Porque las razones para preocuparse sobran: no se sabe qué camino seguirá este país que hasta el momento sigue sin gobierno a pesar de que las elecciones se celebraron el pasado marzo de marzo.
Esto se debe a que los partidos políticos son incapaces de llegar a un acuerdo ni siquiera para acordar la candidatura del primer ministro. Al mismo tiempo, de acuerdo con la promesa del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, comienza la retirada del país de las "unidades de combate" del contingente estadounidense. Esta etapa debe concluir el 1 de septiembre y, para finales del año 2011, todos los militares estadounidenses abandonarán el territorio de Irak.
Durante las próximas semanas el presidente Obama y su vicepresidente, Joe Biden, se dedicarán a persuadir a la opinión pública estadounidense y al mundo entero de que la campaña estadounidense en Irak fue todo un éxito, y esto permite el retiro de las tropas del país árabe.
En el año y medio del gobierno de Obama, de Iraq se ha retirado un total de 100.000 soldados estadounidense, mientras que en 2007, en el punto máximo de la ocupación del país, su número era de 166.000 efectivos.
Para el 1 de septiembre quedarán tan sólo 50.000 que pasarán a llamarse "fuerzas de transición" con la misión de entrenar y y asesorar a las fuerzas de seguridad iraquíes. Después del 1 de septiembre, la "Operación Libertad Iraquí" cambiará su nombre por "Operación Nuevo Amanecer".
El Presidente Obama está cumpliendo sus promesas electorales. De lo contrario, él personalmente y el Partido Demócrata se enfrentaría a una pérdida masiva de partidarios, circunstancia totalmente inaceptable de cara a las elecciones al Congreso que se celebrarán en noviembre.
El problema radica en que la "Operación Nuevo Amanecer" tiene confundidos no sólo a los iraquíes, sino también al Departamento de Estado de EEUU. Todo parece indicar que la retirada de las tropas no estuvo bien pensada, fue planeada a rasgos generales y con muchos asuntos sin resolver desde el punto de vista financiero.
Merece la pena señalar que, a partir del 1 de septiembre, todas las "labores pedagógicas", es decir, la preparación y entrenamiento de comandos especiales, policía, del Ejército y las autoridades locales, hasta ahora competencia del Mando del Ejército estadounidense, se delegarán al Departamento de Estado.
Una misión más que ambiciosa si se tienen en cuenta que la Embajada de EEUU en Bagdad no tiene nada que ver con las representaciones diplomáticas estadounidense comunes y corrientes, supera en territorio al Vaticano y dispone de los llamados "equipos de reconstrucción" en 16 provincias iraquíes.
Asumiendo parte de las competencias del Mando del Ejército, el Departamento de Estado contaba, por supuesto, con que le aumentarían la financiación, que se destinará, entre otras cosas, para la seguridad de sus "equipos de reconstrucción".
Estaba prevista también la apertura en Bagdad de cinco oficinas consulares más. No obstante, hace un mes el Congreso redujo en 550 millones de dólares la cantidad solicitada por el Departamento de Estado para la realización de esas funciones adicionales.
Cerca de 400 millones de dicha cantidad estaban destinados para costear la seguridad de las oficinas y de sus empleados. Los parlamentarios decidieron que 1.800 millones de dólares más, aparte de los habituales 16.000 millones, era demasiado dinero.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, asegura que en cualquier caso, el dinero debe ser asignado, porque después de la retirada de las tropas, el Departamento de Estado tendrá que contratar guarda espaldas particulares para garantizar la seguridad de sus empleados.
En la actualidad, los miembros del cuerpo diplomático y los funcionarios cuentan con un servicio de unos 2.700 agentes de empresas de seguridad privadas y, a partir de septiembre, la cantidad estimada se triplicará, alcanzando la cifra de unas 8.000 personas.
En general en Irak se observa una tendencia bastante curiosa: da la impresión de que el gobierno de EEUU quiere convertir el país en una corporación. La reducción del contingente estadounidense de 65.000 a 50.000 efectivos y el cambio de la denominación "operación militar" por la de "operación de estabilización" no son más que giros retóricos.
