Los tunecinos, incrédulos ante las primeras elecciones tras caída de Ben Alí


TÚNEZ. - "¿Inscribirme? ¿Por qué? ¿Para votar a quién?", se pregunta Walid. Como la mitad de los siete millones de electores llamados a elegir una Asamblea Constituyente el 23 de octubre, este mecánico no se siente ilusionado con las primeras elecciones libres desde la caída de Ben Alí.



Beji Caid Esebsi
Beji Caid Esebsi
Siete meses después de la caída del presidente Zine el Abidin Ben Ali, sólo el 50% de esos siete millones de votantes potenciales se habían inscrito en las listas electorales el domingo, último día de la operación abierta el 11 de julio pasado.
En un pequeño taller de Ettadhamen, un barrio desfavorecido, Walid, de 21 años, cuenta que participó en el alzamiento que terminó con los 23 años de dictadura de Ben Alí, pero no por ello se interesa por las elecciones.
"Participé en la revolución por un Túnez democrático, grité por la dignidad y la libertad, e incluso lloré de alegría al anunciarse la huida de Ben Alí, ¿pero dónde está el cambio? Sigo siendo pobre, y tal vez lo seré toda mi vida", suspira el joven, mientras se limpia las manos ennegrecidas por el aceite.
Su compañero Anis, de 19 años, tampoco se ha inscrito en las listas electorales.
"No entiendo el objeto de esta elección, ni lo que sucederá después", dice, sudando bajo el sol de agosto en pleno mes de Ramadán. "Aunque no tengo mucha instrucción, me niego a seguir a los demás como un borrego", afirma.
Los tunecinos están llamados a elegir una Asamblea Constituyente, encargada de redactar una nueva Constitución, pero según los observadores falta una hoja de ruta para el futuro.
Ni el gobierno provisional, ni la instancia encargada de las reformas, ni los partidos han explicado claramente a la población el calendario del proceso de transición democrática.
"Veo a gente pelearse en la televisión, no veo ahí al futuro presidente", dice ingenuamente Aisha, una ama de casa que cree que en la próxima elección se designará al nuevo jefe de Estado.
El banquero Mohamed, que fuma nerviosamente su narguile en un café de moda en el barrio de Al Manar, tampoco ve la utilidad de inscribirse para votar.
"Me niego a participar en una pieza escrita por un mal guionista", suelta.
"No confío en este gobierno de viejos, ni en la instancia (Alta Instancia encargada de las reformas políticas), donde la gente se pelea por intereses individuales partidistas, ni tampoco en la justicia", añade.
Tras la calma observada en el segundo gobierno provisional de Beji Caid Esebsi, han vuelto a organizarse manifestaciones, reflejando una crisis de confianza entre la sociedad y las autoridades de transición.
En los eslóganes y pancartas de las últimas manifestaciones en la capital no se hizo ninguna mención a las inscripciones en las listas, ni a las próximas elecciones. Los manifestantes exigen, en cambio, la independencia de la justicia y una purga de los partidarios del RCD, el partido disuelto de Ben Alí, e incluso "una nueva revolución".
La apatía inoculada por el extinto régimen puede explicar también la actitud de los electores. En un salón de té, Saber, un comerciante de 37 años que comparte su noche de Ramadán con su novia, no se muestra para nada interesado.
"Me intereso por todo menos por las elecciones. La vida es demasiado corta como para hacer otra cosa que el amor", dice, mirando intensamente a su novia rubia.
El rechazo a inscribirse en las listas electorales "es el reflejo de un comportamiento de desafío al gobierno transitorio, que no ha tomado en cuenta las consignas de la revolución ni se ha ganado la confianza de los jóvenes", explica a la AFP el sociólogo Mahdi Mabruk.
 
Lunes, 15 de Agosto 2011
AFP (Agencia France-Presse)
           


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