Un cuadro de Georges Braque de 1909
Unas 200 pinturas de Braque (1882-1963) integran esta muestra presentada en el Grand Palais y que abarca toda la carrera del pintor francés.
Desde sus inicios en el fauvismo hasta el sombrío paisaje hallado en el caballete del artista el día de su muerte, Braque fue "un hombre discreto, introvertido y fiel amigo", según Brigitte Leal, directora adjunta del museo nacional de arte moderno de París y curadora de la exposición.
París no había organizado una retrospectiva completa del artista desde la realizada en 1973 en el museo de la Orangerie. La exposición, abierta hasta el 6 de enero, "aboga por una indispensable rehabilitación del artista, iniciada hace poco en Francia y ya consolidada en Estados Unidos", destaca Leal. La obra de Braque está "subestimada" -explica- porque es "exigente", "reacia a lo anecdótico" y "púdica".
Nacido en Argenteuil cerca de París, Georges Braque era nieto e hijo de pintores de obra. La Maison Braque, en Le Havre (oeste), decoraba fachadas, realizaba imitaciones de madera o pintaba carteles. Braque aprendió allí las técnicas del oficio.
En 1900, se instala en París para terminar su aprendizaje de pintor decorativo. Descubre a los pintores "fauvistas" en el Salón de Otoño de 1905 y sigue sus pasos con talento. Pinta paisajes del sur de Francia, igual que Paul Cezanne.
"Braque entra de lleno en la pintura tras los pasos de Cézanne, que será su modelo toda su vida", declara Leal.
"Tras el impresionismo, el legado de Cázanne, que muere en 1906, es la vuelta a la geometría y a la construcción", explica la curadora.
"Pequeños cubos"
Cuando Braque vuelve a pintar paisajes del sur de Francia en 1908, su estilo ya cambió. El paisaje está reducido a los volúmenes, la perspectiva tradicional desaparece, igual que lo anecdótico.
Al descubrir la exposición sobre Braque presentada por Guillaume Apollinaire en la galería Kahnweiler en 1908, Henri Matisse habla de "pequeños cubos". Un crítico retoma la expresión: la palabra cubismo había nacido.
El año anterior, en 1907, Braque conoció a Picasso, a través de Apollinaire. El español trabajaba entonces en el famoso "Las Señoritas de Aviñón", obra revolucionaria considerada como el primer cuadro cubista.
Braque replica a la enorme tela de su amigo con "El gran desnudo" (1907-1908), un experimento dentro de una obra en la que no abundan las figuras.
No existe ningún retrato de su esposa, ni tampoco autorretratos. Durante la Segunda Guerra Mundial pinta un "Hombre con caballete" pero el hombre está de espaldas.
Picasso y Braque avanzan juntos hasta 1913. Descomponen las formas en facetas y reducen los colores a tonos de grises y verdes. Pero no llegan a la abstracción, perduran elementos figurativos.
En 1912, Braque inventa la técnica de papel pegado, técnica que también utilizará a partir del año siguiente otro de los padres del cubismo, el español Juan Gris.
Movilizado para la guerra en 1914 y gravemente herido en 1915, Braque retoma los pinceles en 1917. "La música", un cuadro magistral, marca el regreso del color.
En 1930, sus naturalezas muertas se vuelven más decorativas. Durante la ocupación alemana de la Segunda Guerra Mundial, se refugia en Varengeville-sur-Mer, y pinta su taller vanidades y pescados.
En la posguerra, el escritor Jean Paulhan designa a Braque como el "patrón" del arte moderno francés. El Louvre le encarga la decoración de un techo y cuando muere en 1963 su funeral es nacional, con discurso de André Malraux.
Según Leal, "su estatuto de artista oficial de la Francia de la época de De Gaulle le hizo indudablemente sombra a los ojos de la generación contestataria que le siguió", cayendo durante varias décadas en un relativo olvido.
Desde sus inicios en el fauvismo hasta el sombrío paisaje hallado en el caballete del artista el día de su muerte, Braque fue "un hombre discreto, introvertido y fiel amigo", según Brigitte Leal, directora adjunta del museo nacional de arte moderno de París y curadora de la exposición.
París no había organizado una retrospectiva completa del artista desde la realizada en 1973 en el museo de la Orangerie. La exposición, abierta hasta el 6 de enero, "aboga por una indispensable rehabilitación del artista, iniciada hace poco en Francia y ya consolidada en Estados Unidos", destaca Leal. La obra de Braque está "subestimada" -explica- porque es "exigente", "reacia a lo anecdótico" y "púdica".
Nacido en Argenteuil cerca de París, Georges Braque era nieto e hijo de pintores de obra. La Maison Braque, en Le Havre (oeste), decoraba fachadas, realizaba imitaciones de madera o pintaba carteles. Braque aprendió allí las técnicas del oficio.
En 1900, se instala en París para terminar su aprendizaje de pintor decorativo. Descubre a los pintores "fauvistas" en el Salón de Otoño de 1905 y sigue sus pasos con talento. Pinta paisajes del sur de Francia, igual que Paul Cezanne.
"Braque entra de lleno en la pintura tras los pasos de Cézanne, que será su modelo toda su vida", declara Leal.
"Tras el impresionismo, el legado de Cázanne, que muere en 1906, es la vuelta a la geometría y a la construcción", explica la curadora.
"Pequeños cubos"
Cuando Braque vuelve a pintar paisajes del sur de Francia en 1908, su estilo ya cambió. El paisaje está reducido a los volúmenes, la perspectiva tradicional desaparece, igual que lo anecdótico.
Al descubrir la exposición sobre Braque presentada por Guillaume Apollinaire en la galería Kahnweiler en 1908, Henri Matisse habla de "pequeños cubos". Un crítico retoma la expresión: la palabra cubismo había nacido.
El año anterior, en 1907, Braque conoció a Picasso, a través de Apollinaire. El español trabajaba entonces en el famoso "Las Señoritas de Aviñón", obra revolucionaria considerada como el primer cuadro cubista.
Braque replica a la enorme tela de su amigo con "El gran desnudo" (1907-1908), un experimento dentro de una obra en la que no abundan las figuras.
No existe ningún retrato de su esposa, ni tampoco autorretratos. Durante la Segunda Guerra Mundial pinta un "Hombre con caballete" pero el hombre está de espaldas.
Picasso y Braque avanzan juntos hasta 1913. Descomponen las formas en facetas y reducen los colores a tonos de grises y verdes. Pero no llegan a la abstracción, perduran elementos figurativos.
En 1912, Braque inventa la técnica de papel pegado, técnica que también utilizará a partir del año siguiente otro de los padres del cubismo, el español Juan Gris.
Movilizado para la guerra en 1914 y gravemente herido en 1915, Braque retoma los pinceles en 1917. "La música", un cuadro magistral, marca el regreso del color.
En 1930, sus naturalezas muertas se vuelven más decorativas. Durante la ocupación alemana de la Segunda Guerra Mundial, se refugia en Varengeville-sur-Mer, y pinta su taller vanidades y pescados.
En la posguerra, el escritor Jean Paulhan designa a Braque como el "patrón" del arte moderno francés. El Louvre le encarga la decoración de un techo y cuando muere en 1963 su funeral es nacional, con discurso de André Malraux.
Según Leal, "su estatuto de artista oficial de la Francia de la época de De Gaulle le hizo indudablemente sombra a los ojos de la generación contestataria que le siguió", cayendo durante varias décadas en un relativo olvido.