Uno de las propuestas de Dolce & Gabbana
La jornada se inició con modelos de la casa Costume National. "La inspiración es el rock'n'roll de los comienzos, pero mirando hacia el futuro", explica el diseñador Ennio Capasa.
"La energía innovadora de los años 50 empalma con la sastrería icónica de Costume National, hecha con cortes al láser", añade.
Los colores son no obstante algo tristones: mucho gris, negro, afortunadamente punteado de un rojo resplandeciente, para un aspecto general sorprendente, así como azul noche.
Se aprecia una originalidad en las piezas clásicas que han perdido pedazos por el camino: la chaqueta de cuero del motociclista que sólo llega hasta el ombligo, la americana sin mangas, y la corbata reducida a una serpentina negra, todo ello hecho en lino, algodón o lana ligera, con algo de nylon y viscosa.
Mucho aire y ambiente veraniego en Dolce&Gabbana. La red del pescador es utilizada bajo todas las formas: chaquetas, camisas, shorts, pantalones, americanas, con juegos de transparencias y corrientes de aire. Los bolsos y las gafas de sol son de gran tamaño.
El dúo de modistas se reapropió el overol del aviador o el mono de los mecánicos en verde y beige. Las materias son algodón, mohair o seda. Los colores: gris, berenjena, verde botella, café, sin olvidar el blanco y el negro.
La camisa blanca es de rigor, sin embargo el modelo estrella inglés David Gandly desfiló en calzoncillos bóxer y mostrando sus músculos, provocando perturbaciones.
Los diseñadores Maurizio Modica y Pierfrancesco Gigliotti, de la casa Frankie Morello, siempre con un toque de locura, imaginaron un mensajero neoyorquino en bicicleta que no sigue las reglas: colores extremos y líneas desestructuradas para enfrentarse a la jungla urbana.
"Nos inspiramos del ambiente de una metrópoli mezclada con el estilo exótico y el mestizaje cultural de Nueva York", explican.
Con estos trajes de colores azul eléctrico, naranja acidulada, rosado bombón no hay riesgos de pasar desapercibidos en las avenidas de la gran ciudad. La cartera del mensajero es gigantesca, el calzón sobresale por encima del pantalón y no se vacila en andar con el torso desnudo.
Un impermeable en plástico transparente servirá en caso de aguacero. El short ajustado del ciclista se combina sin complejos con una chaqueta color vaquero desteñida. El pequeño gorro es perfecto para enfrentarse al fresco de la mañana.
Las superposiciones son infinitas y para un fin de semana en el mar se escogerá una chaqueta estilo marinero de rayas verticales, de color blanco-verde, blanco-rojo o blanco-azul.
Para los insolentes habrá trajes enteros color rosado y para los machos tímidos el mismo, pero en azul-bebé.
El diseñador Christopher Bailey de la casa Burberry propone estampados de estilos amerindios o africanos. Los suéteres parecen adornados con collares a lo Jerónimo y los colores son cálidos: ladrillo, bronce, verde almendra, gris.
Un accesorio indispensable es el gorro de chofer en palma con una borla. La chaqueta se lleva hasta la cintura. Para enfrentarse a la lluvia el clásico impermeable con un toque militar (el cuello) o étnico (incrustado de perlas).
"La energía innovadora de los años 50 empalma con la sastrería icónica de Costume National, hecha con cortes al láser", añade.
Los colores son no obstante algo tristones: mucho gris, negro, afortunadamente punteado de un rojo resplandeciente, para un aspecto general sorprendente, así como azul noche.
Se aprecia una originalidad en las piezas clásicas que han perdido pedazos por el camino: la chaqueta de cuero del motociclista que sólo llega hasta el ombligo, la americana sin mangas, y la corbata reducida a una serpentina negra, todo ello hecho en lino, algodón o lana ligera, con algo de nylon y viscosa.
Mucho aire y ambiente veraniego en Dolce&Gabbana. La red del pescador es utilizada bajo todas las formas: chaquetas, camisas, shorts, pantalones, americanas, con juegos de transparencias y corrientes de aire. Los bolsos y las gafas de sol son de gran tamaño.
El dúo de modistas se reapropió el overol del aviador o el mono de los mecánicos en verde y beige. Las materias son algodón, mohair o seda. Los colores: gris, berenjena, verde botella, café, sin olvidar el blanco y el negro.
La camisa blanca es de rigor, sin embargo el modelo estrella inglés David Gandly desfiló en calzoncillos bóxer y mostrando sus músculos, provocando perturbaciones.
Los diseñadores Maurizio Modica y Pierfrancesco Gigliotti, de la casa Frankie Morello, siempre con un toque de locura, imaginaron un mensajero neoyorquino en bicicleta que no sigue las reglas: colores extremos y líneas desestructuradas para enfrentarse a la jungla urbana.
"Nos inspiramos del ambiente de una metrópoli mezclada con el estilo exótico y el mestizaje cultural de Nueva York", explican.
Con estos trajes de colores azul eléctrico, naranja acidulada, rosado bombón no hay riesgos de pasar desapercibidos en las avenidas de la gran ciudad. La cartera del mensajero es gigantesca, el calzón sobresale por encima del pantalón y no se vacila en andar con el torso desnudo.
Un impermeable en plástico transparente servirá en caso de aguacero. El short ajustado del ciclista se combina sin complejos con una chaqueta color vaquero desteñida. El pequeño gorro es perfecto para enfrentarse al fresco de la mañana.
Las superposiciones son infinitas y para un fin de semana en el mar se escogerá una chaqueta estilo marinero de rayas verticales, de color blanco-verde, blanco-rojo o blanco-azul.
Para los insolentes habrá trajes enteros color rosado y para los machos tímidos el mismo, pero en azul-bebé.
El diseñador Christopher Bailey de la casa Burberry propone estampados de estilos amerindios o africanos. Los suéteres parecen adornados con collares a lo Jerónimo y los colores son cálidos: ladrillo, bronce, verde almendra, gris.
Un accesorio indispensable es el gorro de chofer en palma con una borla. La chaqueta se lleva hasta la cintura. Para enfrentarse a la lluvia el clásico impermeable con un toque militar (el cuello) o étnico (incrustado de perlas).