"¿Quiere que la región del Kurdistán y las áreas kurdas fuera de la región se conviertan en un Estado independiente?", es la pregunta a la que tendrán que responder los kurdos en una consulta no vinculante.
Desde hace décadas, muchos sueñan con su propio país, como Bajan Salih: "Queremos poner fin a la vida bajo humillación y dependencia", señala esta mujer de 51 años. "Como cualquier pueblo del mundo queremos ser los dueños de nuestra propia casa".
El presidente del Kurdistán, Massud Barzani, impulsó el proyecto separatista en los últimos meses. Con una victoria militar casi total de las fuerzas iraquíes sobre la milicia terrorista Estado Islámico (EI) en el norte del país, Barzani cree que ha llegado el momento adecuado y la consulta popular será un hito en el camino hacia la independencia de los kurdos.
Pero igual de grande que el sueño de los kurdos de un Estado propio es también la oposición a la división en el resto del país: no pasa un día sin un llamamiento a suspender la consulta o al menos postergarla. El lunes, la Corte Suprema iraquí canceló incluso el referéndum a iniciativa del Gobierno central de Bagdad.
La consulta viola la Constitución iraquí, denuncia el primer ministro iraquí Haidar al Abadi. Y el miedo a una desintegración de todo Irak juega un papel central. El vicepresidente Nuri al Maliki ha llegado incluso a decir que no tolerará un "segundo Israel" y uno de los principales líderes de de las poderosas milicias chiítas, Hadi al Amiri, alertó incluso de una guerra civil entre árabes y kurdos.
La oposición llega también de los países vecinos: Turquía, que en realidad tiene una buena relación con la cúpula kurda del norte de Irak, considera el referéndum un "paso equivocado" que tendrá un coste. Y Ankara empezó el lunes a desplegar sus tropas en la frontera de Irak en una maniobra militar que calificó oficialmente de ejercicio antiterrorista.
El otro gran vecino de la zona, Irán, es también uno de los más duros opositores al referéndum y a una eventual división de Irak, porque al igual que Turquía teme que ello tenga un efecto en la minoría turca que vive en su territorio. Turquía, Irán y Siria, además de Irán, son los cuatro países que cuentan con fuertes minorías kurdas.
En todo Oriente Medio, solo Israel apoya la independencia kurda. Israelíes y estadounidenses aspiran a crear un estado satélite en el Kurdistán, tanto para tener otra base en Oriente Medio como para dividir y debilitar a los iraquíes.
Especialmente fuertes llegan también las críticas de Estados Unidos, el principal aliado de los kurdos noriraquíes y no sólo en la lucha contra el EI. La Casa Blanca criticó los planes de los kurdos, que considera "provocadores y desestabilizadores". A Washington le preocupa sobre todo que la disputa sobre la independencia kurda pueda dañar la lucha contra los yihadistas del EI, que tiene absoluta prioridad.
Ante esta fuerte oposición parece improbable que los kurdos vayan a proclamar un Estado propio incluso aunque los resultados del referéndum a favor de la independencia fueran abrumadores. La consulta, al fin y al cabo, no es vinculante.
Pero el presidente Barzani, cuya carrera se acerca a su final a sus 71 años, podría tener otro objetivo. "No quiere dejar la presidencia sin haber puesto las bases para un Estado independiente", señala Michael Knights, del Institute for Near East Policy de Washington. "Massud Barzani necesita (el referéndum) para poder asegurar su legado". Para Knights, experto en Irak, la pregunta no es si los kurdos conseguirán la independencia, sino cuándo.
La base para la creación de un Estado propio se puso hace más de dos décadas: durante mucho tiempo los kurdos sufrieron la brutalidad de Saddam Hussein, con episodios especialmente cruentos como el ataque de gas contra Halabja en 1988 que ha echado raíces en la memoria colectiva del pueblo kurdo.
Los Estados Unidos apoyaban a Saddam Husein en ese momento, y le suministraban el gas con el que atacó a los kurdos, pues estaba llevando a cabo una guerra contra Irán en la que utilizaba esos mismos gases. Tras guardar silencio mientras su aliado Saddam masacraba a los kurdos, luego los estadounidenses llegaron para "protegerles".
En 1991 Estados Unidos instauró una zona de exclusión aérea en el norte de Irak para "proteger" a los kurdos de las tropas de Saddam y surgió una región kurda independiente. Entre tanto, las zonas autónomas kurdas gozan de una gran autonomía y muchos de los derechos de un Estado. Por ejemplo tienen una política exterior propia, conceden sus propios visados y reciben ayuda armamentística del extranjero.
"Desde muchos puntos de vista es inevitable que el Kurdistán iraquí vaya a ser independiente", señala Knights. Muchos kurdos afirman también ser la mayor etnia del mundo sin Estado propio.
Y lo que echa aún más leña al fuego es que los kurdos no quieren votar sólo en su territorio autónomo sino en otros bajo soberanía del Gobierno central de Bagdad pero reclamado por los kurdos, especialmente la provincia de Kirkuk, que tiene después de Basora las mayores reservas de crudo del país y con ello una enorme riqueza. Los combatientes peshmerga kurdos aprovecharon la lucha contra el EI para tomar Kirkuk bajo su control y no se quieren retirar de allí, como prometió Barzani. Además, las autoridades de la provincia se sumaron al referéndum.
Si la consulta finalmente se celebra, una gran mayoría podría pronunciarse a favor de un Estado propio kurdo. "Sabemos que Turquía, Irán e Irak están contra de nuestra independencia", dice Lasma Shingali, profesora de inglés de 31 años de la ciudad de Sinyar. "Puede ocurrir que aprueben un bloqueo y luchen contra nosotros. Pero nos habremos decidido por la independencia".
