El gobernante recorrió localidades del delta del río Misisipi, en Luisiana (sur), donde anunció su decisión de "triplicar los efectivos allí donde el petróleo alcanzó las costas o donde debería llegar en las próximas 24 horas".
La medida permitirá al gobierno intensificar el esfuerzo, ya "histórico", contra el desastre originado el 20 de abril a 80 km de la costa, tras la explosión y posterior hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon, operada por British Petroleum (BP).
Unas 20.000 personas ya han sido desplegadas para contener y ayudar a limpiar el derrame.
En una visita a Grand Isle, Obama prometió a los residentes: "No serán abandonados (...) Los medios podrán cansarse de la historia. Pero nosotros no".
"Sé que ustedes, los habitantes de la costa del Golfo, sufrieron demasiadas pruebas y tragedias", dijo, en referencia al devastador huracán Katrina en 2005.
"Vamos a estar con esto todos los días hasta que la fuga haya terminado, hasta que esta costa esté limpia y sus comunidades hayan recuperado la normalidad", agregó.
En tanto, BP y los equipos que trabajan para sellar el pozo abierto en el suelo marítimo esperan resultados de la operación inédita a 1.500 metros de profundidad.
"Probablemente deberán pasar al menos 48 horas antes de que podamos tener certeza de que lo logramos", indicó el viernes el director del grupo británico, Tony Hayward, a la cadena estadounidense ABC.
El nuevo operativo consta de dos procedimientos diferentes para frenar el crudo que sigue fluyendo en aguas estadounidenses del Golfo de México.
Se trata de bombear lodo sobre el pozo averiado, método que se complementa con otro que consiste en la inyección de residuos. Finalmente, cuando se haya logrado detener el flujo, se sella la tubería rota con cemento, explicó Hayward.
El almirante Thad Allen, ex jefe de la Guardia Costera designado para coordinar las operaciones en el Golfo, dijo a la cadena ABC que el primer método en principio parecía estar funcionando.
"Con el barro lograron empujar los hidrocarburos hacia abajo. El desafío real es poner suficiente barro en el pozo para mantener la presión a un nivel que les permita colocar un tapón de cemento" para sellarlo, explicó.
Según datos del gobierno, al menos 18,6 millones de litros de petróleo se han derramado en el Golfo -mucho más que los 11 millones de galones vertidos en el desastre del Exxon Valdez en 1989.
En medio de la catástrofe ambiental, también crece el temor por la salud de los trabajadores expuestos a dispersantes químicos.
Dos tripulantes de los barcos que ayudan a quemar el petróleo fueron llevados enfermos al hospital este viernes, un día después de que la Guardia Costera de Estados Unidos informó que siete trabajadores fueron atendidos por emergencias médicas.
En tanto, una especialista que trabajó en el desastre ambiental del barco Exxon Valdez en Alaska en 1989, acusó a BP de poner "en peligro" a quienes trabajan en la limpieza del derrame, y aseguró que "el gobierno no dice nada porque no controla lo que sucede en el terreno".
"Cuando se trabaja en un derrame de petróleo, es altamente recomendable hacerlo con máscaras de oxígeno, monos y guantes, incluso si los dispersantes utilizados, que son solventes industriales, son capaces de disolver el plástico. BP ha sido muy irresponsable al dejar que trabajaran sin protección", aseguró la toxicóloga Rikki Ott, consultada por la AFP.
La medida permitirá al gobierno intensificar el esfuerzo, ya "histórico", contra el desastre originado el 20 de abril a 80 km de la costa, tras la explosión y posterior hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon, operada por British Petroleum (BP).
Unas 20.000 personas ya han sido desplegadas para contener y ayudar a limpiar el derrame.
En una visita a Grand Isle, Obama prometió a los residentes: "No serán abandonados (...) Los medios podrán cansarse de la historia. Pero nosotros no".
"Sé que ustedes, los habitantes de la costa del Golfo, sufrieron demasiadas pruebas y tragedias", dijo, en referencia al devastador huracán Katrina en 2005.
"Vamos a estar con esto todos los días hasta que la fuga haya terminado, hasta que esta costa esté limpia y sus comunidades hayan recuperado la normalidad", agregó.
En tanto, BP y los equipos que trabajan para sellar el pozo abierto en el suelo marítimo esperan resultados de la operación inédita a 1.500 metros de profundidad.
"Probablemente deberán pasar al menos 48 horas antes de que podamos tener certeza de que lo logramos", indicó el viernes el director del grupo británico, Tony Hayward, a la cadena estadounidense ABC.
El nuevo operativo consta de dos procedimientos diferentes para frenar el crudo que sigue fluyendo en aguas estadounidenses del Golfo de México.
Se trata de bombear lodo sobre el pozo averiado, método que se complementa con otro que consiste en la inyección de residuos. Finalmente, cuando se haya logrado detener el flujo, se sella la tubería rota con cemento, explicó Hayward.
El almirante Thad Allen, ex jefe de la Guardia Costera designado para coordinar las operaciones en el Golfo, dijo a la cadena ABC que el primer método en principio parecía estar funcionando.
"Con el barro lograron empujar los hidrocarburos hacia abajo. El desafío real es poner suficiente barro en el pozo para mantener la presión a un nivel que les permita colocar un tapón de cemento" para sellarlo, explicó.
Según datos del gobierno, al menos 18,6 millones de litros de petróleo se han derramado en el Golfo -mucho más que los 11 millones de galones vertidos en el desastre del Exxon Valdez en 1989.
En medio de la catástrofe ambiental, también crece el temor por la salud de los trabajadores expuestos a dispersantes químicos.
Dos tripulantes de los barcos que ayudan a quemar el petróleo fueron llevados enfermos al hospital este viernes, un día después de que la Guardia Costera de Estados Unidos informó que siete trabajadores fueron atendidos por emergencias médicas.
En tanto, una especialista que trabajó en el desastre ambiental del barco Exxon Valdez en Alaska en 1989, acusó a BP de poner "en peligro" a quienes trabajan en la limpieza del derrame, y aseguró que "el gobierno no dice nada porque no controla lo que sucede en el terreno".
"Cuando se trabaja en un derrame de petróleo, es altamente recomendable hacerlo con máscaras de oxígeno, monos y guantes, incluso si los dispersantes utilizados, que son solventes industriales, son capaces de disolver el plástico. BP ha sido muy irresponsable al dejar que trabajaran sin protección", aseguró la toxicóloga Rikki Ott, consultada por la AFP.