sido ratificado en ese momento, también parece difícil de que se cumpla.
"Los británicos deberían haber hecho algo mucho antes y no despertarse solo ahora", admitió el propio Klaus.
aje/ylf/mar/acc
© 1994-2009 Agence France-Presse
Tras la amplia victoria del "sí" en el referéndum irlandés del viernes, quedó levantando el principal obstáculo para la entrada en vigencia de este texto destinado a hacer funcionar mejor a la UE.
Pero para que esto ocurra, el presidente polaco Lech Kaczynski y, sobre todo, Vaclav Klaus todavía deben firmar el documento ya ratificado por vía parlamentarios en sus países.
Como ninguno de los dos ha dado a conocer una fecha para esa firma, Europa continúa en la incertidumbre en cuanto a su futuro institucional.
El titular de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el presidente en ejercicio de la UE, el primer ministro sueco Fredrik Reinfeldt, tenían previsto reunirse el miércoles a media jornada con Fischer para tratar de aclarar la situación.
"Estoy persuadido de que la ratificación estará también terminada con éxito en República Checa muy pronto", estimó el primer ministro checo tras el referéndum irlandés.
Pero la firma final para la ratificación está en manos de Vaclav Klaus, con quien los responsables europeos aún no han logrado entrar en contacto en forma directa.
Para convencer a Klaus, la UE podría ofrecer a Praga un puesto de comisario europeo a medida, con la condición de que el texto sea ratificado en plazo razonable, estiman los analistas.
La razón es que el tiempo apremia, ya que el mandato de la actual Comisión Europea termina el 31 de octubre y se plantea la cuestión de saber sobre qué base será nombrado el próximo ejecutivo comunitario.
Con el Tratado de Niza, que rige actualmente la UE, habrá menos comisarios que Estados europeos. Con el Tratado de Lisboa, habría un comisario para cada uno de los 27 miembros del bloque.
Si Klaus mantiene su negativa a firmar la ratificación, los checos corren el riego de verse privados de comisario.
Frente a quienes lo presionan, Vaclav Klaus argumenta que senadores de su propia formación política presentaron nuevos recursos ante la Corte Constitucional checa.
Se necesitarán entre dos y tres semanas para que el máximo tribunal del país decida si ha lugar al recurso. Si lo acepta, la decisión sobre el fondo de la cuestión podría llevar dos o tres meses más.
Mientras tanto, Klaus, que una vez comparó a la UE con la Unión Soviética, se mantiene inflexible, ya que tiene la convicción de que el texto amenaza la soberanía checa.
Sin embargo, no es seguro que el presidente euroescéptico pueda resistir durante mucho tiempo en esta tesitura. Su homólogo polaco, Lech Kaczynski, también euroescéptico, firmaría dentro de poco la ratificación, dejando al jefe de Estado checo aislado.
La firma de Kaczynski se produciría "en cuestión de días", aseguró Mariusz Handzlik, responsable de la política exterior en la presidencia polaca.
En cuanto a la hipótesis de que Klaus espere el regreso al poder de los conservadores británicos, cuyo líder David Cameron prometió organizar un referéndum sobre el tratado si éste no ha sido ratificado en ese momento, también parece difícil de que se cumpla.
"Los británicos deberían haber hecho algo mucho antes y no despertarse solo ahora", admitió el propio Klaus.
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