Otros 1.141 niños resultaron heridos en ese mismo periodo. La cifra de víctimas entre las mujeres incluso aumentó un 23 por ciento, a 174 personas muertas y 462 heridas.
En total, el número de víctimas civiles se incrementó un dos por ciento, a 1.662, mientras que la cantidad de heridos bajó un uno por ciento, a 3.581.
Los autores del informe denunciaron que el conflicto afecta actualmente a "casi todas las situaciones cotidianas imaginables". Los civiles mueren o resultan heridos mientras están en sus casas, de viaje, en el colegio, en la mezquita, mientras hacen la compra o juegan, en la oficina o en el campo, en el banco o en el hospital.
Además la ONU destacó por primera vez que sus cifras son "posiblemente conservadoras", por lo que las reales podrían ser más elevadas.
El departamento de los derechos humanos de la ONU necesita tres fuentes independientes para registrar oficialmente una víctima. Sin embargo, esto es cada vez más difícil en las provincias en las que se producen los enfrentamientos dado que cada vez hay menos observadores y voluntarios de la ONU.
Además, los talibanes cada vez controlan más regiones. Esto demuestra lo difícil que es hacerse una idea de la dimensión real de la guerra de Afganistán.
El 67 por ciento de los civiles muertos y heridos se debieron a las acciones de los islamistas, es decir, un 12 por ciento más que en 2016. La ONU atribuye el 43 por ciento de ellos a los talibanes y un 5 por ciento a la milicia terrorista Estado Islámico (EI). En los demás casos no está claro qué grupo islamista es responsable.
El informe refleja también el incremento en todo el país de los atentados de los talibanes y del EI. El 40 por ciento de todas las víctimas murieron por bombas, minas en las calles o explosiones originadas por suicidas.
El 19 por ciento de todas las víctimas, entre muertos y heridos, se registró en la capital, Kabul, debido al elevado número de atentados.
Pero la cifra de víctimas civiles también aumentó en las provincias de Kunduz, Helmand, Kandahar, Nangarhar, Urusgan, Fariab, Herat, Laghman y Farah por las nuevas ofensivas.
No obstante, la ONU alabó a las fuerzas de seguridad afganas que consiguieron proteger mejor a los civiles que en el año anterior. Sin embargo, los expertos señalaron que murieron más civiles en ataques aéreos.
Los bombardeos aéreos contra los talibanes y el EI aumentaron dado que las tropas terrestres afganas están saturadas y desmoralizadas. Según los datos de las Fuerzas Aéreas afganas, son responsables del 48 por ciento de las víctimas por ataques aéreos, y las Fuerzas Aéreas estadounidenses del 37 por ciento.
En total, el número de víctimas civiles se incrementó un dos por ciento, a 1.662, mientras que la cantidad de heridos bajó un uno por ciento, a 3.581.
Los autores del informe denunciaron que el conflicto afecta actualmente a "casi todas las situaciones cotidianas imaginables". Los civiles mueren o resultan heridos mientras están en sus casas, de viaje, en el colegio, en la mezquita, mientras hacen la compra o juegan, en la oficina o en el campo, en el banco o en el hospital.
Además la ONU destacó por primera vez que sus cifras son "posiblemente conservadoras", por lo que las reales podrían ser más elevadas.
El departamento de los derechos humanos de la ONU necesita tres fuentes independientes para registrar oficialmente una víctima. Sin embargo, esto es cada vez más difícil en las provincias en las que se producen los enfrentamientos dado que cada vez hay menos observadores y voluntarios de la ONU.
Además, los talibanes cada vez controlan más regiones. Esto demuestra lo difícil que es hacerse una idea de la dimensión real de la guerra de Afganistán.
El 67 por ciento de los civiles muertos y heridos se debieron a las acciones de los islamistas, es decir, un 12 por ciento más que en 2016. La ONU atribuye el 43 por ciento de ellos a los talibanes y un 5 por ciento a la milicia terrorista Estado Islámico (EI). En los demás casos no está claro qué grupo islamista es responsable.
El informe refleja también el incremento en todo el país de los atentados de los talibanes y del EI. El 40 por ciento de todas las víctimas murieron por bombas, minas en las calles o explosiones originadas por suicidas.
El 19 por ciento de todas las víctimas, entre muertos y heridos, se registró en la capital, Kabul, debido al elevado número de atentados.
Pero la cifra de víctimas civiles también aumentó en las provincias de Kunduz, Helmand, Kandahar, Nangarhar, Urusgan, Fariab, Herat, Laghman y Farah por las nuevas ofensivas.
No obstante, la ONU alabó a las fuerzas de seguridad afganas que consiguieron proteger mejor a los civiles que en el año anterior. Sin embargo, los expertos señalaron que murieron más civiles en ataques aéreos.
Los bombardeos aéreos contra los talibanes y el EI aumentaron dado que las tropas terrestres afganas están saturadas y desmoralizadas. Según los datos de las Fuerzas Aéreas afganas, son responsables del 48 por ciento de las víctimas por ataques aéreos, y las Fuerzas Aéreas estadounidenses del 37 por ciento.