Shah Khan
Nueva Delhi. (EFE).- Con un impresionante despliegue policial, que incluyó cacheos en la entrada y vigilancia extrema en las salas, se estrenó en la India la película My name is Khan, último caballo de batalla de los radicales hindúes que tienen como nuevo "enemigo" a la principal estrella musulmana de Bollywood.
Protagonizado por Shah Rukh Khan, el filme ha sido boicoteado por el partido Shiv Sena en protesta por unas declaraciones del actor, que lamentó que la Liga India de Críquet (IPL) no contrate a deportistas paquistaníes -de contrastada calidad-, tan sólo unos días antes del estreno de la película.
Durante toda la semana, los radicales hindúes han cometido numerosos actos vandálicos que han obligado a las fuerzas policiales a detener a más de 1.800 simpatizantes del Shiv Sena sólo en Bombay -meca del cine indio y ciudad de residencia de Shah Rukh Khan- y a adoptar medidas de seguridad extraordinarias para la proyección del filme en las grandes ciudades.
El portavoz de las juventudes del Shiv Sena, partido que gobierna en Bombay, Abhijit Pansi, constató a Efe que el boicot seguirá hasta que el actor pida perdón y "acepte su error". Esta formación hinduista, que boicotea compulsivamente todo aquello que desborde la estricta moralidad hindú o se salga de su línea ideológica, ya expresó sin tapujos tras el atentado terrorista de Bombay de 2008 su oposición a que criqueteros paquistaníes jugaran en clubes indios o actores del país vecino aparecieran en el celuloide de Bollywood.
"Es irónico y triste (que) una película hecha para la paz mundial haya traído tanta angustia a mi propia casa, mi ciudad, mi país. Todo lo que pido es que nadie resulte herido", escribió ayer en su página de Twitter el actor, copropietario del equipo de críquet Calcuta Knight Riders, que ahora se plantea fichar a jugadores paquistaníes.
Una docena de protestas hinduistas contra la cinta han intentado deslucir hoy el estreno y las oficinas de la estrella de cine en el barrio de Bandra han sido apedreadas, pero la polémica no ha impedido que cientos de miles de personas acudieran a las salas indias, según cálculos de la agencia de noticias IANS.
Aunque numerosas salas y multicines decidieron no colgar los carteles que publicitaban la película para evitar incidentes, los 70 cines que abrieron sus puertas en Delhi quedaron prácticamente abarrotados y los 63 de Bombay que tenían previsto proyectar la cinta cancelaron la primera sesión y luego desafiaron el boicot.
Los espectadores tuvieron que acercarse a las 'fortalezas' donde se proyectaba My name is Khan superando exhaustivos controles policiales y conscientes de que estaban siendo vigilados por miembros de las fuerzas de seguridad, policías de paisano, así como por cámaras de visión nocturna instaladas en las salas.
Efe pudo constatar entre los espectadores que acudieron a un cine del centro de Delhi una mezcla de morbo por la polémica generada y de ánimo de defender al bautizado por algunos como "el rey de Bollywood".
My name is Khan, dirigida por un íntimo amigo del actor, Karan Joar, es la historia de un musulmán autista cuya relación con una hindú se trunca tras los atentados terroristas del 11-S. Pese a que antes del comienzo de la cinta se advierte de que no está basada en hechos reales, la primera escena rescata el controvertido episodio que protagonizó Shah Rukh Khan el año pasado en un aeropuerto internacional, cuando estuvo retenido unas horas porque su nombre levantó sospechas entre los agentes de seguridad.
"Me llamo Khan y no soy un terrorista", repite el protagonista a lo largo de toda la cinta, convencido de no tener que disculparse por ser musulmán. El popular actor se ha esforzado durante los últimos días en hacer un llamamiento a la calma, pese a que la polémica, con un trasfondo político-religioso, viene alimentada por las grandes pasiones del Sur de Asia: el críquet y Bollywood.