El portavoz del Ejército estadounidense en Iraq, el Teniente General Stephen Lanza, reconoció que en realidad poco cambiaría la situación, incluida la capacidad de combate de las nuevas unidades de contratistas llamadas a llenar el vació que dejarán los militares.
No obstante, está previsto que ese relevo se realice a gran velocidad. En la actualidad, el número de profesionales que trabajan en las esferas de seguridad, abastecimiento de víveres, comunicaciones, servicios técnicos y otro tipo de actividades económicas, es de unas 100.000 personas,10.000 de las cuales son agentes de empresas de seguridad privadas, encargados de proteger a los diplomáticos, a los asesores y a los empresarios norteamericanos.
Con la retirada de las tropas, su número debería duplicarse. En caso de atentados terroristas nadie derramaría lágrimas por estos profesionales contratados, ya que no son militares enviados a Irak contra su voluntad, lo que supondría menos tensión política.
¿Y cuáles serían las consecuencias de la retirada de las tropas estadounidenses para el mismo Irak? Algunos expertos perspicaces aseguran que en realidad no se trata de una retirada de verdad. Si la "ocupación" empieza a llamarse "período de estabilización", el sentido apenas cambiará.
Se rumorea incluso que si, finalizado el Ramadán, se llega a formar un Gobierno, éste no tardará en solicitarle a Estados Unidos que no retire su contingente. De lo contrario, la situación se agravará más todavía.
Incluso el ex Viceprimer Ministro y el ex Ministro de Asuntos Exteriores de Iraq, Tarik Aziz, colaborador y correligionario de Saddam Hussein y enemigo irreconciliable de EEUU y de la ocupación, anunció que la retirada de las tropas supondría la desintegración del país.
En su primera entrevista concedida al diario londinense The Guardian, desde la cárcel donde cumple una condena de quince años, Aziz subrayó que la retirada de las tropas significaría dejar que los "lobos desgarren a Iraq".
Esto se debe a que los partidos políticos son incapaces de llegar a un acuerdo ni siquiera para acordar la candidatura del primer ministro. Al mismo tiempo, de acuerdo con la promesa del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, comienza la retirada del país de las "unidades de combate" del contingente estadounidense. Esta etapa debe concluir el 1 de septiembre y, para finales del año 2011, todos los militares estadounidenses abandonarán el territorio de Irak.
Durante las próximas semanas el presidente Obama y su vicepresidente, Joe Biden, se dedicarán a persuadir a la opinión pública estadounidense y al mundo entero de que la campaña estadounidense en Irak fue todo un éxito, y esto permite el retiro de las tropas del país árabe.
En el año y medio del gobierno de Obama, de Iraq se ha retirado un total de 100.000 soldados estadounidense, mientras que en 2007, en el punto máximo de la ocupación del país, su número era de 166.000 efectivos.
Para el 1 de septiembre quedarán tan sólo 50.000 que pasarán a llamarse "fuerzas de transición" con la misión de entrenar y y asesorar a las fuerzas de seguridad iraquíes. Después del 1 de septiembre, la "Operación Libertad Iraquí" cambiará su nombre por "Operación Nuevo Amanecer".
El Presidente Obama está cumpliendo sus promesas electorales. De lo contrario, él personalmente y el Partido Demócrata se enfrentaría a una pérdida masiva de partidarios, circunstancia totalmente inaceptable de cara a las elecciones al Congreso que se celebrarán en noviembre.
El problema radica en que la "Operación Nuevo Amanecer" tiene confundidos no sólo a los iraquíes, sino también al Departamento de Estado de EEUU. Todo parece indicar que la retirada de las tropas no estuvo bien pensada, fue planeada a rasgos generales y con muchos asuntos sin resolver desde el punto de vista financiero.
