“Conocí a un chico maravilloso, en seguida nos hicimos muy amigos y me pidió mi número. Fue hace tres días y todavía no me ha llamado. Habrá perdido mi número, si no ¡¿qué pasa?!..”
“Salimos unos meses y ha sido fantástico. Pero desde hace una semana no me ha llamado. ¿Por qué? ¿Tengo que llamarle yo misma?”
“Mi novio me llama sólo una vez al día. ¿Acaso no me echa de menos? ¿Será tan difícil recoger el auricular y hacer una llamada?”
Perdí la cuenta de cuantas veces mis amigas me hicieron preguntas similares y me es complicado confesar con qué frecuencia me planteé a mí misma esa pregunta (frecuentemente retórica). Mis amigas y yo analizamos con ardor y reexaminamos las situaciones durante horas y sólo nos quedamos más confusas.
No ayuda para nada mis diplomas de las Universidades de Moscú y de Columbia ni tampoco mi brillante curriculum vitae, no importa cuánto sabemos, si llega a las relaciones, nosotras a veces nos sentimos débiles y vulnerables. Y es especialmente desafiante para mujeres que crecieron en un mundo semifeminista y están tan acostumbradas a tramar y planear. Sabemos muy bien manejar nuestras vidas y nos quedamos frustadas si algo (o alguien) está fuera de nuestro control.
Además, las causas para el “por qué no me llama” son numerosas. La fantasía femenina es un país de las maravillas, especulamos, ideamos y proyectamos los posibles guiones, con más y más interpretaciones. ¿Se le habrá caído el móvil al retrete o habrá borrado mi número por casualidad? ¿Estará enfermo, cansado, demasiado tímido, será débil de carácter, tendrá miedo de ser rechazado o estará inseguro de mí, de sí mismo o de las relaciones?
¿Es posible que en el período entre la última cita y el momento actual él perdiera el trabajo, muriera su abuela o volviera con su ex novia?...A no ser que sea un buen intrigante también, expertos sobre citas aconsejan a los muchachos esperar dos o tres días antes de llamar a la joven para no parecer demasiado imprudente. (No es que yo haya conocido a un chico que leyera consejos para citas.)
Los manuales sicológicos insisten (y con justeza) que los hombres se diferencian mucho de las mujeres, verdad que hemos ignorado durante los últimos 50 años. Los hombres piensan, sienten y reaccionan de manera diferente. La línea del tiempo en las relaciones para los hombres puede ser diferente que para las mujeres, es por eso que, en general, los hombres pueden tardar semanas incluso meses para decidirse a descolgar el auricular y hacer una llamada.
Y por fin, generalmente, las cuestiones amorosas no tienen un efecto similar en los hombres que en nosotras. No es que las relaciones no tengan importancia para el sexo opuesto, pero los chicos siempre piensan menos en éstas. Especialmente, si el mercado de valores está en quiebra, el coche se ha roto o esta noche se juega el partido Manchester United vs Zenit.
Otra versión, y las mujeres nos vemos obligadas a tomarlo en consideración, es posible que no el hombre que no nos llama no esté tan interesado en nosotras. Ésto lo sugiere el libro mejor vendido del 2004, escrito por dos autores de Nueva York. La obra, con el título provocador “He´s Just Not That Into You” (“A Él No le Gustas Tanto” o “Qué les pasa a los hombres”), y unos años más tarde el filme de Hollywood del mismo título, que cuenta con un reparto estelar, llamó a las mujeres a perder el control y retroceder, cediendo ante la profunda y casi olvidada ley de la naturaleza, que los hombres son Cazadores. No importa lo metrosexuales que se han hecho últimamente.
“Nos gusta desconocer si podremos atrapar a una de vosotras. Nos sentimos retribuidos cuando logramos hacerlo. Especialmente si la caza ha sido duradera. Sabemos que tuvo lugar una revolución sexual. (Nos gustó.) Sabemos que las mujeres sois capaces de dirigir gobiernos, encabezar corporaciones internacionales y criar hijos con amor, a veces todo simultáneamente. No obstante, eso a los hombres no nos hace diferentes”, escribió uno de los autores del libro, Greg Behrendt.
Eso, eso es lo que mi madre solía aleccionarme desde la secundaria. Al ser yo una alumna adelantada ya en aquel entonces argüía que los tiempos cambiaron y el dinamismo en los sexos. ¿Por qué tenemos que esperar y torturarnos si las cosas pueden resultar mucho más simples?
Además, imagina el mundo donde los hombres simpre llaman y hacen lo que las mujeres quieren. Nada más de juegos mentales ni desengaños ni esperas ni derrotas, pero tampoco victorias. Y nada más de misterio ni agitación. Emociones, si hay, son triviales. Sería un mundo extraño, te lo digo. No sé ni siquiera cómo procrearíamos en este mundo a no ser que predomine la clonación masiva.
