Las instituciones federales surgidas de los acuerdos de Dayton, que pusieron fin a una guerra entre comunidades (1992-1995) con cerca de 100.000 muertos, nunca hasta ahora se habían visto tan puestas en entredicho.
Bosnia es un Estado "inútil", "un proyecto internacional fallido", "un monstruo inoperativo", lanza Milorad Dodik, presidente de la República Srpska, la entidad de los serbios de Bosnia que, junto a la federación croato-musulmana, forma el país.
Bosnia vive "sus últimos sobresaltos", "se comporta como un boxeador aturdido que pega hacia todos lados porque llega a su fin", insiste. "Si Bosnia tuviese un poco de inteligencia (...) iríamos a una separación amistosa", agrega.
Esta fiesta, que incluye un desfile de policías en la capital serbobosnia, Banja Luka, es considerada como una provocación por los bosnios musulmanes, ya que conmemora la creación de la República Srpska, el 9 de enero de 1992, tres meses antes del inicio del conflicto.
Entre sus fundadores figuraba Radovan Karadzic, condenado a 40 años de cárcel en La Haya, entre otras cosas por la matanza de cerca de 8.000 hombres y adolescentes bosnios musulmanes en Srebrenica, considerada como un acto de genocio por la justicia internacional.
"Celebran la muerte de nuestros hijos y de nuestros familiares, mientras nosotros seguimos buscando los restos de cientos de víctimas" de la masacre, se indigna Hatidza Mehmedovic, presidenta de la asociación "madres de Srebrenica".
El líder político de los bosnios musulmanes, Bakir Izetbegovic, había acudido al Tribunal Constitucional bosnio y éste había declarado esta "fiesta nacional" como "discriminatoria" para las otras comunidades del país.
Pero Dodik lo ignoró y organizó en septiembre un controvertido referéndum en el que la mayoría de votantes, entre los 1,1 millones de serbobosnios -es decir, casi un tercio de los habitantes del país-, optó por mantener la celebración.
El referéndum fue criticado por Estados Unidos y la Unión Europea, que llamarona respetar la decisión del Tribunal Constitucional, pero recibió el apoyo del presidente ruso, Vladimir Putin, aliado de Dodik.
"Si observamos el contexto actual, la inclinación de la República Srpska hacia Rusia es más que evidente", estima la analista política bosnia Tanja Topic.
Pese a que las autoridades lo rechazan, las festividades tienen además una dimensión religiosa. A su llegada el domingo por la noche a Banja Luka, el patriarca de la Iglesia ortodoxa serbia Irinej declaró que la República Srpska fue "una obra divina (creada) para salvar al pueblo serbio, para que permaneciese en unas tierras empapadas de sangre".
El desfile del lunes en la capital de la entidad serbobosnia debía celebrarse en presencia del presidente de la República de Serbia, Tomislav Nikolic, quien no oculta tampoco su cercanía política con Rusia.
Sin embargo, no debía participar el primer ministro serbio Aleksandar Vucic, verdadero hombre fuerte del país, que emprendió negociaciones con la Unión Europea al tiempo que se esfuerza por mantenerse en buenos términos con Moscú.
En una carta a Dodik, Vucic le pidió que "proteja con orgullo (...) la República Srpska, así como la paz y la estabilidad en el conjunto de Bosnia".
Antiguo paladín de los europeos ¿irá Dodik más lejos? Ya en varias ocasiones, aludió a la organización en 2018 de un referéndum de "autodeterminación".
"No es un tema de actualidad este año", aseguró el domingo, siempre que "los acontecimientos no aceleren las cosas", precisó.
Bosnia es un Estado "inútil", "un proyecto internacional fallido", "un monstruo inoperativo", lanza Milorad Dodik, presidente de la República Srpska, la entidad de los serbios de Bosnia que, junto a la federación croato-musulmana, forma el país.
Bosnia vive "sus últimos sobresaltos", "se comporta como un boxeador aturdido que pega hacia todos lados porque llega a su fin", insiste. "Si Bosnia tuviese un poco de inteligencia (...) iríamos a una separación amistosa", agrega.
Esta fiesta, que incluye un desfile de policías en la capital serbobosnia, Banja Luka, es considerada como una provocación por los bosnios musulmanes, ya que conmemora la creación de la República Srpska, el 9 de enero de 1992, tres meses antes del inicio del conflicto.
Entre sus fundadores figuraba Radovan Karadzic, condenado a 40 años de cárcel en La Haya, entre otras cosas por la matanza de cerca de 8.000 hombres y adolescentes bosnios musulmanes en Srebrenica, considerada como un acto de genocio por la justicia internacional.
"Celebran la muerte de nuestros hijos y de nuestros familiares, mientras nosotros seguimos buscando los restos de cientos de víctimas" de la masacre, se indigna Hatidza Mehmedovic, presidenta de la asociación "madres de Srebrenica".
- La tentación de Moscú -
El líder político de los bosnios musulmanes, Bakir Izetbegovic, había acudido al Tribunal Constitucional bosnio y éste había declarado esta "fiesta nacional" como "discriminatoria" para las otras comunidades del país.
Pero Dodik lo ignoró y organizó en septiembre un controvertido referéndum en el que la mayoría de votantes, entre los 1,1 millones de serbobosnios -es decir, casi un tercio de los habitantes del país-, optó por mantener la celebración.
El referéndum fue criticado por Estados Unidos y la Unión Europea, que llamarona respetar la decisión del Tribunal Constitucional, pero recibió el apoyo del presidente ruso, Vladimir Putin, aliado de Dodik.
"Si observamos el contexto actual, la inclinación de la República Srpska hacia Rusia es más que evidente", estima la analista política bosnia Tanja Topic.
- 'Tierras empapadas de sangre' -
Pese a que las autoridades lo rechazan, las festividades tienen además una dimensión religiosa. A su llegada el domingo por la noche a Banja Luka, el patriarca de la Iglesia ortodoxa serbia Irinej declaró que la República Srpska fue "una obra divina (creada) para salvar al pueblo serbio, para que permaneciese en unas tierras empapadas de sangre".
El desfile del lunes en la capital de la entidad serbobosnia debía celebrarse en presencia del presidente de la República de Serbia, Tomislav Nikolic, quien no oculta tampoco su cercanía política con Rusia.
Sin embargo, no debía participar el primer ministro serbio Aleksandar Vucic, verdadero hombre fuerte del país, que emprendió negociaciones con la Unión Europea al tiempo que se esfuerza por mantenerse en buenos términos con Moscú.
En una carta a Dodik, Vucic le pidió que "proteja con orgullo (...) la República Srpska, así como la paz y la estabilidad en el conjunto de Bosnia".
Antiguo paladín de los europeos ¿irá Dodik más lejos? Ya en varias ocasiones, aludió a la organización en 2018 de un referéndum de "autodeterminación".
"No es un tema de actualidad este año", aseguró el domingo, siempre que "los acontecimientos no aceleren las cosas", precisó.