El lanzamiento se efectuó tal como estaba previsto a las 13H22 locales (04H00 GMT) desde la base meridional de Tanegashima, bajo un cielo azul ligeramente nuboso, según imágenes difundidas en directo por la Agencia japonesa de exploración espacial (JAXA).
El lanzamiento, que en principio estaba programado para el domingo pasado, tuvo que ser postergado dos veces a causa de las malas condiciones meteorológicas.
Tras una hora y 47 minutos de vuelo sin incidentes, la sonda Hayabusa-2 se separó del cohete en el lugar previsto, indicó JAXA.
Hayabusa-2 emprendió su vuelo hacia 1999 JU3, un asteroide primitivo casi esférico de menos de 1 kilómetro de diámetro, al cual debe llegar en principio a mediados de 2018.
El objetivo de la misión es recoger polvo del subsuelo de este cuerpo celeste rocoso, que contiene carbono y agua, para intentar comprender qué materias orgánicas y acuosas se encontraban originalmente presentes en el sistema solar. El regreso a la Tierra está previsto para 2020, si todo va bien.
"Esta misión para recoger materia primitiva tiene el potencial para revolucionar nuestra comprensión de las condiciones de la formación de los planetas", escribió el equipo que pilota el proyecto en el seno de la JAXA.
"Además, puede brindarnos información importante" para proteger el planeta, agregó.
Hayabusa-2 es similar a su antecesora, Hayabusa, lanzada en 2003 hacia otro asteroide, pero cuenta con tecnología mejorada a partir de las enseñanzas sacadas de las numerosas averías sufridas por la primera misión, que estuvo a punto de fracasar.
Hayabusa finalmente logró llegar a Itokawa tras una verdadera epopeya que duró siete años.
El asteroide 1999 JU3 tiene la misma órbita que Itokawa, pero es más ancho y contiene sustancias órganicas de naturaleza diferente.
"Al llegar cerca del asteroide 1999 JU3, la sonda observará toda la superficie con la ayuda de instrumentos de teledetección", explicó JAXA.
Luego, Hayabusa-2 va a liberar el vehículo robotizado Minerva2 y el módulo de aterrizaje Mascot(el equivalente de Philae en la misión Rosetta), diseñado por el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES) francés y el Centro Aeroespacial Alemán (DLR), que tomarán muestras de la superficie.
Mascot, cuya esperanza de vida es de una docena de horas, va a utilizar cuatro instrumentos que permitirán conocer la composición mineralógica del suelo, según la jefa de proyecto, Muriel Deleuze, del CNES.
"El asteroide 1999 JU3 es llamado primitivo porque no evolucionó desde su formación hace 4.500 millones de años, cuando se constituyó el sistema solar", explica Francis Rocard, astrofísico del CNES.
Para recoger polvo del 1999 JU3, la sonda debe efectuar una operación espectacular: lanzar un "impactor" y esconderse detrás del asteroide mientras esa especie de cañón espacial proyecta una bola de metal para crear un cráter de varios metros de diámetro.
Tras ese "bombardeo", Hayabusa-2 rebotará brevemente en el asteroide, para juntar las muestras, y luego emprenderá el camino de regreso a la Tierra.
La primera misión Hayabusa tuvo un eco popular muy importante y el éxito, alcanzado al término de múltiples peripecias técnicas, se convirtió en un símbolo de la perseverancia japonesa, capaz de superar la adversidad.
La popularidad de Hayabusa fue determinante para que el gobierno aceptara consagrar un presupuesto de 31.000 millones de yenes (unos 260 millones de dólares) a esta segunda misión espacial.