Esa biografía se publica ahora en España, y su autor, un brillante escritor británico de 43 años, sobrevivió con sobresaliente (según la crítica) a la aventura de trabajar cinco años (hasta 2007, cuando se publicó en inglés) sobre la vida de un escritor que, en este recuento, reconoce que pudo haber matado (a disgustos) a su primera mujer revelando, por ejemplo, que en el curso de los primeros años de matrimonio se iba de putas. En un momento del matrimonio, además, el escritor comenzó una relación alternativa con una amante, Margaret.
Con ser graves esos sucesos, el libro es mucho más. Se titula El mundo es así, está publicado por Duomo y su autor estuvo ayer en Madrid. Éste es un extracto de nuestra conversación.
Pregunta. No es una biografía complaciente. Extraña que aparezca como autorizada. Respuesta. Tiene algo de irónico, porque es lo opuesto a lo que te esperas. He seguido los cánones clásicos. Naipaul cree que hay que decir siempre la verdad, aunque duela, y le puse un espejo delante.
Respuesta. Tiene algo de irónico, porque es lo opuesto a lo que te esperas. He seguido los cánones clásicos. Naipaul cree que hay que decir siempre la verdad, aunque duela, y le puse un espejo delante.
P. El libro es brutal. Sorprende esa confesión de Naipaul sobre Pat. Quizá la mató de infelicidad, dice él mismo.
R. Tuve muchísimas conversaciones con él, temas que jamás había hablado con otra persona. Cuando dijo aquello sobre Pat fue como si formulase esos pensamientos por primera vez. No lo dijo para quedar bien ni para quedar mal. Simplemente dijo que quizá su comportamiento había causado su muerte.
P. ¿Cómo reaccionó usted cuando le contó aquello?
R. Pat era inteligente y brillante. Y por alguna razón estaba dispuesta a sacrificarse por el genio de Naipaul. Pero comenzó a flaquear de manera gradual y a mediados de los 80 no tenía muchas aspiraciones. Él dependía de ella. Dice que no se atrevió a dejarle marchar. Pero lo que hacía con ella fue brutal. Ella no tuvo agallas para dejarle. Y él no pudo dejarla ni irse. Y la vida de Pat fue destruida.
P. La escritura de Naipaul no parece perturbada por la presencia de las mujeres.
R. Eso siempre está escondido en su trabajo. Siempre tuvo a su alrededor a mujeres fuertes. Su madre lo era. Él se vino abajo, y Pat lo salvó. Y Margaret, en otro sentido, le ayudó muchísimo. Todo depende de las mujeres para él. Pero nunca pudo expresar eso en sus libros. Así que esta biografía es una especie de descodificador de su vida.
P. ¿Cómo rompió usted las barreras íntimas de un hombre que se considera tan frío?
R. Fui muy directo. No me puse nervioso delante de él, como le ocurre a otros. No le juzgué. Sólo escuché lo que me decía. No creo que él haya hecho cosas tan diferentes a muchos otros hombres. La diferencia es que él lo ha contado públicamente.
P. Dice usted que contar así su vida es un acto de narcisismo y de humildad de Naipaul.
R. Él quiso contar la verdad. Es lo único que le interesa como escritor. Es una persona que rompió con su vida, y lo cuenta.
P. ¿Cómo cambió su idea sobre él a lo largo de su trabajo?
R. Él ha creado muchas barreras, y no se abre. No me di cuenta hasta más tarde de lo caribeño que es, y lo mucho que influyó en él la cultura de Trinidad [donde nació]. Me llevó tiempo darme cuenta de eso, y notar lo difícil que había sido su vida anterior en la India y en el Londres de los años 50. No es raro que alguien que lo ha pasado tan mal quisiera la venganza.
P. Y dice usted que es humilde.
R. Es distante, mantiene la distancia. Es callado, observador. Y escucha a los desfavorecidos con gran interés. Eso requiere humildad. Otras veces se comporta de manera totalmente distinta. Como escritor le interesa escuchar las dificultades que tiene la gente que lo pasa mal. Es una paradoja.
