La manifestación tuvo lugar por tercer fin de semana consecutivo. Algunos de los participantes alzaron pancartas en las que se leía: "La gente corrupta debe irse".
Netanyahu es acusado de haber aceptado regalos ilegales de ricos empresarios y de haber intentado influir de manera ilegal en la cobertura de los medios.
El primer ministro israelí ha negado insistentemente estas acusaciones, señalando que hay una "caza de brujas" orquestada por los medios para derrocar a su Gobierno.