Japoneses tocando flamenco
Al igual que docenas de otros artistas flamencos, Tomás Arroquero, de 40 años, viaja cada año a Asia, para trabajar allí durante varios meses, ya que sin estos trabajos en las antípodas, muchos flamencos consideran que sería imposible vivir sólo de la música y el baile.
"Es muy difícil vivir sólo del flamenco en España. Hay tantos buenos artistas en España. El interés que llega de fuera genera buenas oportunidades", dijo Arroquero.
La actividad docente ha ido adquiriendo importancia a medida que se ha convertido en la más estable fuente de ingresos para muchos "bailaores" y "cantaores", afirma Yuko Aoyama, un profesor de sociología de la Clark University, en el Estado norteamericano de Massachusetts, que ha estudiado el asunto.
La globalización generó un temor a que una cultura única pudiera ahogar formas de arte local como el flamenco, pero en lugar de eso generó nuevas audiencias y nuevas y necesarias fuentes de ingresos para los artistas, dijo.
"La comercialización del arte y la expansión de los mercados para el arte se ha considerado tradicionalmente como una mala cosa, pero, de hecho, sin esos mercados estas artes tendrían más difícil sobrevivir", añadió Aoyama.
Hay otros ejemplos de artes que se han visto impulsados por un interés exterior como la samba brasileña o la caligrafía clásica japonesa, detalló.
Aunque su origen es oscuro, los comienzos del flamenco pueden rastrearse en la mezcla de culturas árabe, judía sefardita y gitana que convivían en la región sudoccidental de Andalucía en el Siglo XV.
Desde entonces, el flamenco y sus coloridos trajes "de faralaes", caracterizados por sus volantes, se han convertido en un icono de España entre los extranjeros.
Este año, el gobierno regional de Andalucía lanzó una iniciativa para que el flamenco sea declarado Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad por las Naciones Unidas.
El gobierno regional está recogiendo apoyos en todo el mundo en una página web que suministra información en español, inglés, francés y japonés.
No hay cifras oficiales del número de flamencos que viajan cada año a Asia para trabajar, aunque sólo en Japón hay unas 600 academias de flamenco que ofrecen lecciones de esta música a más de 60.000 estudiantes, según la Asociación Japonesa de Flamenco, más que en España.
La demanda de flamenco se ha contagiado rápidamente a China, que ha superado a Japón este año como la segunda mayor economía del mundo, junto con una cada vez más numerosa occidentalizada clase media.
Como el número de españoles que viven en Asia es relativamente pequeño, la mayoría de las escuelas de la región "fichan" profesores directamente en España.
Manuel Betanzos, que tiene una de las mejores escuelas de flamenco en Sevilla, empezó a dar clases en Japón durante parte del año a finales de los noventa.
Viaja a Japón cada verano para dar lecciones privadas así como dirigir talleres, tal como hacen otros cuatro "bailaores" que también enseñan en su academia.
"Ayuda económicamente y ahora mismo tampoco hay mucho trabajo aquí. Por supuesto, ayuda a prosperar al flamenco", dijo Betanzos.
Como la mayoría de las escuelas de flamenco españolas, la academia de Betanzos se beneficia de la llegada de docenas de estudiantes procedentes de Asia, la mayoría japoneses, que vienen a España para aprender este arte.
Pero, no todos los "bailaores" que enseñan en Asia lo hacen por dinero.
Algunos, como Claudio Tejero, de 36 años, se vieron atraídos por la oportunidad de vivir en el extranjero y conocer otra cultura de primera mano.
"Quería saber como era vivir en Japón, pero no volveré a enseñar allí. Prefiero enseñar en España. A los estudiantes de allí les falta cierta chispa", concluyó.
"Es muy difícil vivir sólo del flamenco en España. Hay tantos buenos artistas en España. El interés que llega de fuera genera buenas oportunidades", dijo Arroquero.
La actividad docente ha ido adquiriendo importancia a medida que se ha convertido en la más estable fuente de ingresos para muchos "bailaores" y "cantaores", afirma Yuko Aoyama, un profesor de sociología de la Clark University, en el Estado norteamericano de Massachusetts, que ha estudiado el asunto.
La globalización generó un temor a que una cultura única pudiera ahogar formas de arte local como el flamenco, pero en lugar de eso generó nuevas audiencias y nuevas y necesarias fuentes de ingresos para los artistas, dijo.
"La comercialización del arte y la expansión de los mercados para el arte se ha considerado tradicionalmente como una mala cosa, pero, de hecho, sin esos mercados estas artes tendrían más difícil sobrevivir", añadió Aoyama.
Hay otros ejemplos de artes que se han visto impulsados por un interés exterior como la samba brasileña o la caligrafía clásica japonesa, detalló.
Aunque su origen es oscuro, los comienzos del flamenco pueden rastrearse en la mezcla de culturas árabe, judía sefardita y gitana que convivían en la región sudoccidental de Andalucía en el Siglo XV.
Desde entonces, el flamenco y sus coloridos trajes "de faralaes", caracterizados por sus volantes, se han convertido en un icono de España entre los extranjeros.
Este año, el gobierno regional de Andalucía lanzó una iniciativa para que el flamenco sea declarado Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad por las Naciones Unidas.
El gobierno regional está recogiendo apoyos en todo el mundo en una página web que suministra información en español, inglés, francés y japonés.
No hay cifras oficiales del número de flamencos que viajan cada año a Asia para trabajar, aunque sólo en Japón hay unas 600 academias de flamenco que ofrecen lecciones de esta música a más de 60.000 estudiantes, según la Asociación Japonesa de Flamenco, más que en España.
La demanda de flamenco se ha contagiado rápidamente a China, que ha superado a Japón este año como la segunda mayor economía del mundo, junto con una cada vez más numerosa occidentalizada clase media.
Como el número de españoles que viven en Asia es relativamente pequeño, la mayoría de las escuelas de la región "fichan" profesores directamente en España.
Manuel Betanzos, que tiene una de las mejores escuelas de flamenco en Sevilla, empezó a dar clases en Japón durante parte del año a finales de los noventa.
Viaja a Japón cada verano para dar lecciones privadas así como dirigir talleres, tal como hacen otros cuatro "bailaores" que también enseñan en su academia.
"Ayuda económicamente y ahora mismo tampoco hay mucho trabajo aquí. Por supuesto, ayuda a prosperar al flamenco", dijo Betanzos.
Como la mayoría de las escuelas de flamenco españolas, la academia de Betanzos se beneficia de la llegada de docenas de estudiantes procedentes de Asia, la mayoría japoneses, que vienen a España para aprender este arte.
Pero, no todos los "bailaores" que enseñan en Asia lo hacen por dinero.
Algunos, como Claudio Tejero, de 36 años, se vieron atraídos por la oportunidad de vivir en el extranjero y conocer otra cultura de primera mano.
"Quería saber como era vivir en Japón, pero no volveré a enseñar allí. Prefiero enseñar en España. A los estudiantes de allí les falta cierta chispa", concluyó.