P. ¿Usted le quiere?
R. ¿Si le quiero? Siento afecto por él, pero tengo en cuenta lo cruel que puede ser. Tiene un lado muy entretenido. Es muy gracioso, muy inteligente. Sin embargo, tuve que distanciarme para poder escribir su biografía. Es un sentimiento ambiguo el que tengo por él.
P. ¿Por qué le aceptó como biógrafo?
R. Tal vez porque había leído una biografía mía sobre un explorador del siglo XIX; le gustó, probablemente, que ni le condenara ni le alabara: simplemente, conté la historia.
P. Dice que puede ser airado, sarcástico, tenso... ¿Pensó usted en abandonar la escritura sobre un hombre tan difícil?
R. Cada vez que le veía pensaba que ésa podía ser la última vez. Tiene mucha facilidad para pelearse con la gente. A veces se enfurecía con algo, pero lo afronté como un psicoanalista. No me lo tomaba de manera personal. Yo sólo me limitaba a escucharle.
P. ¿Él se arrepiente a veces?
R. No, jamás. Se siente culpable de cómo trató a Pat. Pero nunca se ha arrepentido de nada más.
P. Cuenta usted que es capaz de lanzar exabruptos nada más ver a alguien.
R. Es su lado de actor. Es como si estuviese en el teatro. Cuando le visité en la India estábamos en casa de una familia de clase alta en Nueva Delhi, en una cena formal. Y allí había personas que le sacaban de quicio. No las conocía, pero eran del tipo de gente que a él le disgustan mucho. Y provocaba situaciones tensas. Me acuerdo de una fiesta en la que se le acercó una señora con unos cuantos libros suyos. Le preguntó cuál le había gustado más. Y luego me dijo que esa mujer no tenía pinta de lectora: "¿Te fijaste cómo manoseaba los libros? Llevaba los libros en la mano como un jugador de críquet coge su palo". En esas situaciones es cruel y malicioso. Y en otras circunstancias es totalmente diferente.
P. ¿Qué le hace feliz?
R. Cuando supera algún reto intelectual o de escritura. La gente no le hace particularmente feliz. Es una persona que vive en su mente, tan sólo. Pero no es una persona feliz. Puede divertirse, ser gracioso, pero no es feliz de manera natural. Creo que en algún lugar de su mente teme la pérdida de su capacidad física. Él vio lo que le pasó a su padre, a su hermano, a él mismo... Siempre ese temor. Y creo que esa es la razón por la que se defiende tanto.
Con ser graves esos sucesos, el libro es mucho más. Se titula El mundo es así, está publicado por Duomo y su autor estuvo ayer en Madrid. Éste es un extracto de nuestra conversación.
Pregunta. No es una biografía complaciente. Extraña que aparezca como autorizada. Respuesta. Tiene algo de irónico, porque es lo opuesto a lo que te esperas. He seguido los cánones clásicos. Naipaul cree que hay que decir siempre la verdad, aunque duela, y le puse un espejo delante.
Respuesta. Tiene algo de irónico, porque es lo opuesto a lo que te esperas. He seguido los cánones clásicos. Naipaul cree que hay que decir siempre la verdad, aunque duela, y le puse un espejo delante.
P. El libro es brutal. Sorprende esa confesión de Naipaul sobre Pat. Quizá la mató de infelicidad, dice él mismo.
R. Tuve muchísimas conversaciones con él, temas que jamás había hablado con otra persona. Cuando dijo aquello sobre Pat fue como si formulase esos pensamientos por primera vez. No lo dijo para quedar bien ni para quedar mal. Simplemente dijo que quizá su comportamiento había causado su muerte.
P. ¿Cómo reaccionó usted cuando le contó aquello?
R. Pat era inteligente y brillante. Y por alguna razón estaba dispuesta a sacrificarse por el genio de Naipaul. Pero comenzó a flaquear de manera gradual y a mediados de los 80 no tenía muchas aspiraciones. Él dependía de ella. Dice que no se atrevió a dejarle marchar. Pero lo que hacía con ella fue brutal. Ella no tuvo agallas para dejarle. Y él no pudo dejarla ni irse. Y la vida de Pat fue destruida.