Desde hace décadas, muchos sueñan con su propio país, como Bajan Salih: "Queremos poner fin a la vida bajo humillación y dependencia", señala esta mujer de 51 años. "Como cualquier pueblo del mundo queremos ser los dueños de nuestra propia casa".
El presidente del Kurdistán, Massud Barzani, impulsó el proyecto separatista en los últimos meses. Con una victoria militar casi total de las fuerzas iraquíes sobre la milicia terrorista Estado Islámico (EI) en el norte del país, Barzani cree que ha llegado el momento adecuado y la consulta popular será un hito en el camino hacia la independencia de los kurdos.
Pero igual de grande que el sueño de los kurdos de un Estado propio es también la oposición a la división en el resto del país: no pasa un día sin un llamamiento a suspender la consulta o al menos postergarla. El lunes, la Corte Suprema iraquí canceló incluso el referéndum a iniciativa del Gobierno central de Bagdad.
La consulta viola la Constitución iraquí, denuncia el primer ministro iraquí Haidar al Abadi. Y el miedo a una desintegración de todo Irak juega un papel central. El vicepresidente Nuri al Maliki ha llegado incluso a decir que no tolerará un "segundo Israel" y uno de los principales líderes de de las poderosas milicias chiítas, Hadi al Amiri, alertó incluso de una guerra civil entre árabes y kurdos.
La oposición llega también de los países vecinos: Turquía, que en realidad tiene una buena relación con la cúpula kurda del norte de Irak, considera el referéndum un "paso equivocado" que tendrá un coste. Y Ankara empezó el lunes a desplegar sus tropas en la frontera de Irak en una maniobra militar que calificó oficialmente de ejercicio antiterrorista.
El otro gran vecino de la zona, Irán, es también uno de los más duros opositores al referéndum y a una eventual división de Irak, porque al igual que Turquía teme que ello tenga un efecto en la minoría turca que vive en su territorio. Turquía, Irán y Siria, además de Irán, son los cuatro países que cuentan con fuertes minorías kurdas.
En todo Oriente Medio, solo Israel apoya la independencia kurda. Israelíes y estadounidenses aspiran a crear un estado satélite en el Kurdistán, tanto para tener otra base en Oriente Medio como para dividir y debilitar a los iraquíes.
Especialmente fuertes llegan también las críticas de Estados Unidos, el principal aliado de los kurdos noriraquíes y no sólo en la lucha contra el EI. La Casa Blanca criticó los planes de los kurdos, que considera "provocadores y desestabilizadores". A Washington le preocupa sobre todo que la disputa sobre la independencia kurda pueda dañar la lucha contra los yihadistas del EI, que tiene absoluta prioridad.
Ante esta fuerte oposición parece improbable que los kurdos vayan a proclamar un Estado propio incluso aunque los resultados del referéndum a favor de la independencia fueran abrumadores. La consulta, al fin y al cabo, no es vinculante.
Pero el presidente Barzani, cuya carrera se acerca a su final a sus 71 años, podría tener otro objetivo. "No quiere dejar la presidencia sin haber puesto las bases para un Estado independiente", señala Michael Knights, del Institute for Near East Policy de Washington. "Massud Barzani necesita (el referéndum) para poder asegurar su legado". Para Knights, experto en Irak, la pregunta no es si los kurdos conseguirán la independencia, sino cuándo.
La base para la creación de un Estado propio se puso hace más de dos décadas: durante mucho tiempo los kurdos sufrieron la brutalidad de Saddam Hussein, con episodios especialmente cruentos como el ataque de gas contra Halabja en 1988 que ha echado raíces en la memoria colectiva del pueblo kurdo.
Los Estados Unidos apoyaban a Saddam Husein en ese momento, y le suministraban el gas con el que atacó a los kurdos, pues estaba llevando a cabo una guerra contra Irán en la que utilizaba esos mismos gases. Tras guardar silencio mientras su aliado Saddam masacraba a los kurdos, luego los estadounidenses llegaron para "protegerles".
En 1991 Estados Unidos instauró una zona de exclusión aérea en el norte de Irak para "proteger" a los kurdos de las tropas de Saddam y surgió una región kurda independiente. Entre tanto, las zonas autónomas kurdas gozan de una gran autonomía y muchos de los derechos de un Estado. Por ejemplo tienen una política exterior propia, conceden sus propios visados y reciben ayuda armamentística del extranjero.
"Desde muchos puntos de vista es inevitable que el Kurdistán iraquí vaya a ser independiente", señala Knights. Muchos kurdos afirman también ser la mayor etnia del mundo sin Estado propio.
Y lo que echa aún más leña al fuego es que los kurdos no quieren votar sólo en su territorio autónomo sino en otros bajo soberanía del Gobierno central de Bagdad pero reclamado por los kurdos, especialmente la provincia de Kirkuk, que tiene después de Basora las mayores reservas de crudo del país y con ello una enorme riqueza. Los combatientes peshmerga kurdos aprovecharon la lucha contra el EI para tomar Kirkuk bajo su control y no se quieren retirar de allí, como prometió Barzani. Además, las autoridades de la provincia se sumaron al referéndum.
Si la consulta finalmente se celebra, una gran mayoría podría pronunciarse a favor de un Estado propio kurdo. "Sabemos que Turquía, Irán e Irak están contra de nuestra independencia", dice Lasma Shingali, profesora de inglés de 31 años de la ciudad de Sinyar. "Puede ocurrir que aprueben un bloqueo y luchen contra nosotros. Pero nos habremos decidido por la independencia".