La Agencia Espacial Europea (ESA) espera que Rosetta le desvele los misterios del origen del sistema solar gracias al análisis del cometa 67P/Couriumov-Guerasimenko, que debe alcanzar este próximo verano (boreal) antes de hacer un pequeño recorrido con él hasta finales de 2015.
Esta misión de "arqueología espacial" debe su nombre a la famosa piedra Rosetta (un fragmento de estela con un mismo texto en tres lenguas diferentes) que permitió al francés Champollion descifrar jeroglíficos egipcios a principios del siglo XIX.
"Los cometas son 'cápsulas testigo' del nacimiento del sistema solar", resumió Mark McCaughrean, uno de los responsables de la exploración espacial en la ESA.
"Abrir estas cápsulas mirando los gases, el polvo y sobre todo el hielo que los componen es obtener pistas formidables sobre el origen de nuestro sistema solar y a lo mejor también de la vida, porque los cometas contienen moléculas orgánicas", explicó.
¿Por qué el 67P/TG y no uno de los otros innumerables cometas cercanos a nosotros? Porque ha vivido miles de millones de años en el espacio profundo hasta que un paso cerca de Júpiter modificó radicalmente su órbita en 1959. Dicho de otra manera, este cometa casi no ha sido erosionado por los rayos de sol y su testimonio sobre el universo promete ser particularmente comprensible.
"La cápsula testigo permaneció encerrada durante 4.600 millones de años. ¡Ya es hora de abrir el cofre del tesoro!", dijo Mark McCaughrean.
La sonda y su pequeño módulo Philae, que debe posarse en el cometa en noviembre de 2014, están dotados en total de 21 instrumentos. "¡Queremos saberlo todo sobre el cometa, su campo magnético, su composición, su gravedad, su temperatura, todo!", dijo Amalia Ercoli-Finzi, responsable de uno de los numerosos experimentos que figuran en el programa.
Seis horas para desperezarse
Antes de lograrlo, el camino habrá sido largo: unos 7.000 millones de kilómetros desde el lanzamiento de la sonda en marzo de 2004. "Tuvimos que dar cinco veces la vuelta al sol en diferentes órbitas para ganar velocidad" aprovechando la gravedad de la Tierra o de Marte, explicó el jefe de la misión Rosetta, Paolo Ferri.
"Nuestro trabajo es llevar a los científicos y sus instrumentos hasta el objetivo, y no ha sido fácil", agregó.
"La última órbita en torno al sol duró varios años, pero tan lejos de él que incluso nuestros grandes paneles solares y nuestra tecnología no bastaban para mantener el artefacto activo. Tuvimos que apagar la mayoría de sistemas en junio de 2011 y dejarlo dormir" sin ninguna señal de su parte desde entonces, dijo.
Para estar seguros de que no se pierde su cita con el cometa 67P/TG, Rosetta tiene el despertador puesto para el 20 de enero a las 10H00 GMT.
Pero habrá que esperar un poco más para que este programa automático ponga fin a dos años y medio de silencio absoluto.
Rosetta se desperezará durante seis horas, desplegando sus dos inmensos paneles solares (14 metros de largo cada uno) y reuniendo energía suficiente. La sonda podrá activar entonces progresivamente sus instrumentos para determinar su posición exacta en el espacio y luego dirigir su gran antena hacia la Tierra.
Sólo en ese momento enviará su primera señal de vida a los científicos, a unos 800 millones de kilómetros de distancia. "Pero la señal, incluso viajando a la velocidad de la luz, tardará 45 minutos en llegarnos", señaló Paolo Ferri.
Este verano Rosetta no estará a más que un centenar de kilómetros del cometa y empezará a escudriñar esta bola de hielo de 4 km de diámetro en busca sobre todo de un lugar de aterrizaje propicio para su módulo Philae.