En el segundo día de ofensiva, las fuerzas iraquíes recibieron el apoyo del nuevo secretario estadounidense de Defensa, Jim Mattis, que llegó por la mañana a Bagdad para reunirse con altos responsables del gobierno.
Tras haber reconquistado quince localidades en manos de los yihadistas, las fuerzas progubernamentales alcanzaron el retén de Akarab, en la autopista que conduce al sur de Mosul.
"Es muy importante, porque es considerado la puerta sur (de entrada) a Mosul", explicó a la AFP el general Haider al Mtury, de la policía, una de las fuerzas federales que participan en las operaciones.
Al Mtury precisó que sus tropas lograron controlar una zona estratégica sobre las colinas que dominan el aeropuerto y se encontraban a dos kilómetros de la periferia de Mosul, pese a las acciones de guerrilla y los atentados suicidas del EI.
En la parte occidental de la ciudad quedan "unos 2.000" yihadistas, indicó el lunes un responsable de inteligencia estadounidense, frente a los entre 5.000 y 7.000 que había antes del inicio de la ofensiva iniciada el 17 de octubre para retomar Mosul, conquistada por el EI en junio de 2014.
Los yihadistas han creado una línea de defensa reforzada al norte del aeropuerto, que protege principalmente la ciudad vieja en el centro de Mosul. Se trata de una zona densamente urbanizada, por donde los tanques del ejército iraquí apenas pueden pasar.
La conquista del aeródromo, inoperativo en la actualidad, y de la base militar adyacente, permitiría el asalto a la periferia suroeste de Mosul, cerca de las orillas del río Tigris que divide la ciudad.
Más al oeste, las milicias de Hashd al Shaabi (Movilización Popular) reforzaron el asedio al EI avanzando hasta alcanzar la ruta que une Mosul y Tal Afar, ciudad aún bajo control de los extremistas.
Con la expulsión del EI de Mosul, Bagdad espera dar un golpe mortal al grupo ultrarradical sunita que proclamó en 2014 un "califato" a caballo entre Irak y Siria. Fue en Mosul donde su jefe, Abu Bakr al Bagdadi, hizo su única aparición pública.
Los expertos esperan que los yihadistas se defiendan con uñas y dientes en su último gran bastión iraquí.
Por otro lado, la ONU y las oenegés se están movilizando para socorrer a los cerca de 750.000 habitantes atrapados en el oeste de Mosul, afectados por los cortes de agua y electricidad y por la escasez de alimentos. La ONU planea levantar nuevos campamentos ante un posible éxodo.
Las fuerzas iraquíes cuentan con el apoyo aéreo de la coalición internacional antiyihadista, que ha utilizado más de 12.000 municiones contra el EI desde el inicio de la operación en Mosul.
El comandante de esta coalición, el general Stephen Townsend, sugirió que la alianza permanecerá en Irak incluso después de que concluya la batalla por el último bastión del EI en Irak. "No preveo que el gobierno iraquí nos pida abandonar (el país) inmediatamente después de Mosul", declaró Townsend al final de la visita de Jim Mattis.
"Creo que las autoridades iraquíes se dan cuenta de que se trata de una lucha extremadamente compleja u que necesitarán apoyo de la coalición incluso después", insistió.
En su visita, Jim Mattis había tratado de atenuar las controvertidas posturas del presidente Donald Trump.
Este último afirmó que Estados Unidos debería haberse apropiado del petróleo iraquí antes de retirar a sus tropas del país en 2011 para financiar la guerra y privar al EI de una fuente de financiación vital.
"En Estados Unidos hemos pagado generalmente por el gas y el petróleo y estoy seguro de que seguiremos haciéndolo en el futuro (...) No estamos en Irak para acaparar el petróleo", aseguró el secretario estadounidense de Defensa, un exgeneral retirado que combatió en Irak y en Afganistán.
Tras haber reconquistado quince localidades en manos de los yihadistas, las fuerzas progubernamentales alcanzaron el retén de Akarab, en la autopista que conduce al sur de Mosul.
"Es muy importante, porque es considerado la puerta sur (de entrada) a Mosul", explicó a la AFP el general Haider al Mtury, de la policía, una de las fuerzas federales que participan en las operaciones.
Al Mtury precisó que sus tropas lograron controlar una zona estratégica sobre las colinas que dominan el aeropuerto y se encontraban a dos kilómetros de la periferia de Mosul, pese a las acciones de guerrilla y los atentados suicidas del EI.
En la parte occidental de la ciudad quedan "unos 2.000" yihadistas, indicó el lunes un responsable de inteligencia estadounidense, frente a los entre 5.000 y 7.000 que había antes del inicio de la ofensiva iniciada el 17 de octubre para retomar Mosul, conquistada por el EI en junio de 2014.
- Hacia el Tigris -
Los yihadistas han creado una línea de defensa reforzada al norte del aeropuerto, que protege principalmente la ciudad vieja en el centro de Mosul. Se trata de una zona densamente urbanizada, por donde los tanques del ejército iraquí apenas pueden pasar.
La conquista del aeródromo, inoperativo en la actualidad, y de la base militar adyacente, permitiría el asalto a la periferia suroeste de Mosul, cerca de las orillas del río Tigris que divide la ciudad.
Más al oeste, las milicias de Hashd al Shaabi (Movilización Popular) reforzaron el asedio al EI avanzando hasta alcanzar la ruta que une Mosul y Tal Afar, ciudad aún bajo control de los extremistas.
Con la expulsión del EI de Mosul, Bagdad espera dar un golpe mortal al grupo ultrarradical sunita que proclamó en 2014 un "califato" a caballo entre Irak y Siria. Fue en Mosul donde su jefe, Abu Bakr al Bagdadi, hizo su única aparición pública.
Los expertos esperan que los yihadistas se defiendan con uñas y dientes en su último gran bastión iraquí.
Por otro lado, la ONU y las oenegés se están movilizando para socorrer a los cerca de 750.000 habitantes atrapados en el oeste de Mosul, afectados por los cortes de agua y electricidad y por la escasez de alimentos. La ONU planea levantar nuevos campamentos ante un posible éxodo.
- La coalición dispuesta a quedarse -
Las fuerzas iraquíes cuentan con el apoyo aéreo de la coalición internacional antiyihadista, que ha utilizado más de 12.000 municiones contra el EI desde el inicio de la operación en Mosul.
El comandante de esta coalición, el general Stephen Townsend, sugirió que la alianza permanecerá en Irak incluso después de que concluya la batalla por el último bastión del EI en Irak. "No preveo que el gobierno iraquí nos pida abandonar (el país) inmediatamente después de Mosul", declaró Townsend al final de la visita de Jim Mattis.
"Creo que las autoridades iraquíes se dan cuenta de que se trata de una lucha extremadamente compleja u que necesitarán apoyo de la coalición incluso después", insistió.
En su visita, Jim Mattis había tratado de atenuar las controvertidas posturas del presidente Donald Trump.
Este último afirmó que Estados Unidos debería haberse apropiado del petróleo iraquí antes de retirar a sus tropas del país en 2011 para financiar la guerra y privar al EI de una fuente de financiación vital.
"En Estados Unidos hemos pagado generalmente por el gas y el petróleo y estoy seguro de que seguiremos haciéndolo en el futuro (...) No estamos en Irak para acaparar el petróleo", aseguró el secretario estadounidense de Defensa, un exgeneral retirado que combatió en Irak y en Afganistán.