"La muestra camina a través de los diferentes episodios de la carrera de Picasso como escultor. A veces es difícil creer que se trata del mismo artista de una sala a la otra", afirmó la curadora Ann Temkin al referirse al abanico de estilos incluidos en la muestra que se abre el 14 de septiembre y se extenderá hasta el 7 de febrero de 2016 en el prestigioso Museo de Arte Moderno situado en el corazón de Manhattan.
"Picasso Escultura", la exposición más grande en medio siglo en Estados Unidos dedicada a esta faceta del artista español, reúne 140 obras, muchas de ellas préstamos de colecciones públicas y privadas, principalmente del Museo Nacional Picasso de París, que aportó casi un tercio.
La muestra va desde 1902 y los primeros trabajos en bronce, madera y yeso, hasta sus esculturas con láminas de metal pintadas del período 1954-1964, pasando por el período cubista, los años de preguerra en Boisgeloup (Francia), la Segunda Guerra Mundial y la etapa en Vallauris y Cannes, en la Costa Azul gala.
Si Pablo Picasso (1881-1973) vivió buena parte de su vida reconocido como uno de los grandes maestros de la pintura del siglo XX, su obra escultórica -que fue realizando por etapas, sin una continuidad- permaneció oculta al gran público hasta su muerte, como explicó la curadora Anne Umland.
"Picasso conservó sus esculturas con él a lo largo de su vida. Es solo en el momento de su muerte que las esculturas de Picasso empiezan su viaje fuera del estudio a las colecciones públicas y privadas del mundo", explicó Umland.
El temprano interés del MoMA por adquirir estas obras del artista llevó al museo a poseer actualmente la "colección más completa de esculturas de Picasso" afuera del museo en París.
La muestra permite ver obras con el sello característico de Picasso, como sus instrumentos musicales del cubismo y sus mujeres con rostros desproporcionados, pero también esculturas menos conocidas, como el bronce "Cabeza de la muerte" (1941) o las creadas a fines de la década de 1920 para al concurso para la tumba de su amigo el escritor francés Guillaume Apollinaire, ninguna de las cuales fue aceptada.
"Picasso Escultura" incluye además un "milagro", como definió Ann Temkin al hecho de lograr reunir por primera vez al conjunto de seis vasos de absenta en bronce pintado que creó en 1914 el artista nacido en Málaga y que se dispersaron poco después con el comienzo de la Primera Guerra Mundial.
Otras atracciones son algunas de las cinco esculturas que Picasso presentó junto a su mítico mural pacifista "Guernica" en la Exposición Universal de París de 1937, entre ellas el grandioso bronce "Mujer con jarrón" (1933), del periodo de su vida en el castillo de Boisgeloup.
Para destacar también el único conjunto de esculturas que creó en su carrera, "Las bañistas" (1956), seis figuras de madera prestadas por la Galería Estatal de Stuttgart, Alemania.
Temkin recordó la influencia que tuvo en el desarrollo artístico de Picasso una visita al Museo Etnográfico de París en 1907, en la que descubrió esculturas, figuras y máscaras procedentes de Oceanía y África en las que vio "una presencia mágica y una suerte de carisma" que buscó llevar a sus obras.
Según esta curadora, la escultura era un formato que se "amoldaba muy bien" al temperamento de Picasso "incansable e impaciente", ya que le permitía empezar, abandonar y retomar una obra en cualquier momento, a diferencia de la pintura, que requiere mayor preparación.
"Picasso Escultura", la exposición más grande en medio siglo en Estados Unidos dedicada a esta faceta del artista español, reúne 140 obras, muchas de ellas préstamos de colecciones públicas y privadas, principalmente del Museo Nacional Picasso de París, que aportó casi un tercio.
La muestra va desde 1902 y los primeros trabajos en bronce, madera y yeso, hasta sus esculturas con láminas de metal pintadas del período 1954-1964, pasando por el período cubista, los años de preguerra en Boisgeloup (Francia), la Segunda Guerra Mundial y la etapa en Vallauris y Cannes, en la Costa Azul gala.
Si Pablo Picasso (1881-1973) vivió buena parte de su vida reconocido como uno de los grandes maestros de la pintura del siglo XX, su obra escultórica -que fue realizando por etapas, sin una continuidad- permaneció oculta al gran público hasta su muerte, como explicó la curadora Anne Umland.
"Picasso conservó sus esculturas con él a lo largo de su vida. Es solo en el momento de su muerte que las esculturas de Picasso empiezan su viaje fuera del estudio a las colecciones públicas y privadas del mundo", explicó Umland.
El temprano interés del MoMA por adquirir estas obras del artista llevó al museo a poseer actualmente la "colección más completa de esculturas de Picasso" afuera del museo en París.
- "Un milagro" -
La muestra permite ver obras con el sello característico de Picasso, como sus instrumentos musicales del cubismo y sus mujeres con rostros desproporcionados, pero también esculturas menos conocidas, como el bronce "Cabeza de la muerte" (1941) o las creadas a fines de la década de 1920 para al concurso para la tumba de su amigo el escritor francés Guillaume Apollinaire, ninguna de las cuales fue aceptada.
"Picasso Escultura" incluye además un "milagro", como definió Ann Temkin al hecho de lograr reunir por primera vez al conjunto de seis vasos de absenta en bronce pintado que creó en 1914 el artista nacido en Málaga y que se dispersaron poco después con el comienzo de la Primera Guerra Mundial.
Otras atracciones son algunas de las cinco esculturas que Picasso presentó junto a su mítico mural pacifista "Guernica" en la Exposición Universal de París de 1937, entre ellas el grandioso bronce "Mujer con jarrón" (1933), del periodo de su vida en el castillo de Boisgeloup.
Para destacar también el único conjunto de esculturas que creó en su carrera, "Las bañistas" (1956), seis figuras de madera prestadas por la Galería Estatal de Stuttgart, Alemania.
Temkin recordó la influencia que tuvo en el desarrollo artístico de Picasso una visita al Museo Etnográfico de París en 1907, en la que descubrió esculturas, figuras y máscaras procedentes de Oceanía y África en las que vio "una presencia mágica y una suerte de carisma" que buscó llevar a sus obras.
Según esta curadora, la escultura era un formato que se "amoldaba muy bien" al temperamento de Picasso "incansable e impaciente", ya que le permitía empezar, abandonar y retomar una obra en cualquier momento, a diferencia de la pintura, que requiere mayor preparación.