"Convenimos con el presidente la necesidad de unos pocos días más para finalizar de una vez la discusión sobre asuntos (de políticas) de manera que podamos darle a nuestro país un Gobierno de cambio", dijo Di Maio tras reunirse con el presidente italiano, Sergio Mattarella.
"Hay plazos internacionales que nos obligan a apurarnos", agregó el dirigente. Se especulaba además con que hoy se conocería quién sería propuesto para el cargo del primer ministro, pero Di Maio detalló que el nombre no se hará público.
"Lo último que queremos es llevar de paseo al presidente y llevar de paseo a los italianos diciéndoles que acordamos en todo", señaló por su parte el líder la Liga, Matteo Salvini, que lamentó además la existencia de "diferentes posturas en puntos importantes".
Di Maio y Salvini hablaron tras reunirse por separado con Mattarella, en medio de la expectativa de que los encuentros lleven a una solución y permitan anunciar un candidato de compromiso para el cargo de primer ministro.
Pero Salvini dijo que los desacuerdos giran más en torno a políticas que a nombres, entre ellos en temas como migración, la actitud hacia la Unión Europea (UE), el sistema judicial y la utilidad de nuevos gastos en infraestructura.
Asmismo, dijo que la Liga quiere "mano libre" para establecer medidas duras contra la inmigración ilegal y espera que el nuevo Gobierno le haga frente a Bruselas en defensa de la industria nacional y contra las reglas de disciplina fiscal.
"Trabajamos noche y día" para resolver estas diferencias con el M5S, agregó Salvini.
El M5S se considera a sí mismo un movimiento "post ideológico", pero algunas de las políticas pro empresa de la Liga serían difíciles de digerir para una parte considerable de su electorado, inclinado a la izquierda y de tendencia ecologista.
No obstante, ambos partidos son euroescépticos y coinciden en revertir una impopular reforma del sistema de pensiones, pese a las advertencias de expertos de que eso significaría un golpe a las cuentas públicas y agravaría la gigantesca deuda pública.
Di Maio dijo que cualquier acuerdo con la Liga necesita el respaldo de los afiliados del M5S mediante una votación online, mientras que Salvini dijo que estaba haciendo un sacrificio para mantener vivas las conversaciones.
Dadas las encuestas favorables a la Liga, consideró que su partido debería ser el primero en proponer a Mattarella que convoque a nuevas elecciones "tan pronto como sea posible" en caso de que fracasen las negociaciones, dijo Salvini.
Se ha especulado con que ni Di Maio ni el jefe de la Liga, Matteo Salvini, asumirán el cargo de jefe de Gobierno, sino que lo hará una tercera persona.
Ambas agrupaciones rechazan la alternativa que propone Mattarella de nombrar una administración apartidista para dirigir el Gobierno hasta finales de año y después convocar nuevas elecciones.
La Liga y el M5S -que nació con la promesa de luchar contra la corrupción en la política- tienen mayoría parlamentaria, por lo que no dependen de los votos de otro partido para formar Gobierno.
"Hay plazos internacionales que nos obligan a apurarnos", agregó el dirigente. Se especulaba además con que hoy se conocería quién sería propuesto para el cargo del primer ministro, pero Di Maio detalló que el nombre no se hará público.
"Lo último que queremos es llevar de paseo al presidente y llevar de paseo a los italianos diciéndoles que acordamos en todo", señaló por su parte el líder la Liga, Matteo Salvini, que lamentó además la existencia de "diferentes posturas en puntos importantes".
Di Maio y Salvini hablaron tras reunirse por separado con Mattarella, en medio de la expectativa de que los encuentros lleven a una solución y permitan anunciar un candidato de compromiso para el cargo de primer ministro.
Pero Salvini dijo que los desacuerdos giran más en torno a políticas que a nombres, entre ellos en temas como migración, la actitud hacia la Unión Europea (UE), el sistema judicial y la utilidad de nuevos gastos en infraestructura.
Asmismo, dijo que la Liga quiere "mano libre" para establecer medidas duras contra la inmigración ilegal y espera que el nuevo Gobierno le haga frente a Bruselas en defensa de la industria nacional y contra las reglas de disciplina fiscal.
"Trabajamos noche y día" para resolver estas diferencias con el M5S, agregó Salvini.
El M5S se considera a sí mismo un movimiento "post ideológico", pero algunas de las políticas pro empresa de la Liga serían difíciles de digerir para una parte considerable de su electorado, inclinado a la izquierda y de tendencia ecologista.
No obstante, ambos partidos son euroescépticos y coinciden en revertir una impopular reforma del sistema de pensiones, pese a las advertencias de expertos de que eso significaría un golpe a las cuentas públicas y agravaría la gigantesca deuda pública.
Di Maio dijo que cualquier acuerdo con la Liga necesita el respaldo de los afiliados del M5S mediante una votación online, mientras que Salvini dijo que estaba haciendo un sacrificio para mantener vivas las conversaciones.
Dadas las encuestas favorables a la Liga, consideró que su partido debería ser el primero en proponer a Mattarella que convoque a nuevas elecciones "tan pronto como sea posible" en caso de que fracasen las negociaciones, dijo Salvini.
Se ha especulado con que ni Di Maio ni el jefe de la Liga, Matteo Salvini, asumirán el cargo de jefe de Gobierno, sino que lo hará una tercera persona.
Ambas agrupaciones rechazan la alternativa que propone Mattarella de nombrar una administración apartidista para dirigir el Gobierno hasta finales de año y después convocar nuevas elecciones.
La Liga y el M5S -que nació con la promesa de luchar contra la corrupción en la política- tienen mayoría parlamentaria, por lo que no dependen de los votos de otro partido para formar Gobierno.