Turquía, que teme la emergencia de las fuerzas kurdas en su frontera, se felicitó por los bombardeos sirios del jueves y viernes contra los kurdos de Hassaké, y dijo que Damasco constata que éstos se han convertido "también en una amenaza para Siria".
Esta semana se abrió un nuevo episodio en esta guerra --que dura ya cinco años-- con el bombardeo por primera vez de aviones del régimen contra posiciones kurdas en Hassaké.
Estos bombardeos provocaron --también por primera vez-- una intervención directa de los aviones de la coalición dirigida por Estados Unidos para "proteger" a sus fuerzas especiales que asesoran a los combatientes kurdos. Sin embargo no hubo enfrentamientos directos entre ambas partes.
Se ignora si los aviones del régimen, que efectuaron nuevos vuelos durante toda la noche del viernes al sábado, realizaron bombardeos, pero sí se produjeron violentos enfrentamientos en tierra, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Los kurdos de Siria (15% de la población) autoproclamaron en marzo una "región federal", con la aspiración de unir en un solo territorio las regiones que controlan en el norte de Siria. Los combatientes kurdos se han convertido, sobre todo para Washington, en la fuerza más eficaz para combatir a los yihadistas del Estado Islámico (EI).
A imagen de lo que ocurre en todo el país, la ciudad de Hassaké está dividida: dos terceras partes están en manos de los kurdos y el resto es controlado por el régimen de Damasco.
Violentos combates habían estallado el miércoles entre la principal milicia progubernamental y las fuerzas kurdas apoyadas por Estados Unidos.
- 'Legítima defensa' -
Según el OSDH los combates causaron desde el miércoles 41 muertos, entre ellos 25 civiles, de los cuales 10 niños. Miles de personas han abandonado la ciudad.
"Los kurdos quieren controlar toda la ciudad y el régimen quiere conservar esta capital de provincia. Es una lucha frontal" afirma Fabrice Balanche, geógrafo francés especialista de Siria.
La situación estaba tranquila el sábado por la tarde, según un corresponsal de AFP.
Según un alto responsable gubernamental, para intentar solucionar la crisis, una delegación de militares rusos en Qamichli, también en la provincia de Hassaké, estaba reunida con los beligerantes, con los que Moscú mantiene buenas relaciones.
El capitán Jeff Davis, portavoz del Pentágono, subrayó que el "régimen sirio debe tener cuidado en no hacer algo que pudiera poner en peligro" a las fuerzas de la coalición que asesoran a los kurdos. "Tenemos el derecho de actuar en legítima defensa" advirtió.
La guerra en Siria se ha complicado con el paso de los años, con la implicación creciente de potencias extranjeras, como Rusia o Irán, que apoyan al régimen, o Estados Unidos y Turquía, que sostienen a la oposición.
Pero aunque Turquía apoya a los rebeldes, se opone en cambio a los combatientes kurdos sirios, cuyos hermanos del otro lado de la frontera combaten al poder turco.
"Está claro que el régimen (sirio) comprendió que la estructura que los kurdos intentan formar en el norte (de Siria) comenzó a convertirse en una amenaza también para Siria", declaró este sábado el primer ministro turco Binali Yildirim, refiriéndose a los planes de los kurdos de unir las regiones bajo su control, a ambos lados de la frontera.
Yildirim afirmó además que Turquía va a ser "más activa" en la crisis siria en los próximos seis meses, y admitió que el presidente Bashar Al Asad "es hoy uno de los actores" de esa crisis.
En Alepo, en donde el régimen y una coalición de yihadistas y rebeldes islamistas se enfrentan por el control de la ciudad, la ruta de suministro de los insurgentes quedó cortada, según un corresponsal de la AFP.
Según el OSDH, desde el inicio de los choques el 31 de julio, 333 civiles han muerto en Alepo: 168 en la zona rebelde y 165 en la zona gubernamental.