A pesar de los reveses que está sufriendo, el grupo extremista sunita sigue teniendo sin embargo capacidad para atacar, reivindicando el doble atentado que causó al menos 20 muertos, 13 de ellos civiles, cerca del mausoleo chiita de Sayeda Zeinab, a unos 10 kilómetros de Damasco, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
El viernes, la alianza de fuerzas árabes y kurdas, las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), asestaron un duro golpe a la organización yihadista al cercar la ciudad de Manbij y privarla de su principal eje de abastecimiento entre Siria y la Turquía.
Desde el inicio de su ofensiva para reconquistar esta ciudad de la provincia de Alepo el 31 de mayo, las FDS fueron cortando progresivamente todas las carreteras que unen Manbij con las otras zonas controladas por el EI en Siria.
Para el representante de Estados Unidos en la coalición internacional antiyihadista, Brett McGurk, Manbij es una plataforma del EI hacia Europa, donde el grupo yihadista ha reivindicado varios atentados sangrientos.
Pero con el cerco de las FDS, decenas de miles de civiles se encuentran atrapadas en la ciudad asediada, según fuentes locales citadas por el OSDH.
"Los aviones de la coalición internacional bombardean permanentemente Manbij y decenas de miles de civiles permanecen dentro y no puede salir porque todas las carreteras alrededor de la ciudad están cortadas", afirmó a la AFP Rami Abdel Rahman, director del OSDH.
En la ciudad, en manos del EI desde 2014, la población "vive bajo el terror de los bombardeos" según Abdel Rahman.
Miles de sus habitantes huyeron a zonas más seguras antes de que la ciudad fuera sitiada.
"Las panaderías dejaron de funcionar desde el viernes y los alimentos empiezan a escasear", precisó el director de la oenegé.
La batalla para reconquistar Manbij, durante la cual las FDS tomaron el control de 79 localidades, causó 218 muertos -159 yihadistas, 22 combatientes del FDS y 37 civiles, estos últimos muertos en su mayoría en los bombardeos de la coalición-, según el OSDH.
En los alrededores de Manbij, en la carretera que atraviesa los pueblos arrebatados al EI, un periodista de la AFP vio casas totalmente destruidas por los bombardeos.
A 13 km al sureste de Manbij, en la localidad de Jebb Hassan Agha, Munzer Saleh confiesa su alivio tras la liberación. "Estamos muy contentos porque ahora estamos seguros. Esperamos que Manbij será liberada porque tenemos parientes allí", dijo este vecino, rodeado de varios niños.
Explica cómo los yihadistas, cuando controlaban Jebb Hassan Agha, los "acosaban todo el tiempo" porque su pueblo es conocido por el contrabando de cigarrillos, prohibidos por el EI en sus zonas controladas.
"¡Qué Dios los maldiga!", exclama Doha Hajj Ali, otra vecina, con un velo verde. "Decían a las mujeres 'esconded vuestros ojos, hermanas' o 'no tengáis miedo de nosotros, sólo de Dios'. Todo estaba prohibido: el maquillaje, las fiestas, las bodas".
Pero para la mayoría de los habitantes de Jebb Hassan Agha, el principal problema es la falta de comida.
En la entrada del pueblo, un niño de cinco años extiende su mano a los visitantes: "Por favor, señor, denos pan, no hemos comido pan desde hace dos días".
Un poco más lejos, voluntarios de la Media Luna Roja kurda cuidan a los heridos de las minas dejadas por los yihadistas antes de huir de los pueblos.
En la guerra brutal y compleja que está arrasando Siria desde hace cinco años, y que ha causado más de 280.000 muertos, desde hace unas semanas el EI es el principal objetivo de múltiples ofensivas que se están llevando a cabo en varios frentes, por fuerzas apoyadas por Washington pero también por las tropas del régimen, que cuentan con el respaldo de la aviación rusa.
El viernes, la alianza de fuerzas árabes y kurdas, las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), asestaron un duro golpe a la organización yihadista al cercar la ciudad de Manbij y privarla de su principal eje de abastecimiento entre Siria y la Turquía.
Desde el inicio de su ofensiva para reconquistar esta ciudad de la provincia de Alepo el 31 de mayo, las FDS fueron cortando progresivamente todas las carreteras que unen Manbij con las otras zonas controladas por el EI en Siria.
Para el representante de Estados Unidos en la coalición internacional antiyihadista, Brett McGurk, Manbij es una plataforma del EI hacia Europa, donde el grupo yihadista ha reivindicado varios atentados sangrientos.
Pero con el cerco de las FDS, decenas de miles de civiles se encuentran atrapadas en la ciudad asediada, según fuentes locales citadas por el OSDH.
- Todas las carreteras cortadas -
"Los aviones de la coalición internacional bombardean permanentemente Manbij y decenas de miles de civiles permanecen dentro y no puede salir porque todas las carreteras alrededor de la ciudad están cortadas", afirmó a la AFP Rami Abdel Rahman, director del OSDH.
En la ciudad, en manos del EI desde 2014, la población "vive bajo el terror de los bombardeos" según Abdel Rahman.
Miles de sus habitantes huyeron a zonas más seguras antes de que la ciudad fuera sitiada.
"Las panaderías dejaron de funcionar desde el viernes y los alimentos empiezan a escasear", precisó el director de la oenegé.
La batalla para reconquistar Manbij, durante la cual las FDS tomaron el control de 79 localidades, causó 218 muertos -159 yihadistas, 22 combatientes del FDS y 37 civiles, estos últimos muertos en su mayoría en los bombardeos de la coalición-, según el OSDH.
En los alrededores de Manbij, en la carretera que atraviesa los pueblos arrebatados al EI, un periodista de la AFP vio casas totalmente destruidas por los bombardeos.
A 13 km al sureste de Manbij, en la localidad de Jebb Hassan Agha, Munzer Saleh confiesa su alivio tras la liberación. "Estamos muy contentos porque ahora estamos seguros. Esperamos que Manbij será liberada porque tenemos parientes allí", dijo este vecino, rodeado de varios niños.
Explica cómo los yihadistas, cuando controlaban Jebb Hassan Agha, los "acosaban todo el tiempo" porque su pueblo es conocido por el contrabando de cigarrillos, prohibidos por el EI en sus zonas controladas.
"¡Qué Dios los maldiga!", exclama Doha Hajj Ali, otra vecina, con un velo verde. "Decían a las mujeres 'esconded vuestros ojos, hermanas' o 'no tengáis miedo de nosotros, sólo de Dios'. Todo estaba prohibido: el maquillaje, las fiestas, las bodas".
Pero para la mayoría de los habitantes de Jebb Hassan Agha, el principal problema es la falta de comida.
En la entrada del pueblo, un niño de cinco años extiende su mano a los visitantes: "Por favor, señor, denos pan, no hemos comido pan desde hace dos días".
Un poco más lejos, voluntarios de la Media Luna Roja kurda cuidan a los heridos de las minas dejadas por los yihadistas antes de huir de los pueblos.
En la guerra brutal y compleja que está arrasando Siria desde hace cinco años, y que ha causado más de 280.000 muertos, desde hace unas semanas el EI es el principal objetivo de múltiples ofensivas que se están llevando a cabo en varios frentes, por fuerzas apoyadas por Washington pero también por las tropas del régimen, que cuentan con el respaldo de la aviación rusa.