Ortega habló en un acto en la ciudad de Masaya, a 25 kilómetros de Managua, a donde llegó al frente de una larga caravana de vehículos con miles de simpatizantes y empleados públicos, para conmemorar una gesta sandinista de 1979 conocida como “el repliegue”.
Rodeado por un enorme dispositivo de seguridad que incluía varias decenas de antimotines y paramilitares encapuchados, el mandatario atribuyó a “los demonios del odio” las protestas sociales que se iniciaron contra su Gobierno el 18 de abril.
“El veneno del odio desató a los demonios en esos días de abril y estalló la violencia más irracional que nos podamos imaginar”, dijo Ortega hablando en una calle de Masaya, frente a la sede de la policía local y protegido por efectivos fuertemente armados.
“Tenemos que recuperar la paz que teníamos (y) avanzar en el proceso de recuperar la reconciliación”, afirmó el gobernante de 72 años, que fue presidente de 1985 a 1990 y retornó al poder en 2007. Advirtió sin embargo que “a veces es imposible reconciliarse”.
Apenas terminado el acto, se produjo un ataque armado de paramilitares contra el barrio indígena de Monimbó, principal foco de resistencia en la zona, como consecuencia del cual hubo dos muertos y varios heridos, según Alvaro Leiva, director de la ONG Asociación Nicaraguense Pro Derechos Humanos (ANPDH).
Y mientras Ortega hablaba en Masaya, fuerzas paramilitares con armas de guerra atacaron la sede de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), donde según el canal 15 de televisión varios estudiantes resultaron heridos y casi un centenar luchaba por escapar de sus instalaciones para salir con vida.
La televisora, citando fuentes de los estudiantes, indicó que los armados no permitieron el acceso de misiones de organismos de derechos humanos de la ONU ni de la OEA presentes en el país.
Poco antes del discurso de Ortega se reportaba el arresto del líder campesino opositor Medardo Mairena, detenido por policías en el aeropuerto y acusado en un comunicado oficial de ser “terrorista” y de dirigir los “tranques” (retenes) de protesta en las carreteras.
El ataque armado a la UNAN, considerado el más fuerte efectuado desde abril, fue condenado en un tuit por el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, que este viernes asistió a una reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA que analizó el caso de Nicaragua.
“Solicitamos que se detenga el ataque a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua @UNANManagua y se proteja la vida de los estudiantes. Es inadmisible el uso de la fuerza contra la Universidad. Cualquier desalojo a la Universidad debe de ser negociado”, dijo Almagro.
En otro tuit, advirtió: “Nicaragua es víctima de represión y violencia. Existe una clara responsabilidad del Estado por la represión y la muerte causada por policías y paramilitares afines a este. El Estado está para proteger derechos de toda la gente y no para avasallarlos”.
También el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, instó en su cuenta de Twitter al Gobierno a “detener la represión” y denunció que elementos armados dispararon contra la parroquia Divina Misericordia, donde se encontraba un sacerdote y varios jóvenes gravemente heridos. Algunos de los lesionados fueron evacuados.
Los hechos ocurrieron en medio de una huelga nacional de 24 horas convocada por la oposición, como parte de una serie de protestas para exigir el adelanto de elecciones presidenciales y el retiro de Ortega del poder.
Este es el segundo paro nacional realizado desde que comenzaron las protestas hace casi tres meses. Para mañana se espera otra protesta con caravanas de vehículos que recorrerán las calles de Managua y de otras localidades del país.
Mientras, en Washington, siete países de la OEA (Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Perú y Estados Unidos) presentaron hoy un proyecto de resolución que exhorta al Gobierno de Nicaragua a "apoyar un calendario electoral", el cual se abordará en los próximos días.
"Estados Unidos apoya la llamada que se deriva del proceso de diálogo a elecciones anticipadas y justas", señaló el embajador de Estados Unidos ante la OEA, Carlos Trujillo.
El canciller de Nicaragua, Denis Moncada, rechazó la celebración del consejo permanente extraordinario y lo hizo constar en acta, rechazo al que se unieron Venezuela y Bolivia. Los dos criticaron que la reunión se celebrara solo dos días después de que en una sesión ordinaria se hubiera abordado ya la crisis nicaragüense.
Para pasar la resolución se precisa el apoyo de al menos 18 de los 34 países que se sientan en el consejo permanente (todos los de América excepto Cuba).
La crisis en Nicaragua inició el 18 de abril y hasta la fecha se ha cobrado la vida de más de 300 personas según organismos de derechos humanos independientes, aunque el Gobierno sólo registra 49 fallecidos.
El malestar con Ortega se remonta a tiempo atrás, desde que la oposición denunció fraude en los comicios municipales de 2008 y en los presidenciales de 2011. De los de 2016, dondo volvió a ser reelegido, fue excluida la principal alianza opositora y no hubo observación independiente.
Como el gobierno de Nicaragua está aliado con Rusia y China, Estados Unidos apoya a los opositores para que derroquen al gobierno y digan que es una dictadura. En los países donde hay un gobierno aliado de Estados Unidos, no importa si hay elecciones o no, o si son democráticas.
