Desde el viernes, los insurgentes llevan a cabo una ofensiva lanzada desde el exterior de la ciudad, desde el oeste, para romper el sitio impuesto por el régimen de Bashar al Asad a los barrios rebeldes, donde viven más de 250.000 personas, según la ONU, privadas de ayuda humanitaria desde julio.
Los combates se concentran en la periferia oeste de Alepo, asaltada por más de 1.500 combatientes llegados desde las provincias de Alepo e Idlib (noroeste).
"Los combates bajaron de intensidad", señaló el lunes a la AFP Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que precisó que los bombardeos aéreos en las líneas del frente "proseguían pero no eran tan intensos".
El control de Alepo, dividida desde 2012 en un sector este, en manos de los rebeldes, y los barrios del oeste, gobernados por el régimen, es de una importancia estratégica para los beligerantes en esta guerra, que ha dejado más de 300.000 muertos desde 2011.
"Desde el domingo, es el régimen quien inicia los combates", precisó Rami Abdel Rahman, y matizó que la "única" misión cumplida por los rebeldes habría sido retomar "el control de algunos sectores de Dahiyet al Asad".
El viernes, los insurgentes lograron controlar una mayoría de este barrio gubernamental del suroeste de Alepo, cercano a una importante academia militar, antes de recular parcialmente ante una contraofensiva del régimen.
"La ofensiva de los rebeldes se ha ralentizado desde que no consiguieron tomar el control del denominado barrio de los '3.000 apartamentos' y del complejo militar", indicó el lunes a la AFP una fuente militar prorrégimen.
Desde el viernes, al menos 48 civiles, incluyendo 17 niños, fueron abatidos por los cientos de cohetes y obuses lanzados por los rebeldes contra los barrios del oeste, según un nuevo balance del OSDH.
El enviado especial de Naciones unidas para Siria, Staffan de Mistura, criticó estos disparos y mencionó posibles "crímenes de guerra".
"Los que defienden que se trata de mitigar el asedio de Alepo Este deberían recordar que nada justifica el uso de armas desproporcionadas y sin discriminación, incluyendo armas pesadas, en sectores habitados por civiles", declaró el domingo.
Los combates dejaron, al menos, 72 muertos entre los rebeldes y 61 entre las filas del régimen y los combatientes que luchan junto a ellas, según el OSDH.
Los insurgentes tratan de avanzar hacia el barrio de Hamdaniyé, en manos del gobierno, que linda con los barrios rebeldes sitiados por el régimen. Su conquista permitiría romper el asedio al abrir un paso hacia las zonas controladas por los insurgentes en las afueras de Alepo.
Decenas de civiles -principalmente, mujeres y niños- huyeron el domingo del barrio de Dahiyet al Asad, llevando consigo sus escasas pertenencias en bolsas de plástico, sobre la cabeza o a rastras, informó un corresponsal de la AFP.
Por otro lado, los combates continuaban en un pueblo al oeste de Alepo, Minyane, según el OSDH.
El 22 de setiembre, el régimen de Damasco lanzó una importante ofensiva para recuperar el control de este sector. Pero sus éxitos fueron limitados, a pesar del apoyo brindado por la fuerza aérea rusa y de los bombardeos que dejaron más de 500 muertos, según la ONU, y destruyeron infraestructuras civiles, principalmente hospitales.
El domingo por la noche, en la provincia de Deraa (sur), una emboscada del régimen causó 34 muertos entre las fuerzas de una coalición de rebeldes y yihadistas que planeaba asaltar posiciones del gobierno, según el OSDH.
Los combates se concentran en la periferia oeste de Alepo, asaltada por más de 1.500 combatientes llegados desde las provincias de Alepo e Idlib (noroeste).
"Los combates bajaron de intensidad", señaló el lunes a la AFP Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que precisó que los bombardeos aéreos en las líneas del frente "proseguían pero no eran tan intensos".
El control de Alepo, dividida desde 2012 en un sector este, en manos de los rebeldes, y los barrios del oeste, gobernados por el régimen, es de una importancia estratégica para los beligerantes en esta guerra, que ha dejado más de 300.000 muertos desde 2011.
"Desde el domingo, es el régimen quien inicia los combates", precisó Rami Abdel Rahman, y matizó que la "única" misión cumplida por los rebeldes habría sido retomar "el control de algunos sectores de Dahiyet al Asad".
El viernes, los insurgentes lograron controlar una mayoría de este barrio gubernamental del suroeste de Alepo, cercano a una importante academia militar, antes de recular parcialmente ante una contraofensiva del régimen.
"La ofensiva de los rebeldes se ha ralentizado desde que no consiguieron tomar el control del denominado barrio de los '3.000 apartamentos' y del complejo militar", indicó el lunes a la AFP una fuente militar prorrégimen.
- Posibles 'crímenes de guerra' -
Desde el viernes, al menos 48 civiles, incluyendo 17 niños, fueron abatidos por los cientos de cohetes y obuses lanzados por los rebeldes contra los barrios del oeste, según un nuevo balance del OSDH.
El enviado especial de Naciones unidas para Siria, Staffan de Mistura, criticó estos disparos y mencionó posibles "crímenes de guerra".
"Los que defienden que se trata de mitigar el asedio de Alepo Este deberían recordar que nada justifica el uso de armas desproporcionadas y sin discriminación, incluyendo armas pesadas, en sectores habitados por civiles", declaró el domingo.
Los combates dejaron, al menos, 72 muertos entre los rebeldes y 61 entre las filas del régimen y los combatientes que luchan junto a ellas, según el OSDH.
Los insurgentes tratan de avanzar hacia el barrio de Hamdaniyé, en manos del gobierno, que linda con los barrios rebeldes sitiados por el régimen. Su conquista permitiría romper el asedio al abrir un paso hacia las zonas controladas por los insurgentes en las afueras de Alepo.
Decenas de civiles -principalmente, mujeres y niños- huyeron el domingo del barrio de Dahiyet al Asad, llevando consigo sus escasas pertenencias en bolsas de plástico, sobre la cabeza o a rastras, informó un corresponsal de la AFP.
Por otro lado, los combates continuaban en un pueblo al oeste de Alepo, Minyane, según el OSDH.
El 22 de setiembre, el régimen de Damasco lanzó una importante ofensiva para recuperar el control de este sector. Pero sus éxitos fueron limitados, a pesar del apoyo brindado por la fuerza aérea rusa y de los bombardeos que dejaron más de 500 muertos, según la ONU, y destruyeron infraestructuras civiles, principalmente hospitales.
El domingo por la noche, en la provincia de Deraa (sur), una emboscada del régimen causó 34 muertos entre las fuerzas de una coalición de rebeldes y yihadistas que planeaba asaltar posiciones del gobierno, según el OSDH.