Así que al plantear una muchacha ese dilema casi hamletiano yo le contestaría que es posible que llame. O no llame. Es algo que nosotras, mujeres, no podemos controlar, afortunadamente.
“Salimos unos meses y ha sido fantástico. Pero desde hace una semana no me ha llamado. ¿Por qué? ¿Tengo que llamarle yo misma?”
“Mi novio me llama sólo una vez al día. ¿Acaso no me echa de menos? ¿Será tan difícil recoger el auricular y hacer una llamada?”
Perdí la cuenta de cuantas veces mis amigas me hicieron preguntas similares y me es complicado confesar con qué frecuencia me planteé a mí misma esa pregunta (frecuentemente retórica). Mis amigas y yo analizamos con ardor y reexaminamos las situaciones durante horas y sólo nos quedamos más confusas.
No ayuda para nada mis diplomas de las Universidades de Moscú y de Columbia ni tampoco mi brillante curriculum vitae, no importa cuánto sabemos, si llega a las relaciones, nosotras a veces nos sentimos débiles y vulnerables. Y es especialmente desafiante para mujeres que crecieron en un mundo semifeminista y están tan acostumbradas a tramar y planear. Sabemos muy bien manejar nuestras vidas y nos quedamos frustadas si algo (o alguien) está fuera de nuestro control.
Además, las causas para el “por qué no me llama” son numerosas. La fantasía femenina es un país de las maravillas, especulamos, ideamos y proyectamos los posibles guiones, con más y más interpretaciones. ¿Se le habrá caído el móvil al retrete o habrá borrado mi número por casualidad? ¿Estará enfermo, cansado, demasiado tímido, será débil de carácter, tendrá miedo de ser rechazado o estará inseguro de mí, de sí mismo o de las relaciones?
¿Es posible que en el período entre la última cita y el momento actual él perdiera el trabajo, muriera su abuela o volviera con su ex novia?...A no ser que sea un buen intrigante también, expertos sobre citas aconsejan a los muchachos esperar dos o tres días antes de llamar a la joven para no parecer demasiado imprudente. (No es que yo haya conocido a un chico que leyera consejos para citas.)
Los manuales sicológicos insisten (y con justeza) que los hombres se diferencian mucho de las mujeres, verdad que hemos ignorado durante los últimos 50 años. Los hombres piensan, sienten y reaccionan de manera diferente. La línea del tiempo en las relaciones para los hombres puede ser diferente que para las mujeres, es por eso que, en general, los hombres pueden tardar semanas incluso meses para decidirse a descolgar el auricular y hacer una llamada.
Y por fin, generalmente, las cuestiones amorosas no tienen un efecto similar en los hombres que en nosotras. No es que las relaciones no tengan importancia para el sexo opuesto, pero los chicos siempre piensan menos en éstas. Especialmente, si el mercado de valores está en quiebra, el coche se ha roto o esta noche se juega el partido Manchester United vs Zenit.
Otra versión, y las mujeres nos vemos obligadas a tomarlo en consideración, es posible que no el hombre que no nos llama no esté tan interesado en nosotras. Ésto lo sugiere el libro mejor vendido del 2004, escrito por dos autores de Nueva York. La obra, con el título provocador “He´s Just Not That Into You” (“A Él No le Gustas Tanto” o “Qué les pasa a los hombres”), y unos años más tarde el filme de Hollywood del mismo título, que cuenta con un reparto estelar, llamó a las mujeres a perder el control y retroceder, cediendo ante la profunda y casi olvidada ley de la naturaleza, que los hombres son Cazadores. No importa lo metrosexuales que se han hecho últimamente.
“Nos gusta desconocer si podremos atrapar a una de vosotras. Nos sentimos retribuidos cuando logramos hacerlo. Especialmente si la caza ha sido duradera. Sabemos que tuvo lugar una revolución sexual. (Nos gustó.) Sabemos que las mujeres sois capaces de dirigir gobiernos, encabezar corporaciones internacionales y criar hijos con amor, a veces todo simultáneamente. No obstante, eso a los hombres no nos hace diferentes”, escribió uno de los autores del libro, Greg Behrendt.
Eso, eso es lo que mi madre solía aleccionarme desde la secundaria. Al ser yo una alumna adelantada ya en aquel entonces argüía que los tiempos cambiaron y el dinamismo en los sexos. ¿Por qué tenemos que esperar y torturarnos si las cosas pueden resultar mucho más simples?
Además, imagina el mundo donde los hombres simpre llaman y hacen lo que las mujeres quieren. Nada más de juegos mentales ni desengaños ni esperas ni derrotas, pero tampoco victorias. Y nada más de misterio ni agitación. Emociones, si hay, son triviales. Sería un mundo extraño, te lo digo. No sé ni siquiera cómo procrearíamos en este mundo a no ser que predomine la clonación masiva.
Así que al plantear una muchacha ese dilema casi hamletiano yo le contestaría que es posible que llame. O no llame. Es algo que nosotras, mujeres, no podemos controlar, afortunadamente.