Los miembros de Afrocubismo
AfroCubism, del cual forman parte, entre otros músicos, Eliades Ochoa y su Grupo Patria, Ddjelimady Tounkara, Toumani Diabate, Bassekou Kouyate y Kasse Mady, tiene una historia particular.
En marzo de 1996, Nick Gold, director del sello World Circuit, reservó durante un mes los estudios Egrem de La Habana, a fin de grabar dos discos.
Uno era "Afro Cuban All Stars", con el pianista Rubén González, que efectivamente se grabó.
El otro, que iba a ser este encuentro musical cubano-malí, finalmente tuvo que ser anulado debido a la ausencia involuntaria de los músicos africanos.
En su lugar, Nick Gold, improvisó, alrededor de Ry Cooder, la reunión de algunas glorias olvidadas de la edad de oro de la música cubana como Ibrahim Ferrer, Omara Portuondo o Compay Segundo, dando lugar a lo que se convertiría en el fenómeno de Buena Vista Social Club.
Hasta el día de hoy, Djelimady Tounkara, guitarrista líder de Super Rail Band, formación estrella de la música mandinga moderna, lamenta la fallida cita de La Habana.
"Tuvimos que enviar nuestros pasaportes a Burkina Faso, pues no había embajada cubana en Bamako", dice el músico en diálogo con la AFP.
"Los pasaportes volvieron con la codiciada visa con veinte días de atraso", recuerda apenado.
"Quedé muy mal pues para mí era un sueño ir a La Habana para tocar con los músicos cubanos", recuerda.
Sin embargo, la idea de AfroCubism no había quedado enterrada y Nick Gold la tuvo siempre presente.
"El proyecto quedó siempre en un rincón de mi memoria. Seguía vivo porque seguíamos hablando con los músicos concernidos con los que seguí en contacto", cuenta Nick Gold a la AFP.
"Esperamos 14 años para producirlo porque se formaron otros proyectos y porque el éxito de Buena Vista Social Club consumió mucho tiempo y energía", agrega Gold.
En 2008, Eliades Ochoa, guardián del fuego de las músicas de Santiago de Cuba, y Bassekou Kouyate se encontraron en Madrid para una primera semana de trabajo.
"Decidimos pasar al acto. Pensábamos grabar un puñado de canciones en esa sesión y luego grabar las siguientes en Cuba o Malí, pero los cinco días de Madrid fueron tan fructuosos que teníamos más que suficiente para un disco", dice Gold.
El disco reconstituye la complicidad que surgió en ese encuentro improvisado entre el oeste africano y el oriente cubano, entre la mandinga y el son, entre las cuerdas de la kora, del ngoni y de la guitarra eléctrica de Djelimady Tounkara y las cuerdas de la guitarra acústica de inspiración española de Ochoa. Todo acompañado de la forma más natural por el balafón.
Algunas canciones, "Malí Cuba y "Nima Diyala" por ejemplo, simbolizan la fusión casi perfecta de esas dos grandes fuentes musicales.
En marzo de 1996, Nick Gold, director del sello World Circuit, reservó durante un mes los estudios Egrem de La Habana, a fin de grabar dos discos.
Uno era "Afro Cuban All Stars", con el pianista Rubén González, que efectivamente se grabó.
El otro, que iba a ser este encuentro musical cubano-malí, finalmente tuvo que ser anulado debido a la ausencia involuntaria de los músicos africanos.
En su lugar, Nick Gold, improvisó, alrededor de Ry Cooder, la reunión de algunas glorias olvidadas de la edad de oro de la música cubana como Ibrahim Ferrer, Omara Portuondo o Compay Segundo, dando lugar a lo que se convertiría en el fenómeno de Buena Vista Social Club.
Hasta el día de hoy, Djelimady Tounkara, guitarrista líder de Super Rail Band, formación estrella de la música mandinga moderna, lamenta la fallida cita de La Habana.
"Tuvimos que enviar nuestros pasaportes a Burkina Faso, pues no había embajada cubana en Bamako", dice el músico en diálogo con la AFP.
"Los pasaportes volvieron con la codiciada visa con veinte días de atraso", recuerda apenado.
"Quedé muy mal pues para mí era un sueño ir a La Habana para tocar con los músicos cubanos", recuerda.
Sin embargo, la idea de AfroCubism no había quedado enterrada y Nick Gold la tuvo siempre presente.
"El proyecto quedó siempre en un rincón de mi memoria. Seguía vivo porque seguíamos hablando con los músicos concernidos con los que seguí en contacto", cuenta Nick Gold a la AFP.
"Esperamos 14 años para producirlo porque se formaron otros proyectos y porque el éxito de Buena Vista Social Club consumió mucho tiempo y energía", agrega Gold.
En 2008, Eliades Ochoa, guardián del fuego de las músicas de Santiago de Cuba, y Bassekou Kouyate se encontraron en Madrid para una primera semana de trabajo.
"Decidimos pasar al acto. Pensábamos grabar un puñado de canciones en esa sesión y luego grabar las siguientes en Cuba o Malí, pero los cinco días de Madrid fueron tan fructuosos que teníamos más que suficiente para un disco", dice Gold.
El disco reconstituye la complicidad que surgió en ese encuentro improvisado entre el oeste africano y el oriente cubano, entre la mandinga y el son, entre las cuerdas de la kora, del ngoni y de la guitarra eléctrica de Djelimady Tounkara y las cuerdas de la guitarra acústica de inspiración española de Ochoa. Todo acompañado de la forma más natural por el balafón.
Algunas canciones, "Malí Cuba y "Nima Diyala" por ejemplo, simbolizan la fusión casi perfecta de esas dos grandes fuentes musicales.