"Todos los canales de comunicación con el Estado turco están cerrados. No tenemos ningún contacto más" y "hemos vuelto a un estado de guerra", según Cemil Bayik, quien respondió a las preguntas del diario francés en su bastión de las montañas Kandil, en el extremo norte del Kurdistán iraquí, en la frontera con Irán.
"El Estado turco dejó de estar en una lógica de negociaciones o de soluciones y pasó a estar en una lógica de eliminación del movimiento kurdo", agregó Bayik, para quien el PKK lleva a cabo actualmente un "combate existencial".
"Tenemos previsto anunciar próximamente la creación de un frente revolucionario de resistencia con otras organizaciones del interior y el exterior de Turquía, las cuales comparten nuestro combate y lucharán con nosotros contra el régimen" del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, añadió, sin brindar mayores precisiones.
Según fuentes de las fuerzas de seguridad, más de cien presuntos rebeldes del PKK han sido abatidos en los últimos días en una operación sin precedentes del ejército y la policía de Turquía en varias ciudades de la península de Anatolia, fronteriza con Siria e Irak.
La ofensiva también ha dejado víctimas entre la población civil y en las filas del ejército.
En 2012, el inicio de conversaciones entre Ankara y el PKK había alimentado la esperanza de un posible final del conflicto kurdo, que dejó más de 40.000 muertos desde 1984.
No obstante, el 20 de julio, un atentado suicida atribuido al grupo yihadista Estado Islámico (EI) causó la muerte de 32 militantes prokurdos en Suruç, en la frontera con Siria.
Un sector del PKK replicó matando a dos policías y acusando a Turquía de apoyar a los yihadistas, tras lo cual Ankara lanzó una "guerra contra el terrorismo" y prometió "destruir" al PKK.
Desde entonces se reanudaron los actos de violencia en el sureste del país, mayoritariamente kurdo. El PKK desmintió haber favorecido esta escalada y habló de actos llevados a cabo en "defensa propia".
"El Estado turco dejó de estar en una lógica de negociaciones o de soluciones y pasó a estar en una lógica de eliminación del movimiento kurdo", agregó Bayik, para quien el PKK lleva a cabo actualmente un "combate existencial".
"Tenemos previsto anunciar próximamente la creación de un frente revolucionario de resistencia con otras organizaciones del interior y el exterior de Turquía, las cuales comparten nuestro combate y lucharán con nosotros contra el régimen" del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, añadió, sin brindar mayores precisiones.
Según fuentes de las fuerzas de seguridad, más de cien presuntos rebeldes del PKK han sido abatidos en los últimos días en una operación sin precedentes del ejército y la policía de Turquía en varias ciudades de la península de Anatolia, fronteriza con Siria e Irak.
La ofensiva también ha dejado víctimas entre la población civil y en las filas del ejército.
En 2012, el inicio de conversaciones entre Ankara y el PKK había alimentado la esperanza de un posible final del conflicto kurdo, que dejó más de 40.000 muertos desde 1984.
No obstante, el 20 de julio, un atentado suicida atribuido al grupo yihadista Estado Islámico (EI) causó la muerte de 32 militantes prokurdos en Suruç, en la frontera con Siria.
Un sector del PKK replicó matando a dos policías y acusando a Turquía de apoyar a los yihadistas, tras lo cual Ankara lanzó una "guerra contra el terrorismo" y prometió "destruir" al PKK.
Desde entonces se reanudaron los actos de violencia en el sureste del país, mayoritariamente kurdo. El PKK desmintió haber favorecido esta escalada y habló de actos llevados a cabo en "defensa propia".