BANGKOK, 7 octubre 2009 (AFP) -
"Es la primera vez desde hace dos años que vemos este tipo de debate constructivo sobre cómo hacer funcionar concretamente" el futuro acuerdo mundial sobre el calentamiento global, declaró De Boer en una entrevista con la AFP, a dos meses de la conferencia de Copenhague.
"Espero que podamos mantener este estado de ánimo", agregó el secretario ejecutivo de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Delegados de más de 180 países están reunidos desde hace diez días en la capital tailandesa para abrir la vía a un acuerdo mundial en diciembre en Copenhague -del 7 al 18 de diciembre- que dé continuación al Protocolo de Kioto, que expira a finales de 2012.
Desde que la conferencia de Bali marcó en diciembre de 2007 una "hoja de ruta" para la negociación del nuevo acuerdo, ésta ha chocado con importantes escollos, en particular el desacuerdo entre países ricos y pobres sobre cómo repartirse la reducción de emisiones y cómo pagarla.
Ahora "hay un principio de discusión constructiva sobre financiación", afirmó De Boer.
Precisó, sin embargo, que resulta improbable que los países industrializados anuncien antes de diciembre cuánto dinero darán a los países en vías de desarrollo para mitigar el cambio climático y tomar medidas de adaptación.
La CMNUCC considera que a medio plazo podrían necesitarse varios cientos de millones de dólares anuales.
De Boer advirtió asimismo que la condición esencial de un acuerdo es que los países desarrollados tengan objetivos ambiciosos de reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero.
"Al final, si no hay objetivos ambiciosos de la parte de los países ricos y si no hay una oferta de financiamiento significativo sobre la mesa, todo el edificio se derrumba", explicó.
"Sin financiamiento y sin ambición, la discusión tan constructiva que tenemos aquí no sirve para nada", insistió.
Para De Boer, el debate que está teniendo lugar en Bangkok sobre la arquitectura de un nuevo acuerdo y el futuro del protocolo de Kioto es particularmente alentador.
"Existe una voluntad de hablar, al menos en teoría, de lo que podría ocurrir con todas las cosas positivas que figuran en el protocolo de Kioto si éste no continúa" y es remplazado por un nuevo tratado, considera.
La principal misión de la conferencia de Copenhague, organizada por la CMNUCC, es renovar, y sobre todo aumentar, los compromisos de reducción obligatoria de las emisiones de gases de efecto invernadero de los países industrializados, que en el Protocolo de Kioto comprenden el periodo 2008-2012.
Estados Unidos, que nunca ratificó Kioto, y otros países, como Japón, Australia y Canadá, ya expresaron su deseo de pasar página y de abrir en diciembre un tratado totalmente nuevo.
Por el contrario, los países en vías de desarrollo quieren en su mayoría conservar un protocolo de Kioto modificado, que garantice que los países ricos -considerados como los responsables históricos del actual calentamiento global- intensifiquen sus esfuerzos contra el cambio climático.
mh-jca/dla/feff-acc/js
© 1994-2009 Agence France-Presse
"Es la primera vez desde hace dos años que vemos este tipo de debate constructivo sobre cómo hacer funcionar concretamente" el futuro acuerdo mundial sobre el calentamiento global, declaró De Boer en una entrevista con la AFP, a dos meses de la conferencia de Copenhague.
"Espero que podamos mantener este estado de ánimo", agregó el secretario ejecutivo de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Delegados de más de 180 países están reunidos desde hace diez días en la capital tailandesa para abrir la vía a un acuerdo mundial en diciembre en Copenhague -del 7 al 18 de diciembre- que dé continuación al Protocolo de Kioto, que expira a finales de 2012.
Desde que la conferencia de Bali marcó en diciembre de 2007 una "hoja de ruta" para la negociación del nuevo acuerdo, ésta ha chocado con importantes escollos, en particular el desacuerdo entre países ricos y pobres sobre cómo repartirse la reducción de emisiones y cómo pagarla.
Ahora "hay un principio de discusión constructiva sobre financiación", afirmó De Boer.
Precisó, sin embargo, que resulta improbable que los países industrializados anuncien antes de diciembre cuánto dinero darán a los países en vías de desarrollo para mitigar el cambio climático y tomar medidas de adaptación.
La CMNUCC considera que a medio plazo podrían necesitarse varios cientos de millones de dólares anuales.
De Boer advirtió asimismo que la condición esencial de un acuerdo es que los países desarrollados tengan objetivos ambiciosos de reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero.
"Al final, si no hay objetivos ambiciosos de la parte de los países ricos y si no hay una oferta de financiamiento significativo sobre la mesa, todo el edificio se derrumba", explicó.
"Sin financiamiento y sin ambición, la discusión tan constructiva que tenemos aquí no sirve para nada", insistió.
Para De Boer, el debate que está teniendo lugar en Bangkok sobre la arquitectura de un nuevo acuerdo y el futuro del protocolo de Kioto es particularmente alentador.
"Existe una voluntad de hablar, al menos en teoría, de lo que podría ocurrir con todas las cosas positivas que figuran en el protocolo de Kioto si éste no continúa" y es remplazado por un nuevo tratado, considera.
La principal misión de la conferencia de Copenhague, organizada por la CMNUCC, es renovar, y sobre todo aumentar, los compromisos de reducción obligatoria de las emisiones de gases de efecto invernadero de los países industrializados, que en el Protocolo de Kioto comprenden el periodo 2008-2012.
Estados Unidos, que nunca ratificó Kioto, y otros países, como Japón, Australia y Canadá, ya expresaron su deseo de pasar página y de abrir en diciembre un tratado totalmente nuevo.
Por el contrario, los países en vías de desarrollo quieren en su mayoría conservar un protocolo de Kioto modificado, que garantice que los países ricos -considerados como los responsables históricos del actual calentamiento global- intensifiquen sus esfuerzos contra el cambio climático.
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