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Marin Minamiya en el monte Manaslu en Nepal
Nada predestinaba a esta joven coqueta a convertirse en alpinista: un padre en el comercio internacional y una infancia que transcurrió en Asia (Malasia, Shanghai y Hong Kong) lejos del mundo del montañismo.
"Mis padres no son alpinistas" cuenta en entrevista a la AFP en Tokio. "Mi familia quedó sorprendida" por este "impensable" proyecto, prosigue Marin, actualmente estudiante en ciencias políticas y económicas en la universidad de Waseda, en la capital nipona, y embajadora de una gran marca de ropa japonesa.
La joven descubrió su gran pasión cuando tenía 13 años, durante una excursión escolar.
Un día "subimos una montaña, y era algo tan refrescante, tan nuevo (...) Me dije: 'Dios mío, no sabía que hubiera tanta belleza en el mundo'".
Tras esta revelación, esta deportista, que practicaba ya natación, equitación o voleibol, empezó a hacer viajes a Nepal y Tíbet, escalando cumbres de 6.000 metros, antes de lanzarse a la conquista del Everest (8.848 m). Se entrenó en todo el mundo. "Al final resulta que había escalado la mayoría de las siete cumbres, y por eso decidí continuar".
Marin Minamiya ha escalado estos puntos culminantes de los siete continentes en un año y medio, de enero de 2015 a julio de 2016, superando así un desafío que nació en los años 1980: el Aconcagua (Sudamérica), el Kilimanjaro (África), el macizo Vinson (Antártida), el monte Kosciuszko (Australia), el Elbruz (Europa), el Everest (Asia) y el Denali (Norteamérica).
Próximo objetivo, el Polo Norte en abril de 2017. "Cuando estaba en Antártida fuí al Polo Sur. Si lo consigo, seré la persona más joven en haber superado el desafío del Explorers Grand Slam", afirma, sonriente.
Solamente 51 personas han logrado esta hazaña desde que lo hiciera el pionero británico David Hempleman-Adams en 1998.
¿Su experiencia más dura? El monte Elbruz (5.642 m) en Rusia.
"Y parecía lo más fácil. Pero era en pleno invierno y las condiciones meteorológicas eran terribles. Tuve que esperar al último día para poder subir, empecé la ascensión a medianoche y llegué a la cumbre a las nueve de la mañana", antes de regresar a toda prisa para "tomar mi avión" por la noche. "Dos días después estaba lista para atacar el Everest".
Marin Minamiya, que celebra su 20 cumpleaños el 20 de diciembre, dice amar el alpinismo para "superar sus límites, combatir sus debilidades", un sentimiento cercano a la "meditación".
"Cada montaña me enseñó una nueva lección y me ha hecho más fuerte" asegura, y exhorta a los jóvenes a seguir su ejemplo.
¿Y ahora? ¿Seguirá la joven japonesa la misma vía?
"Hago alpinismo por placer, era un proyecto de mi juventud, pero ahora tengo otros deseos, como por ejemplo dar la vuelta al mundo en barco de vela" asegura la muchacha, y añade pese a todo que no, que no es una "aventurera".
"Mis padres no son alpinistas" cuenta en entrevista a la AFP en Tokio. "Mi familia quedó sorprendida" por este "impensable" proyecto, prosigue Marin, actualmente estudiante en ciencias políticas y económicas en la universidad de Waseda, en la capital nipona, y embajadora de una gran marca de ropa japonesa.
La joven descubrió su gran pasión cuando tenía 13 años, durante una excursión escolar.
Un día "subimos una montaña, y era algo tan refrescante, tan nuevo (...) Me dije: 'Dios mío, no sabía que hubiera tanta belleza en el mundo'".
Tras esta revelación, esta deportista, que practicaba ya natación, equitación o voleibol, empezó a hacer viajes a Nepal y Tíbet, escalando cumbres de 6.000 metros, antes de lanzarse a la conquista del Everest (8.848 m). Se entrenó en todo el mundo. "Al final resulta que había escalado la mayoría de las siete cumbres, y por eso decidí continuar".
- El gran desafío -
Marin Minamiya ha escalado estos puntos culminantes de los siete continentes en un año y medio, de enero de 2015 a julio de 2016, superando así un desafío que nació en los años 1980: el Aconcagua (Sudamérica), el Kilimanjaro (África), el macizo Vinson (Antártida), el monte Kosciuszko (Australia), el Elbruz (Europa), el Everest (Asia) y el Denali (Norteamérica).
Próximo objetivo, el Polo Norte en abril de 2017. "Cuando estaba en Antártida fuí al Polo Sur. Si lo consigo, seré la persona más joven en haber superado el desafío del Explorers Grand Slam", afirma, sonriente.
Solamente 51 personas han logrado esta hazaña desde que lo hiciera el pionero británico David Hempleman-Adams en 1998.
¿Su experiencia más dura? El monte Elbruz (5.642 m) en Rusia.
"Y parecía lo más fácil. Pero era en pleno invierno y las condiciones meteorológicas eran terribles. Tuve que esperar al último día para poder subir, empecé la ascensión a medianoche y llegué a la cumbre a las nueve de la mañana", antes de regresar a toda prisa para "tomar mi avión" por la noche. "Dos días después estaba lista para atacar el Everest".
- Vuelta al mundo a vela -
Marin Minamiya, que celebra su 20 cumpleaños el 20 de diciembre, dice amar el alpinismo para "superar sus límites, combatir sus debilidades", un sentimiento cercano a la "meditación".
"Cada montaña me enseñó una nueva lección y me ha hecho más fuerte" asegura, y exhorta a los jóvenes a seguir su ejemplo.
¿Y ahora? ¿Seguirá la joven japonesa la misma vía?
"Hago alpinismo por placer, era un proyecto de mi juventud, pero ahora tengo otros deseos, como por ejemplo dar la vuelta al mundo en barco de vela" asegura la muchacha, y añade pese a todo que no, que no es una "aventurera".
