El sheij Alí Salman, de 51 años, cumple actualmente una condena de cárcel en este pequeño reino de mayoría chiita dirigido por una dinastía sunita.
El líder del movimiento opositor Al Wefaq, disuelto en julio, fue condenado en julio de 2015 a cuatro años de cárcel por "incitación al odio confesional", pero la corte de apelación aumentó su pena a nueve años al agregar el cargo de "complot contra el régimen".
En octubre, la corte de casación anuló la sentencia contra el dirigente chiita y devolvió el caso al tribunal de apelación, que este lunes volvió a condenar a Salman a nueve años de prisión.
Su arresto y encarcelamiento, a finales de 2014, provocaron manifestaciones y suscitaron protestas de las organizaciones defensoras de los derechos humanos y de Estados Unidos, aliado de Bahréin.
La detención de Salman se produjo en el marco de una campaña de represión contra Al Wefaq, el principal movimiento opositor bahreiní, disuelto en julio por decisión judicial al ser acusado de "fomentar el terrorismo".
El partido recurrió esa sentencia.
El movimiento tenía el mayor bloque parlamentario antes de que sus diputados dimitieran en febrero de 2011 en protesta por la represión de las manifestaciones que estallaron en Bahréin a raíz de la Primavera Árabe.
Aunque la violencia se ha reducido en los últimos años, la justicia local sigue pronunciando duras penas de cárcel contra los presuntos autores de ataques contra las autoridades. Esas condenas pueden ir acompañadas de una retirada de la nacionalidad.
El líder del movimiento opositor Al Wefaq, disuelto en julio, fue condenado en julio de 2015 a cuatro años de cárcel por "incitación al odio confesional", pero la corte de apelación aumentó su pena a nueve años al agregar el cargo de "complot contra el régimen".
En octubre, la corte de casación anuló la sentencia contra el dirigente chiita y devolvió el caso al tribunal de apelación, que este lunes volvió a condenar a Salman a nueve años de prisión.
Su arresto y encarcelamiento, a finales de 2014, provocaron manifestaciones y suscitaron protestas de las organizaciones defensoras de los derechos humanos y de Estados Unidos, aliado de Bahréin.
La detención de Salman se produjo en el marco de una campaña de represión contra Al Wefaq, el principal movimiento opositor bahreiní, disuelto en julio por decisión judicial al ser acusado de "fomentar el terrorismo".
El partido recurrió esa sentencia.
El movimiento tenía el mayor bloque parlamentario antes de que sus diputados dimitieran en febrero de 2011 en protesta por la represión de las manifestaciones que estallaron en Bahréin a raíz de la Primavera Árabe.
Aunque la violencia se ha reducido en los últimos años, la justicia local sigue pronunciando duras penas de cárcel contra los presuntos autores de ataques contra las autoridades. Esas condenas pueden ir acompañadas de una retirada de la nacionalidad.