Las montañas Ellsworth, en la Antártida occidental
La investigación publicada por 'Nature Geoscience' se basa en mediciones de temperatura tomadas por la estación estadounidense de la región Byrd, situada 1.530 metros sobre el nivel del mar en el oeste antártico.
Sin embargo, los datos son incompletos, pues la estación sólo estuvo ocupada entre 1958 y 1975. Por eso, los registros se consideraban hasta ahora como poco fiables para establecer tendencias a largo plazo, asegura el grupo de investigación de la Universidad de Columbus (Ohio) dirigido por David Bromwich.
A partir de 1980 sólo se recogieron datos a través una estación meteorológica automática de forma parcial, ya que, por ejemplo, las placas solares no funcionaban en invierno. La estación fue cerrada definitivamente en 2005.
El equipo de Bromwich estudió datos meteorológicos procedentes de otras estaciones, la mayor parte de ellas situadas en las regiones costeras de la Antártida, para calcular así con una alta probabilidad las temperaturas de la región de Byrd. Así pudieron completarse los datos que faltaban y lograron dibujar una curva de temperaturas para la región.
En esa zona, incluso en verano, las temperaturas no suben de los 10 grados bajo cero, por lo que el calentamiento no conlleva un gran derretimiento de hielo. Aun así, los datos arrojan temores sobre la estabilidad del hielo en la costa y en la cercana barrera de hielo de Ross, apuntan los científicos. Pequeños aumentos de temperatura suponen en esa zona la ruptura de placas de hielo y un mayor derretimiento del hielo del mar.
Sin embargo, los datos son incompletos, pues la estación sólo estuvo ocupada entre 1958 y 1975. Por eso, los registros se consideraban hasta ahora como poco fiables para establecer tendencias a largo plazo, asegura el grupo de investigación de la Universidad de Columbus (Ohio) dirigido por David Bromwich.
A partir de 1980 sólo se recogieron datos a través una estación meteorológica automática de forma parcial, ya que, por ejemplo, las placas solares no funcionaban en invierno. La estación fue cerrada definitivamente en 2005.
El equipo de Bromwich estudió datos meteorológicos procedentes de otras estaciones, la mayor parte de ellas situadas en las regiones costeras de la Antártida, para calcular así con una alta probabilidad las temperaturas de la región de Byrd. Así pudieron completarse los datos que faltaban y lograron dibujar una curva de temperaturas para la región.
En esa zona, incluso en verano, las temperaturas no suben de los 10 grados bajo cero, por lo que el calentamiento no conlleva un gran derretimiento de hielo. Aun así, los datos arrojan temores sobre la estabilidad del hielo en la costa y en la cercana barrera de hielo de Ross, apuntan los científicos. Pequeños aumentos de temperatura suponen en esa zona la ruptura de placas de hielo y un mayor derretimiento del hielo del mar.