P. La escritura de Naipaul no parece perturbada por la presencia de las mujeres.
R. Eso siempre está escondido en su trabajo. Siempre tuvo a su alrededor a mujeres fuertes. Su madre lo era. Él se vino abajo, y Pat lo salvó. Y Margaret, en otro sentido, le ayudó muchísimo. Todo depende de las mujeres para él. Pero nunca pudo expresar eso en sus libros. Así que esta biografía es una especie de descodificador de su vida.
P. ¿Cómo rompió usted las barreras íntimas de un hombre que se considera tan frío?
R. Fui muy directo. No me puse nervioso delante de él, como le ocurre a otros. No le juzgué. Sólo escuché lo que me decía. No creo que él haya hecho cosas tan diferentes a muchos otros hombres. La diferencia es que él lo ha contado públicamente.
P. Dice usted que contar así su vida es un acto de narcisismo y de humildad de Naipaul.
R. Él quiso contar la verdad. Es lo único que le interesa como escritor. Es una persona que rompió con su vida, y lo cuenta.
P. ¿Cómo cambió su idea sobre él a lo largo de su trabajo?
R. Él ha creado muchas barreras, y no se abre. No me di cuenta hasta más tarde de lo caribeño que es, y lo mucho que influyó en él la cultura de Trinidad [donde nació]. Me llevó tiempo darme cuenta de eso, y notar lo difícil que había sido su vida anterior en la India y en el Londres de los años 50. No es raro que alguien que lo ha pasado tan mal quisiera la venganza.
P. Y dice usted que es humilde.
R. Es distante, mantiene la distancia. Es callado, observador. Y escucha a los desfavorecidos con gran interés. Eso requiere humildad. Otras veces se comporta de manera totalmente distinta. Como escritor le interesa escuchar las dificultades que tiene la gente que lo pasa mal. Es una paradoja.
P. ¿Usted le quiere?
R. ¿Si le quiero? Siento afecto por él, pero tengo en cuenta lo cruel que puede ser. Tiene un lado muy entretenido. Es muy gracioso, muy inteligente. Sin embargo, tuve que distanciarme para poder escribir su biografía. Es un sentimiento ambiguo el que tengo por él.
P. ¿Por qué le aceptó como biógrafo?
R. Tal vez porque había leído una biografía mía sobre un explorador del siglo XIX; le gustó, probablemente, que ni le condenara ni le alabara: simplemente, conté la historia.
P. Dice que puede ser airado, sarcástico, tenso... ¿Pensó usted en abandonar la escritura sobre un hombre tan difícil?
R. Cada vez que le veía pensaba que ésa podía ser la última vez. Tiene mucha facilidad para pelearse con la gente. A veces se enfurecía con algo, pero lo afronté como un psicoanalista. No me lo tomaba de manera personal. Yo sólo me limitaba a escucharle.
P. ¿Él se arrepiente a veces?
R. No, jamás. Se siente culpable de cómo trató a Pat. Pero nunca se ha arrepentido de nada más.
P. Cuenta usted que es capaz de lanzar exabruptos nada más ver a alguien.
R. Es su lado de actor. Es como si estuviese en el teatro. Cuando le visité en la India estábamos en casa de una familia de clase alta en Nueva Delhi, en una cena formal. Y allí había personas que le sacaban de quicio. No las conocía, pero eran del tipo de gente que a él le disgustan mucho. Y provocaba situaciones tensas. Me acuerdo de una fiesta en la que se le acercó una señora con unos cuantos libros suyos. Le preguntó cuál le había gustado más. Y luego me dijo que esa mujer no tenía pinta de lectora: "¿Te fijaste cómo manoseaba los libros? Llevaba los libros en la mano como un jugador de críquet coge su palo". En esas situaciones es cruel y malicioso. Y en otras circunstancias es totalmente diferente.
P. ¿Qué le hace feliz?
R. Cuando supera algún reto intelectual o de escritura. La gente no le hace particularmente feliz. Es una persona que vive en su mente, tan sólo. Pero no es una persona feliz. Puede divertirse, ser gracioso, pero no es feliz de manera natural. Creo que en algún lugar de su mente teme la pérdida de su capacidad física. Él vio lo que le pasó a su padre, a su hermano, a él mismo... Siempre ese temor. Y creo que esa es la razón por la que se defiende tanto.