Rodeado por un enorme dispositivo de seguridad que incluía varias decenas de antimotines y paramilitares encapuchados, el mandatario atribuyó a “los demonios del odio” las protestas sociales que se iniciaron contra su Gobierno el 18 de abril.
“El veneno del odio desató a los demonios en esos días de abril y estalló la violencia más irracional que nos podamos imaginar”, dijo Ortega hablando en una calle de Masaya, frente a la sede de la policía local y protegido por efectivos fuertemente armados.
“Tenemos que recuperar la paz que teníamos (y) avanzar en el proceso de recuperar la reconciliación”, afirmó el gobernante de 72 años, que fue presidente de 1985 a 1990 y retornó al poder en 2007. Advirtió sin embargo que “a veces es imposible reconciliarse”.
Apenas terminado el acto, se produjo un ataque armado de paramilitares contra el barrio indígena de Monimbó, principal foco de resistencia en la zona, como consecuencia del cual hubo dos muertos y varios heridos, según Alvaro Leiva, director de la ONG Asociación Nicaraguense Pro Derechos Humanos (ANPDH).
Y mientras Ortega hablaba en Masaya, fuerzas paramilitares con armas de guerra atacaron la sede de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), donde según el canal 15 de televisión varios estudiantes resultaron heridos y casi un centenar luchaba por escapar de sus instalaciones para salir con vida.
La televisora, citando fuentes de los estudiantes, indicó que los armados no permitieron el acceso de misiones de organismos de derechos humanos de la ONU ni de la OEA presentes en el país.
Poco antes del discurso de Ortega se reportaba el arresto del líder campesino opositor Medardo Mairena, detenido por policías en el aeropuerto y acusado en un comunicado oficial de ser “terrorista” y de dirigir los “tranques” (retenes) de protesta en las carreteras.
El ataque armado a la UNAN, considerado el más fuerte efectuado desde abril, fue condenado en un tuit por el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, que este viernes asistió a una reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA que analizó el caso de Nicaragua.
“Solicitamos que se detenga el ataque a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua @UNANManagua y se proteja la vida de los estudiantes. Es inadmisible el uso de la fuerza contra la Universidad. Cualquier desalojo a la Universidad debe de ser negociado”, dijo Almagro.
En otro tuit, advirtió: “Nicaragua es víctima de represión y violencia. Existe una clara responsabilidad del Estado por la represión y la muerte causada por policías y paramilitares afines a este. El Estado está para proteger derechos de toda la gente y no para avasallarlos”.
También el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, instó en su cuenta de Twitter al Gobierno a “detener la represión” y denunció que elementos armados dispararon contra la parroquia Divina Misericordia, donde se encontraba un sacerdote y varios jóvenes gravemente heridos. Algunos de los lesionados fueron evacuados.
Los hechos ocurrieron en medio de una huelga nacional de 24 horas convocada por la oposición, como parte de una serie de protestas para exigir el adelanto de elecciones presidenciales y el retiro de Ortega del poder.
Este es el segundo paro nacional realizado desde que comenzaron las protestas hace casi tres meses. Para mañana se espera otra protesta con caravanas de vehículos que recorrerán las calles de Managua y de otras localidades del país.
Mientras, en Washington, siete países de la OEA (Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Perú y Estados Unidos) presentaron hoy un proyecto de resolución que exhorta al Gobierno de Nicaragua a "apoyar un calendario electoral", el cual se abordará en los próximos días.
"Estados Unidos apoya la llamada que se deriva del proceso de diálogo a elecciones anticipadas y justas", señaló el embajador de Estados Unidos ante la OEA, Carlos Trujillo.
El canciller de Nicaragua, Denis Moncada, rechazó la celebración del consejo permanente extraordinario y lo hizo constar en acta, rechazo al que se unieron Venezuela y Bolivia. Los dos criticaron que la reunión se celebrara solo dos días después de que en una sesión ordinaria se hubiera abordado ya la crisis nicaragüense.
Para pasar la resolución se precisa el apoyo de al menos 18 de los 34 países que se sientan en el consejo permanente (todos los de América excepto Cuba).
La crisis en Nicaragua inició el 18 de abril y hasta la fecha se ha cobrado la vida de más de 300 personas según organismos de derechos humanos independientes, aunque el Gobierno sólo registra 49 fallecidos.
El malestar con Ortega se remonta a tiempo atrás, desde que la oposición denunció fraude en los comicios municipales de 2008 y en los presidenciales de 2011. De los de 2016, dondo volvió a ser reelegido, fue excluida la principal alianza opositora y no hubo observación independiente.
Como el gobierno de Nicaragua está aliado con Rusia y China, Estados Unidos apoya a los opositores para que derroquen al gobierno y digan que es una dictadura. En los países donde hay un gobierno aliado de Estados Unidos, no importa si hay elecciones o no, o si son democráticas.