Con motivo de este evento se ha invitado a 30 artistas plásticos a lanzar un diálogo con la profesión de su elección sobre dos temas: "¿Qué estaría dispuesto a hacer por dinero?" y "paralelamente ¿en qué me convierte el trabajo?".
Entre las obras propuestas destacan las de la fotógrafa y videasta Teresa Margolles, que organizó un encuentro en torno a una partida de póquer entre dos trabajadoras sexuales transexuales, una de Zúrich y otra de Ciudad Juárez, en México.
En "Mockumentary", un documental ficticio, el catalán Carlos Congost se interesa por un bombero suizo, fan de góspel y de la cantante estadounidense Tina Turner. Bajo el título "Simply the Best", su obra aborda la diferencia entre la vocación y el trabajo remunerado.
Pero la propuesta más polémica es el parte médico del escritor francés Michel Houellebecq, que ofrece un examen minucioso de su cuerpo con por ejemplo resonancias magnéticas que muestran su cráneo y su mano derecha.
Las pruebas médicas se realizaron en una clínica de Zúrich para una película rodada por los estudiantes de la escuela de artes de Zúrich y proyectada en el Pabellón de las reflexiones, una estructura flotante en el lago de la ciudad.
Manifesta, nacida de una reflexión sobre el escenario cultural europeo tras el desmoronamiento del bloque comunista en los años 1990, se celebra cada dos años en una ciudad diferente. Su objetivo: interactuar en torno a un tema.
Zúrich fue elegida por su potencial artístico, sobre todo como cuna del movimiento Dadá, la corriente de vanguardia que este año cumple cien años. Pero también por sus contradicciones.
"En el siglo pasado, Zúrich vivió cambios radicales, pasando de ser una ciudad provincial con una economía ampliamente agrícola a un centro financiero global", declaró Hedwig Fijen, directora de Manifesta.
"En la misma época, la ciudad se convirtió en refugio de artistas, pacifistas, activistas y escritores, cuyos caminos se cruzaron", afirma.
En la actualidad es el gran eje económico de Suiza, un islote de prosperidad, con su sistema de democracia directa, su elevado nivel de vida y su política exterior aislacionista, lo que imprime un carácter casi surrealista al evento en una época en la que Europa atraviesa su peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial, argumentó.
Zurích acoge la undécima edición de Manifesta desde este sábado hasta el 18 de septiembre. Los visitantes podrán descubrir las obras de 130 artistas en varias salas de exposiciones de la ciudad.
Entre las obras propuestas destacan las de la fotógrafa y videasta Teresa Margolles, que organizó un encuentro en torno a una partida de póquer entre dos trabajadoras sexuales transexuales, una de Zúrich y otra de Ciudad Juárez, en México.
En "Mockumentary", un documental ficticio, el catalán Carlos Congost se interesa por un bombero suizo, fan de góspel y de la cantante estadounidense Tina Turner. Bajo el título "Simply the Best", su obra aborda la diferencia entre la vocación y el trabajo remunerado.
Pero la propuesta más polémica es el parte médico del escritor francés Michel Houellebecq, que ofrece un examen minucioso de su cuerpo con por ejemplo resonancias magnéticas que muestran su cráneo y su mano derecha.
Las pruebas médicas se realizaron en una clínica de Zúrich para una película rodada por los estudiantes de la escuela de artes de Zúrich y proyectada en el Pabellón de las reflexiones, una estructura flotante en el lago de la ciudad.
- Zúrich, islote próspero -
Manifesta, nacida de una reflexión sobre el escenario cultural europeo tras el desmoronamiento del bloque comunista en los años 1990, se celebra cada dos años en una ciudad diferente. Su objetivo: interactuar en torno a un tema.
Zúrich fue elegida por su potencial artístico, sobre todo como cuna del movimiento Dadá, la corriente de vanguardia que este año cumple cien años. Pero también por sus contradicciones.
"En el siglo pasado, Zúrich vivió cambios radicales, pasando de ser una ciudad provincial con una economía ampliamente agrícola a un centro financiero global", declaró Hedwig Fijen, directora de Manifesta.
"En la misma época, la ciudad se convirtió en refugio de artistas, pacifistas, activistas y escritores, cuyos caminos se cruzaron", afirma.
En la actualidad es el gran eje económico de Suiza, un islote de prosperidad, con su sistema de democracia directa, su elevado nivel de vida y su política exterior aislacionista, lo que imprime un carácter casi surrealista al evento en una época en la que Europa atraviesa su peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial, argumentó.
Zurích acoge la undécima edición de Manifesta desde este sábado hasta el 18 de septiembre. Los visitantes podrán descubrir las obras de 130 artistas en varias salas de exposiciones de la ciudad.