Inicio
Política
Uno de los diseños de Balenciaga para la próxima temporada otoño-invierno.
La colección de Balenciaga para el próximo otoño e invierno, diseñada por Nicolas Ghesquière, estuvo llena de fantasía, con faldas y y blusas de seda impresas con grandes flores y lagartijas de colores trepando a árboles.
Presentó pantalones estrechos ceñidos en el tobillo, túnicas negras bordadas con cristales de colores, chaquetas y vestidos de corte impecable, en tejidos nobles incrustados con retazos de piel negra y a veces con metal plateado, capas con diseños geométricos y abrigos color vino con botones dorados.
Las faldas eran de corte triangular, con ruedos de diferentes largos, conformando una silueta elegante con un cierto toque futurista.
El desfile de Balenciaga, que se desarrolló en el lujoso hotel Crillon, en la Plaza de la Concorde, atrajo a celebridades, entre ellas al actor Orlando Bloom ("El Señor de los anillos"), que vino a admirar a su esposa Miranda Kerr, que tomó parte en el desfile.
El desfile del estilista indio Manish Arora, nombrado en febrero director artístico de la casa Paco Rabanne, empezó con un acto de magia realizado por un ilusionista vestido con una larga capa negra, que hizo aparecer y luego desaparecer a modelos de cajas con rejas de metal.
La magia de ese Houdini (Benjamin Dukhan) logró también que las modelos, después de haber sido desaparecidas, y una de ellas hasta cortada en dos, salían luego desfilando perfectamente peinadas y luciendo trajes deslumbrantes.
El público, que se amontonaba en un estacionamiento en el barrio parisino del Marais, ovacionó tanto los actos de magia como la brillante y elaborada colección de Arora, que empezó desfilando en la Semana de la Moda de Londres antes de trasladarse a París hace cinco años.
Arora, el director indio con más clientes internacionales, que arrancó aplausos en el público, propuso vestidos ceñidos, en seda, terciopelo, piel, bordados con piedras y cristales de colores vibrantes, y suntuosos abrigos, con piedras, plumas y pieles.
"Lo que quería es que la gente se divirtiera, que disfrutara el desfile", dijo Arora a la AFP detrás de bastidores, mientras degustaba champán y recibía abrazos y elogios, y las modelos cambiaban los suntuosos trajes por vaqueros.
Presentó pantalones estrechos ceñidos en el tobillo, túnicas negras bordadas con cristales de colores, chaquetas y vestidos de corte impecable, en tejidos nobles incrustados con retazos de piel negra y a veces con metal plateado, capas con diseños geométricos y abrigos color vino con botones dorados.
Las faldas eran de corte triangular, con ruedos de diferentes largos, conformando una silueta elegante con un cierto toque futurista.
El desfile de Balenciaga, que se desarrolló en el lujoso hotel Crillon, en la Plaza de la Concorde, atrajo a celebridades, entre ellas al actor Orlando Bloom ("El Señor de los anillos"), que vino a admirar a su esposa Miranda Kerr, que tomó parte en el desfile.
El desfile del estilista indio Manish Arora, nombrado en febrero director artístico de la casa Paco Rabanne, empezó con un acto de magia realizado por un ilusionista vestido con una larga capa negra, que hizo aparecer y luego desaparecer a modelos de cajas con rejas de metal.
La magia de ese Houdini (Benjamin Dukhan) logró también que las modelos, después de haber sido desaparecidas, y una de ellas hasta cortada en dos, salían luego desfilando perfectamente peinadas y luciendo trajes deslumbrantes.
El público, que se amontonaba en un estacionamiento en el barrio parisino del Marais, ovacionó tanto los actos de magia como la brillante y elaborada colección de Arora, que empezó desfilando en la Semana de la Moda de Londres antes de trasladarse a París hace cinco años.
Arora, el director indio con más clientes internacionales, que arrancó aplausos en el público, propuso vestidos ceñidos, en seda, terciopelo, piel, bordados con piedras y cristales de colores vibrantes, y suntuosos abrigos, con piedras, plumas y pieles.
"Lo que quería es que la gente se divirtiera, que disfrutara el desfile", dijo Arora a la AFP detrás de bastidores, mientras degustaba champán y recibía abrazos y elogios, y las modelos cambiaban los suntuosos trajes por vaqueros.