Hoy hizo su último esfuerzo en Twitter: "Nacionalidad: india. Nacido en: Delhi. Se lo debo todo a: Bombay. Amo a: mi país, la India, mi familia y la libertad. Mi deseo: entretener a todos".
Protagonizado por Shah Rukh Khan, el filme ha sido boicoteado por el partido Shiv Sena en protesta por unas declaraciones del actor, que lamentó que la Liga India de Críquet (IPL) no contrate a deportistas paquistaníes -de contrastada calidad-, tan sólo unos días antes del estreno de la película.
Durante toda la semana, los radicales hindúes han cometido numerosos actos vandálicos que han obligado a las fuerzas policiales a detener a más de 1.800 simpatizantes del Shiv Sena sólo en Bombay -meca del cine indio y ciudad de residencia de Shah Rukh Khan- y a adoptar medidas de seguridad extraordinarias para la proyección del filme en las grandes ciudades.
El portavoz de las juventudes del Shiv Sena, partido que gobierna en Bombay, Abhijit Pansi, constató a Efe que el boicot seguirá hasta que el actor pida perdón y "acepte su error". Esta formación hinduista, que boicotea compulsivamente todo aquello que desborde la estricta moralidad hindú o se salga de su línea ideológica, ya expresó sin tapujos tras el atentado terrorista de Bombay de 2008 su oposición a que criqueteros paquistaníes jugaran en clubes indios o actores del país vecino aparecieran en el celuloide de Bollywood.
"Es irónico y triste (que) una película hecha para la paz mundial haya traído tanta angustia a mi propia casa, mi ciudad, mi país. Todo lo que pido es que nadie resulte herido", escribió ayer en su página de Twitter el actor, copropietario del equipo de críquet Calcuta Knight Riders, que ahora se plantea fichar a jugadores paquistaníes.
Una docena de protestas hinduistas contra la cinta han intentado deslucir hoy el estreno y las oficinas de la estrella de cine en el barrio de Bandra han sido apedreadas, pero la polémica no ha impedido que cientos de miles de personas acudieran a las salas indias, según cálculos de la agencia de noticias IANS.
Aunque numerosas salas y multicines decidieron no colgar los carteles que publicitaban la película para evitar incidentes, los 70 cines que abrieron sus puertas en Delhi quedaron prácticamente abarrotados y los 63 de Bombay que tenían previsto proyectar la cinta cancelaron la primera sesión y luego desafiaron el boicot.
Los espectadores tuvieron que acercarse a las 'fortalezas' donde se proyectaba My name is Khan superando exhaustivos controles policiales y conscientes de que estaban siendo vigilados por miembros de las fuerzas de seguridad, policías de paisano, así como por cámaras de visión nocturna instaladas en las salas.
Efe pudo constatar entre los espectadores que acudieron a un cine del centro de Delhi una mezcla de morbo por la polémica generada y de ánimo de defender al bautizado por algunos como "el rey de Bollywood".
My name is Khan, dirigida por un íntimo amigo del actor, Karan Joar, es la historia de un musulmán autista cuya relación con una hindú se trunca tras los atentados terroristas del 11-S. Pese a que antes del comienzo de la cinta se advierte de que no está basada en hechos reales, la primera escena rescata el controvertido episodio que protagonizó Shah Rukh Khan el año pasado en un aeropuerto internacional, cuando estuvo retenido unas horas porque su nombre levantó sospechas entre los agentes de seguridad.
"Me llamo Khan y no soy un terrorista", repite el protagonista a lo largo de toda la cinta, convencido de no tener que disculparse por ser musulmán. El popular actor se ha esforzado durante los últimos días en hacer un llamamiento a la calma, pese a que la polémica, con un trasfondo político-religioso, viene alimentada por las grandes pasiones del Sur de Asia: el críquet y Bollywood.
Hoy hizo su último esfuerzo en Twitter: "Nacionalidad: india. Nacido en: Delhi. Se lo debo todo a: Bombay. Amo a: mi país, la India, mi familia y la libertad. Mi deseo: entretener a todos".