Merece la pena señalar que, a partir del 1 de septiembre, todas las "labores pedagógicas", es decir, la preparación y entrenamiento de comandos especiales, policía, del Ejército y las autoridades locales, hasta ahora competencia del Mando del Ejército estadounidense, se delegarán al Departamento de Estado.
Una misión más que ambiciosa si se tienen en cuenta que la Embajada de EEUU en Bagdad no tiene nada que ver con las representaciones diplomáticas estadounidense comunes y corrientes, supera en territorio al Vaticano y dispone de los llamados "equipos de reconstrucción" en 16 provincias iraquíes.
Asumiendo parte de las competencias del Mando del Ejército, el Departamento de Estado contaba, por supuesto, con que le aumentarían la financiación, que se destinará, entre otras cosas, para la seguridad de sus "equipos de reconstrucción".
Estaba prevista también la apertura en Bagdad de cinco oficinas consulares más. No obstante, hace un mes el Congreso redujo en 550 millones de dólares la cantidad solicitada por el Departamento de Estado para la realización de esas funciones adicionales.
Cerca de 400 millones de dicha cantidad estaban destinados para costear la seguridad de las oficinas y de sus empleados. Los parlamentarios decidieron que 1.800 millones de dólares más, aparte de los habituales 16.000 millones, era demasiado dinero.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, asegura que en cualquier caso, el dinero debe ser asignado, porque después de la retirada de las tropas, el Departamento de Estado tendrá que contratar guarda espaldas particulares para garantizar la seguridad de sus empleados.
En la actualidad, los miembros del cuerpo diplomático y los funcionarios cuentan con un servicio de unos 2.700 agentes de empresas de seguridad privadas y, a partir de septiembre, la cantidad estimada se triplicará, alcanzando la cifra de unas 8.000 personas.
En general en Irak se observa una tendencia bastante curiosa: da la impresión de que el gobierno de EEUU quiere convertir el país en una corporación. La reducción del contingente estadounidense de 65.000 a 50.000 efectivos y el cambio de la denominación "operación militar" por la de "operación de estabilización" no son más que giros retóricos.
El portavoz del Ejército estadounidense en Iraq, el Teniente General Stephen Lanza, reconoció que en realidad poco cambiaría la situación, incluida la capacidad de combate de las nuevas unidades de contratistas llamadas a llenar el vació que dejarán los militares.
No obstante, está previsto que ese relevo se realice a gran velocidad. En la actualidad, el número de profesionales que trabajan en las esferas de seguridad, abastecimiento de víveres, comunicaciones, servicios técnicos y otro tipo de actividades económicas, es de unas 100.000 personas,10.000 de las cuales son agentes de empresas de seguridad privadas, encargados de proteger a los diplomáticos, a los asesores y a los empresarios norteamericanos.
Con la retirada de las tropas, su número debería duplicarse. En caso de atentados terroristas nadie derramaría lágrimas por estos profesionales contratados, ya que no son militares enviados a Irak contra su voluntad, lo que supondría menos tensión política.
¿Y cuáles serían las consecuencias de la retirada de las tropas estadounidenses para el mismo Irak? Algunos expertos perspicaces aseguran que en realidad no se trata de una retirada de verdad. Si la "ocupación" empieza a llamarse "período de estabilización", el sentido apenas cambiará.
Se rumorea incluso que si, finalizado el Ramadán, se llega a formar un Gobierno, éste no tardará en solicitarle a Estados Unidos que no retire su contingente. De lo contrario, la situación se agravará más todavía.
Incluso el ex Viceprimer Ministro y el ex Ministro de Asuntos Exteriores de Iraq, Tarik Aziz, colaborador y correligionario de Saddam Hussein y enemigo irreconciliable de EEUU y de la ocupación, anunció que la retirada de las tropas supondría la desintegración del país.
En su primera entrevista concedida al diario londinense The Guardian, desde la cárcel donde cumple una condena de quince años, Aziz subrayó que la retirada de las tropas significaría dejar que los "lobos desgarren a Iraq".