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La humedad y el comején deterioraron severamente la vieja estructura de madera, a tal punto que las filtraciones de agua eran incontrolables y los cimientos estaban tan débiles que amenazaban con desplomarse. Los marcos de las ventanas –también de madera– estaban tan podridos que a duras penas sujetaban los vidrios.
“La sustitución del monitor central era urgente desde hace diez años, pero no podíamos hacerla por falta de recursos. Fue hasta el año pasado que el Ministerio de Cultura dotó al Museo de ¢15 millones que se utilizaron para financiar el proyecto”, explicó el director de la institución, Luis Núñez.
Transformación. En un período de dos meses, la antigua estructura fue removida y reemplazada por un nuevo monitor fabricado con materiales más resistentes a las inclemencias del tiempo y con un diseño que armoniza arquitectónicamente con el resto del inmueble.
“Los ventanales del nuevo monitor respetan la línea original de influencia neoclásica de los ventanales que están en la fachada y en otras partes de la casa”, detalló el arquitecto del Museo, Carlos Vargas. Además, explicó que el anillo principal, es decir, el armazón, está constituido por vigas de acero y llevan un revestimiento de yeso.
El cielorraso está integrado por diez cuarterones, una especie de subdivisiones rectangulares fabricadas con tablillas de madera de pino curada.
“El diseño lleva un relieve que que le da mayor textura y permite un efecto de claroscuro. La idea es aprovechar la entrada de luz natural a través de los ventanales”, afirmó Vargas.
Sin embargo, se colocaron luminarias entre los cuarterones del cielorraso para una adecuada iluminación durante la noche.
Al ser el vestíbulo principal de la casa, este espacio se readecuó para la exhibición de obras de arte como parte del programa de exposiciones temporales del Museo.
Por esa razón se colocaron también 70 luminarias sujetadas por brazos metálicos y que se utilizarán exclusivamente para la iluminación de las obras de arte.
El director del Museo aseguró que la institución contará para el 2010 con una partida de ¢40 millones que se destinarán específicamente a la segunda etapa de restauración del edificio patrimonial.
“Se cambiará toda la instalación eléctrica y se dotará al inmueble de un sistema de seguridad con sensores de movimiento, alarmas y detectores de humo. Además, es necesario cambiar todas las canoas porque están en muy mal estado”, adelantó Núñez.
El edificio se construyó en 1912 y fue diseñado por el arquitecto Jaime Carranza. También fue la residencia del expresidente de la República Rafael Ángel Calderón Guardia y, desde 1991, funciona como museo.
